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Perú

Un debate nauseabundo

Fuentes: Rebelión

Es claro que el tema educativo está profundamente enraizado en la vida nacional. Y que la crisis del sector, no constituye un elemento superficial ni anecdótico. Y es claro también que mientras en el Perú se apliquen las «recetas» neoliberales, los problemas en el sector no serán seriamente encarados, cualquiera sea el titular del portafolio. […]

Es claro que el tema educativo está profundamente enraizado en la vida nacional. Y que la crisis del sector, no constituye un elemento superficial ni anecdótico. Y es claro también que mientras en el Perú se apliquen las «recetas» neoliberales, los problemas en el sector no serán seriamente encarados, cualquiera sea el titular del portafolio.

Hoy se registra más de un millón y medio de niños fuera del sistema educativo, un tercio de escolares que sufren de desnutrición crónica, casi 800 mil escuelas con infraestructura severamente dañada; en una circunstancia en la que en cada distrito se multiplican discotecas y casinos, en tanto que no existen bibliotecas municipales. Los programas de la TV, por lo demás, no educan, sino más bien alientan la incultura y el ocio.

Ni el gobierno de PPK ni otro del mismo corte, podrán encarar los asuntos esenciales del rubro, ni siquiera a través de una gestión formalmente «eficiente». La administración Saavedra -u otra parecida- podrá lograr algunos avances curriculares, o ciertos «éxitos » de orden académico; pero los grandes temas: la liquidación del analfabetismo, el afán de convertir la educación en una mercancía y obrar en ella con criterio de lucro, o el situar el servicio educativo como un derecho en beneficio de todos los peruanos; solo será posible a través de una política de largo aliento que rompa con los esquemas formales, y abra paso a la transformación revolucionaria de la sociedad.

Nada de eso debe impedirnos, sin embargo, definir criterio en torno a lo que está ocurriendo en el área de la educación nacional. Muy por el contrario, tenemos el deber de ubicar cada uno de los asuntos planteados en la discusión de hoy, sin perder de vista el escenario global. El objetivo esencial, no es «defender a Saavedra», sino luchar abiertamente -y con la mayor fuerza posible- para impedir la concreción de los objetivos de la Mafia

El análisis de estos problemas y el cuadro que se vive, nos lleva entonces a afirmar categóricamente, que la «discusión parlamentaria» que los peruanos pudimos seguir por la «Tele» el pasado miércoles 7, fue simplemente un debate nauseabundo.

Ver «en vivo y en directo» a los cabecillas de las mafias más corruptas «denunciar» la existencia de «bandas organizadas para delinquir» en el sector educación, fue como aludir a la voz de la experiencia: quienes organizaron esos grupos desde los años 90 del siglo pasado, salen hoy a ponerlas en evidencia porque fueron detectadas, y aún denunciadas.

Así ocurrió, en efecto, en el caso de Ruth Vilca Tasayco, señalada ahora como «corrupta» funcionaria, que comenzara a «operar» nombrada como función aria del Estado por Alerto Fujimori, y protegida por la Mafia en todos estos años. Ella, fue, además, figura en el reciente proceso electoral al lado de la hoy parlamentaria Keikista Úrsula Letona. Y ahora, es usada como «prueba irrebatible» de corrupción en el sector educación. Y es que fue, en efecto, ubicada a tiempo y puesta a disposición de los órganos de control competentes, el 23 de noviembre pasado.

La Mafia Fujimorista no actúa en función de los intereses del país, ni por el progreso de la educación pública, que le importa una higa. Aspira tan sólo a debilitar al máximo al gobierno con la idea de traerlo abajo y promover un nuevo proceso electoral que le permita ungir en el Poder a Keiko Fujimori.

Lo que no pudo hacer mediante métodos formales el 2011 y el 2016, busca lograrlo ahora alentando la «vacancia presidencial». Para ese efecto, se vale de la ostentosa «mayoría parlamentaria», que construyó ilegalmente.

