El domingo 8 de mayo, tras una maratónica audiencia preliminar, a cuatro de las seis personas detenidas por el asesinato de la dirigente indígena Lenca, Berta Cáceres, se les dictó auto de formal procesamiento con prisión preventiva. Uno de los procesados es Sergio Rodríguez, gerente social y ambiental de la empresa Desarrollo Energéticos S.A. (DESA), […]
El domingo 8 de mayo, tras una maratónica audiencia preliminar, a cuatro de las seis personas detenidas por el asesinato de la dirigente indígena Lenca, Berta Cáceres, se les dictó auto de formal procesamiento con prisión preventiva.
Uno de los procesados es Sergio Rodríguez, gerente social y ambiental de la empresa Desarrollo Energéticos S.A. (DESA), impulsora del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca. Otros dos son militares. Uno de ellos, Douglas Geovanny Bustillo, es teniente retirado del ejército y ex subjefe de seguridad de DESA, mientras que Mariano Díaz Chávez es mayor de las Fuerzas Especiales de las FFAA e instructor de la Policía Militar del Orden Público (PMOP).
Edilson Duarte Meza y su hermano Emerson Duarte Meza, los supuestos gatilleros, serán presentados próximamente ante el juez.
Esta situación parece avalar la hipótesis, sostenida con fuerza por la familia de Berta Cáceres y el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), del involucramiento directo de DESA y el Estado en el asesinato de la luchadora social y defensora de derechos humanos.
Es por eso que tanto la familia como el Copinh siguen insistiendo en la necesidad de que se instale una comisión internacional de investigación independiente e imparcial, y que se cierre de manera definitiva el proyecto hidroeléctrico. También que se investiguen y castiguen a los mandantes intelectuales que planearon y financiaron el crimen
Pocas horas después de la resolución judicial, el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca emitió un comunicado en el que prácticamente desconoce la decisión de la jueza, señalando que «confía en que la justicia llegará a los verdaderos culpables de este lamentable suceso».
«Tenemos que acabar con esta impunidad»
Durante el encuentro que la Misión internacional de observación de derechos humanos tuvo con la familia de Berta Cáceres, la LINyM conversó con doña Austrabertha Flores, madre de la dirigente indígena asesinada el pasado 2 de marzo.
-¿Cuál es su reacción ante esta primera fase del proceso?
-Es el resultado de la presión enorme que ejercieron tanto la familia como todas las organizaciones nacionales e internacionales que nos han acompañado en esta lucha.
Sin embargo, se trata solamente de un primer paso, porque consideramos que solamente se capturaron a los ejecutores materiales del asesinato. Falta que se investiguen a los verdaderos autores intelectuales, o sea a los que pagaron para que mataran a mi hija.
-¿De dónde cree que vino la orden de matar?
-No me cabe duda de que vino de (la empresa) DESA, del mismo Estado y de los grupos económicos de este país. Aunque esto no me devuelva a mi hija, es necesario para sentar un precedente de que sí es posible derrotar la impunidad.
Estamos viviendo en medio de una dictadura criminal que es herencia del golpe, que militariza la sociedad, mientras la inmensa mayoría de hondureños y hondureñas muere de hambre y por falta de medicinas.
El mundo tiene que saber quiénes ejecutaron a mi hija solamente por ser una defensoras de los derechos humanos, de los bienes comunes de la naturaleza, de los derechos de los pueblos indígenas, de las mujeres y la juventud.
¡Mientras esto no suceda no habrá justicia!
-¿Siguen demandando la conformación de una comisión de investigación independiente?
-Por supuesto. Tenemos dudas sobre los investigadores de este país y necesitamos urgentemente que venga esta comisión investigadora independiente e imparcial, para escudriñar hasta el último culpable de este horrendo asesinato.
-Han pasado más de dos meses del asesinato de Berta…
-Han sido meses difíciles. Como madre, cada día es un intenso dolor, una falta sin límites. Siempre vivió conmigo….solo me queda seguir batallando, luchando con toda mi familia, con todos los pueblos que nos acompañan, exigiendo que se haga justicia, que no se sigan cometiendo delitos, que cese la impunidad.
-¿Cuál es el recuerdo más vivo de ella?
-La ayudé a parir tres de sus cuatro hijos… solo Salvadorcito casi lo tuvo en un carro por andar siempre en sus carreras… y lo tuvo en el Hospital Escuela. Los cipotes siguieron viviendo conmigo y por eso me dicen mama Bertha.
La otra cosa es que unos momentos antes de su asesinato estuvo conmigo. Me estuvo platicando de la persecución, del temor que tenía que de un momento a otro podían asesinarla…
-¿Así le dijo?
-Así me dijo. Que tenía miedo por sus cipotes y esto la dejaba en un estado de incertidumbre. Sin embargo, nunca paró su trabajo y continuó con su trabajo, su compromiso y solidaridad con los pueblos.
-Es impresionante la muestra de solidaridad nacional e internacional tras su asesinato…
-Hubo un desborde tremendo de solidaridad. Fue una verdadera lidereza, la gente del Copinh le tenía una gran confianza. Ha dejado sembrado un ejemplo de lucha, para continuar sacando a este país del hoyo en el que nos ha metido este dictador, que sigue entregando nuestros territorios a las grandes multinacionales y terratenientes locales.
Agradezco infinitamente toda esta solidaridad.
Los asesinos de Berta se han equivocado, porque ella vive y seguirá viviendo en todos los corazones de las y los que luchan en el mundo. Así que la lucha continúa, hasta que caiga este gobierno dictatorial y que tengamos un verdadero cambio.
Fuente: LINyM
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