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Vuelos de la CIA: también los gobiernos de Europa ocultan su participación

Simple, burdo, falaz

Fuentes: DieTageszeitung

Traducido para Rebelión por Sebastián Risau

Las reacciones fueron tan predecibles como hipócritas. Durante seis meses tanto Washington como los gobiernos europeos han hecho todo lo posible para ocultar información al relator de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Dick Marty, impidiendo de esta manera que pueda esclarecerse el papel que han jugado en estos hechos. Marty, a quien prácticamente no se le dio acceso a nada, y con un financiamiento muy insuficiente, tuvo que limitarse a usar las informaciones públicamente disponibles y las investigaciones realizadas por periodistas y organizaciones de derechos humanos. Y ahora que Marty ha presentado el resultado de sus investigaciones estos mismos gobiernos le reprochan no haber proporcionado pruebas concretas. Así de simple. Así de burdo. Así de falaz.

Como ejemplo, veamos lo que dijo Dieter Wiefelspütz, vocero de la bancada socialista (SPD) en el parlamento alemán. Si hay indicios que puedan fundamentar las sospechas, estos deben ser puestos sobre la mesa, declaró Wiefelspütz el 7 de junio en una entrevista radial, en curiosa coincidencia con Sean McCormack, vocero del Departamento de Estado de EE. UU. Evidentemente, el concepto de estado de derecho en Estados Unidos y Europa no es tan radicalmente diferente como se dice: el que es pillado, oculta, donde puede, tanto aquí como allá.

En vez de enfrentar seriamente las críticas que hace Marty en la primera parte de su informe, en un lenguaje nada diplomático, a la falta de una política de información por parte de los países europeos, Wiefelspütz y compañía critican los resultados de un investigador a quien, intencionalmente, no se le dieron los medios adecuados. El propio Marty escribe que su informe difícilmente pueda ser la última palabra en este asunto, y tiene razón. Pero sirve al menos como un valioso punto de partida para futuras investigaciones. Como evidentemente los gobiernos no tienen ningún interés en esto, la tarea recaerá sobre las correspondientes oposiciones. No obstante, si hay que suponer que Wiefelspütz con sus cínicas críticas también ha dado el tono para la comisión del parlamento alemán que investiga el rol de los servicios secretos alemanes, entonces pasarán largos y desagradables meses hasta que se conozca la verdad.

Link al artículo original: http://www.taz.de/pt/2006/06/09/a0243.1/text