Nunca estará demás repetir las cifras para comprenderlo mejor: Keiko Fujimori obtuvo en los comicios de abril el 26.3 % de los votos Pero el Jurado Nacional de Elecciones le adjudicó un 39.8% arguyendo que se computaba en su provecho, el porcentaje que «le correspondía» de votos nulos, viciados y en blanco. Ese «operativo» fue a consecuencia del plan ideado por la clase dominante, y orientado a imponer en Palacio de Gobierno a la Primera Dama de la dictadura del «chinito de la yuca».

El segundo paso -hay que recordarlo- fue aún más letal. El Partido se Keiko alcanzó solo el 23.6% de los votos para el Congreso de la República, pero el mismo «poder electoral» le adjudicó un 56% de los votos, para «reconocerle» 73 congresistas de un total de 130, otorgándole así la mayoría absoluta del Parlamento Unicameral.

Esta segunda acción estaba tramada desde un inicio y tenía un sólo propósito: darle al Keikismo el control del Poder Legislativo, independientemente, incluso de la votación presidencial que alcanzara su candidata. En otras palabras: ¡Todo el Poder para la Mafia a fin de convertir al Perú en un Narco Estado! Era esa «la misión» de la Clase Dominante

Con estos perversos procedimientos, la Mafia pudo construir en el Congreso, una mayoría obsecuente y servil; pero, además, extremadamente mediocre, inculta y -sobre todo- corrupta, malcriada y agresiva.

Congresistas como Luis Galarreta, Bienvenido Ramírez, Hector Becerril, Lourdes Alcorta, Úrsula Letona y sus socios de desventura liderados por Mauricio Mulder; fueron los encargados de la artillería más insensata, y disparatada, sosteniendo apenas dos tesis: a) que el ministro Saavedra era culpable de las deficiencias que se registran en la preparación de los Juegos Panamericanos y b) Responsable de «la corrupción» detectada en el sector. Por extensión, el gobierno de PPK, en sus 100 días de gestión, «no ha sido capaz de resolver estos graves problemas».

Es bueno que se recuerde ahora que bajo el imperio del fujmorato la «política educativa» tuvo signos inequívocos: Intervino, administrativa y militarmente, las principales universidades públicas, consumó masacres contra estudiantes y profesores; colocó autoridades a dedo, y las hizo desfilar -por corrupción o por miedo- en El Pentagonito al compás de la Mafia en el Poder; y esterilizó la capacidad de pensar de pensamiento, envileciendo y corrompiendo el escenario nacional. .

Hoy, persiste en ese propósito porque cree que ha logrado afirmar en la cabeza de la gente la idea que Keiko está algo así como «predestinada» a ser Presidente, y que lo será a cualquier precio. Quienes no estén de acuerdo, podrán votar en contra, pero finalmente, tendrán que «resignarse». ¡Así es «la democracia»!

Por ahora, como primer paso, busca censurar al Ministro Saavedra para iniciar su ofensiva. Luego pondrá en el banquillo al ministro Basombrío, y a todo aquel que se resista al acoso de la Mafia. Luego enfilará su puntería a un nivel más alto. En la mira, estará el Jefe del Estado.

¿Tiene importancia que esto ocurra en el vida peruana, o la Izquierda puede darse el lujo de ignorarlo por ser -como suele llamarse- un cúmulo de «contradicciones en el campo enemigo»?

Cada paso que da la Mafia por copar la estructura del Estado afecta al país y a los trabajadores. Daña el cuerpo social y envilece el medio en el que se desenvuelve la vida ciudadana. Denigra a las instituciones, y compromete el accionar de las clases sociales y de los partidos políticos. Genera un alto nivel de desmovilización y desmoralización que desalienta y corrompe. Nadie puede ser ajeno a esta realidad.

No se trata, entonces, de identificarse con una persona, o un régimen. Se trata de algo mucho más trascendente: generar en el país un alto nivel de conciencia que sea capaz de cerrar el paso a los que ven el Perú como un botín y buscan auparse en el Poder para satisfacer vanidades personales y caprichos de clan.

Es la vida, la que convoca hoy a los peruanos.

Gustavo Espinoza M. Colectivo de dirección de Nuestra Bandera 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.