Recomiendo:
0

Teherán 1943

Fuentes: Rebelión

A fines de ese año tuvo lugar la reunión cumbre de Teherán en la que por primera vez se encontraban los dirigentes de las tres potencias más importantes que luchaban contra el nazi-fascismo: Stalin por la Unión Soviética, Churchill por Gran Bretaña y Roosevelt por Estado Unidos. La conferencia se celebró en los inicios del […]

A fines de ese año tuvo lugar la reunión cumbre de Teherán en la que por primera vez se encontraban los dirigentes de las tres potencias más importantes que luchaban contra el nazi-fascismo: Stalin por la Unión Soviética, Churchill por Gran Bretaña y Roosevelt por Estado Unidos. La conferencia se celebró en los inicios del quinto año del comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Las condiciones políticas y militares de la época eran las siguientes: las grandes victorias militares de la URSS de ese año habían quebrantado la columna vertebral de la Wehrmacht en Stalingrado, Kursk y el río Dniéper, donde se exterminaron a sus mejores unidades, aquellas que luchaban con la consigan de vencer o morir, por lo que el potencial ofensivo de Alemania estaba maltrecho; se derrotaron a 218 divisiones del Ejército Alemán, de las que 56 dejaron de existir, y se le destruyeron cerca de 7.000 tanques y 14.300 aviones; desde noviembre de 1942 hasta noviembre de 1943, el Ejército Rojo había empujado a la Wehrmacht entre 500 a 1.300 km al oeste y se había reconquistado un total de 830.000 km², más de la mitad del territorio de la URSS que Alemania ocupó a partir del inicio de la Gran Guerra Patria.

Por estas razones, los alemanes no pudieron enviar parte de sus tropas a combatir a las fuerzas anglo norteamericanas en Italia, lo que significó la caída de Mussolini y la salida de ese país de la guerra. Alemania debió ocupar Italia, lo que debilitó la moral de sus tropas y su economía, tampoco pudo realizar sus planes de construir una flota de submarinos y aviones, con los que podría bloquear a Inglaterra y obstaculizar el traslado de las tropas norteamericanas para la apertura del Segundo Frente. Por otra parte, EEUU no debió enfrascarse en grandes batallas aeronavales contra Alemania, lo que le permitió enviar a gran parte de sus fuerzas a combatir contra el Japón en el Pacífico e infringirle a ese país grades derrotas.

En Moscú, durante la preparación de la Conferencia de Teherán, Gran Bretaña planteó desmembrar Alemania. La URSS, que distinguía al pueblo alemán de su camarilla dirigente, se pronuncio contra esta idea mediante la célebre frase de Stalin: «La historia nos enseña que los hitlers van y vienen, pero el pueblo y el Estado alemán permanecen». Ya en la conferencia, EEUU propuso que después de la guerra Alemania fuese ocupada por los Aliados, que la controlarían en el futuro.

Los jefes de gobierno de las tres grandes potencias se reunieron en Teherán desde el 28 de noviembre hasta el 1 de diciembre de 1943, también participaron los ministros de relaciones exteriores y consejeros, tanto políticos como militares. Ese mismo año en Argelia se fundó el Comité Francés de Liberación, que de inmediato fue reconocido por Moscú como un gobierno legal y representante legítimo del pueblo francés. El Estado soviético fue el único de los Aliados que asumió esta posición.

Los participantes de la conferencia establecieron las bases para la creación de las Naciones Unidas, destinadas a mantener la paz y la seguridad de sus miembros; estipularon la legitimidad del pueblo italiano a escoger después de la guerra su propia forma de gobierno y decretaron el derecho del pueblo austriaco a liberarse del yugo alemán, para lo cual anularon la anexión de Austria por Alemania, para que existiera más adelante una Austria soberana e independiente. En esta conferencia se tomó la resolución de continuar la lucha contra las Potencias del Eje hasta su capitulación incondicional. El tema central fue la apertura del Segundo Frente, de cuya realización dependía que terminara la Segunda Guerra Mundial y, por lo tanto, el destino de millones de personas del mundo entero.

Churchill estaba interesado en que Turquía ingresara en la guerra, puesto que ello ayudaría a las tropas británicas a entrar a los Balcanes. Un hijo de Roosevelt, Elliot, cuenta en su libro «Así lo veía mi padre», que él le dijo en Teherán: «Cada vez que el Primer Ministro insiste en la variante balcánica, a todos los presentes es evidente que lo que quiere es, antes que nada, introducir una cuña en Europa Central para no permitir al Ejército Rojo entrar en Austria, Rumania y, si es posible, Hungría». A Churchill le fue imposible que los participantes aceptaran su variante balcánica como un «Segundo Frente» y sus planes, que no coincidían con las resoluciones de la Conferencia de Ministros de Moscú, no fueron aprobados porque, entre otras razones, era improbable que Turquía entrase en la guerra en favor de los Aliados.

Cuando Churchill propuso que fuera una comisión militar la que resolviera la apertura del Segundo Frente, Stalin se opuso diciendo: «No es necesaria ninguna comisión militar, nosotros podemos resolver esta pregunta aquí, en esta reunión». Cuando se planteó la fecha exacta del desembarco, Churchill comenzó un largo razonamiento del que se deducía que el desembarco no era seguro y que, en determinadas circunstancias, podía no efectuarse. Stalin se ensombreció, se levantó bruscamente, empujó el sillón que se volcó con mucho estrépito y les dijo a Mólotov y Voroshilov: «Vamos, aquí no tenemos nada que hacer. Hay mucho trabajo en el frente». Churchill se quedó mudo, expresó que no le habían comprendido. Roosevelt, para tranquilizar la situación, dijo: «Todos estamos hambrientos. Propongo suspender la sesión para asistir al almuerzo que nos convida el Mariscal Stalin».

Al día siguiente se volvieron a reunir durante el desayuno. «Señores -dijo Roosevelt-, quiero comunicarle al Mariscal Stalin una novedad de su agrado. Hemos resuelto hoy que la operación ‘Overlord’ se ha fijado para mayo de 1944 y se la realizará con el apoyo de un desembarco en el sur de Francia…» Stalin respondió con tranquilidad: «Estoy contento de esta decisión. Por fin, los aliados se comprometen formalmente a desembarcar en Francia. ¿ Per o por qué les costó tanto dar la palabra?» ¿Sería esta la manera según la cual algunos historiadores de Occidente afirman que la URSS «rogaba» a sus aliados por la apertura de un Segundo Frente?

Stalin anunció que para impedir que los alemanes pudieran maniobrar con sus reservas, la URSS se comprometía a organizar una gran ofensiva en varios lugares a la vez y aceptó el pedido de Churchill de que la URSS fuese magnánima en la victoria contra Finlandia, y ciertamente, lo fue. También se comprometió a declarar la guerra a Japón tres meses después de la derrota de Alemania, porque no podía hacerlo en ese momento puesto que el ejército acantonado en el extremo oriente estaba para realizar sólo operaciones defensivas, que para las ofensivas se requería de tres veces más soldados y en esos momentos su país no estaba en condiciones de trasladarlos sin afectar los resultados en el Frente Occidental.

Las resoluciones de Teherán fueron un balde de agua fría a las esperanzas que tenían en el Tercer Riech de que los Aliados no se pondrían de acuerdo y saldrían divididos. Si hace 75 años , Teherán sentó las bases para la cooperación pacífica entre estados de diferente régimen social y fue fundamental para acelerar la derrota de Alemania, ¿Cómo no van a ser ahora importantes los encuentros entre Putin y Trump para preservar la paz del mundo y derrotar al terrorismo internacional, entre otras cosas?

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.