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Un acercamiento a la Polonia actual

Dos uvas de la ira

Fuentes: Magazyn Obywatel

Traducido del polaco para Rebelión y Tlaxcala por Teresa Benítez

Más de 200 mil personas en la peregrinación de la Familia Radio María [1] a Jasna Góra (Montaña Luminosa). Más de 150 mil participantes del festival Parada Woodstock [2]. Ambos forman parte de la Polonia B. ¿Dos uvas de la misma ira?

Este planteamiento puede calificarse como polémico. Y es que a los jóvenes de Woodstock no les gustan los seguidores de Radio María y viceversa. Pero si le quitamos la envoltura a este fenómeno y desechamos las opiniones cursis, es fácil darse cuenta de que es más lo que les une que los que les separa. Les une una cuestión «de clase». Los participantes de la peregrinación de la Familia Radio María y de la Parada Woodstock proceden de ambientes sociales muy parecidos. Son los principales representantes de la «Polonia B», esas poblaciones, regiones, capas y clases sociales que, de diferentes maneras, son marginados y humillados, son gente a quienes no se les deja mucho espacio en la esfera pública, sobre los que no se interesan los medios de comunicación, ni las grandes empresas ni los iluminados del orden actual.

Según la opinión mayoritaria, los oyentes de Radio María no son más que unos retrógrados, una banda de burros incultos, seres primitivos en el Nuevo y Maravilloso Mundo. Creen en las supersticiones, para las que no hay lugar en el siglo XXI. No piensan según los cánones del pluralismo y la tolerancia, sino que usan las simples categorías del bien y del mal. Su comportamiento político y las formas de articulación de sus convenciones y creencias son «brutales», alejados a leguas de la atmósfera de los salones de debate donde los chicos bien y los señores mayores de los círculos de opinión de Varsovia se diferencian maravillosamente, pues los unos son «de izquierdas» y los otros «de derechas», pero todos cobran su salario de Rapaczynska [3], Wildstein [4] y Axel Springer.

Por su parte, los participantes de la Parada Woodstock, aunque mejor vistos por el establishment, pues están más cerca de éste desde el punto de vista cultural, tampoco son sus pupilos. De ellos no se puede sacar mucho beneficio, ya que no disponen de un gran poder adquisitivo. No es la clientela de los clubes de moda de la capital y tampoco constituyen el objetivo de las grandes compañías discográficas o textiles. Son chavales que sólo cuentan con la mísera paga de sus padres, o chicos algo más mayores, que reciben un salario mensual de entre 600 y 900 zloty (entre 150 y 225 €), si es que tienen algún salario.

Los unos y los otros constituyen «otro mundo», pobladores de bloques de pisos de barrios periféricos, habitantes de pequeños pueblos y aldeas, a menudo casi sin formación escolar, sin contactos ni recomendaciones, fuertemente atrapados en sus realidades; otro mundo que en las reuniones intelectuales de salón se manifiesta únicamente a través de los reportajes lastimeros de Duzy Format [5] o en los programas sentimentaloides y chillones de Elżbieta Jaworowicz [6].

Los jóvenes de Woodstock creen que al equipo del padre Rydzyk le gustaría quemarles a todos ellos en la hoguera. Sin embargo, los oyentes de Radio María están convencidos de que los nostálgicos de Woodstock son una banda de hedonistas degenerados. Por supuesto, existen diferencias entre estos dos grupos, si bien están enfatizadas y exageradas, tal como les interesa a las elites. La juventud de Woodstock se rebela porque ésa es la naturaleza de los jóvenes. Sin embargo, las elites procuran que los jóvenes se rebelen «apropiadamente», es decir, de manera que no se impliquen demasiado en el mundo de hoy. Estos jóvenes creen que en Polonia el principal problema es el fascismo preconcebido y no los salarios reales, que no superan los 800 zl (unos 200 €). También piensan que los responsables de sus desgracias son el padre Rydzyk, Lepper [7] y los hermanos Kaczynski. ¿Y si los jóvenes comprendieran que la falta de perspectivas y el desempleo son frutos del trabajo de Balcerowicz [8] y no de los Kaczynski, y que no es Rydzyk, sino Michnik [9], el propietario del impune y potente imperio mediático, o que el pensamiento de los salones liberales del tipo de Witold Gadomski [11] es mucho más simple y palurdo que el de Lepper?

Por otro lado, los seguidores de Rydzyk se dejan engañar por los distintos y variados estafadores, convencidos de que el punto clave de la cuestión se sitúa en la «ajenidad» del gran capital, y no en sus propios mecanismos, tanto da si se establece sobre ellos la oligarquía supranacional, el «sistema» liberal-poscomunista, o algún hombre de negocios «verdaderamente» polaco. Se hacen creer que el patriotismo y la devoción por Polonia están basados en la palabrería, en la abyección ante el padre Rydzyk, en el dejarse ver en la iglesia o en lanzar improperios contra el diario Gazeta Wyborcza y el partido socialdemócrata SLD.

No hace falta mucha perspicacia para advertir que quienes llevan la máscara de la tolerancia no son de ningún modo tolerantes con sus adversarios. No hay que ser muy lúcido para darse cuenta de que Monika Olejnik (de Gazeta Wyborcza), que este año visitó a los jóvenes en el Woodstock, no es ninguna periodista objetiva, sino una trabajadora de la máquina de la propaganda liberal exenta de escrúpulos. Por otro lado, no es necesario mucho ingenio para reparar en que el sexo entre adolescentes, las drogas y el alcohol no necesitan un Woodstock, ya es suficiente con las «limpias» discotecas como esas que abundan en cada ciudad. Y es que, mientras que la «juventud alternativa» siga viendo al fascismo ominoso en Radio María y el diario Nasz Dziennik [11] siga viendo en la Parada Woodstock sólo la desmoralización, los representantes del establishment liberal seguirán frotándose las manos, felices de que resulte tan fácil aplicar el viejo truco de divide y vencerás.

¿Y qué pasaría si ambos grupos se reflejaran el uno en el otro? No estoy diciendo que deberían amarse. Pero podrían darse cuenta de que mucho les une, no sólo en lo que respecta a su situación en la estructura de clases o, tratando el asunto en categorías más modernas, en el esquema «centro-periferia». Podrían ver también que sus intereses como grupo son muy parecidos. Porque unos pueden odiar el «fascismo» y otros la «desmoralización», pero después de la peregrinación a Jasna Gora y de la Parada Woodstock, todos vuelven a esos mismos bloques y a esas mismas aldeas en el campo. Vuelven allí a partirse las espaldas por 800 zl, a seguir sufriendo el desempleo (en esas regiones exclusivamente «estructural») o a terminar el curso en las escuelas que producen desempleados o trabajadores de a 800 zl. A unos y a otros les espera lo que John Steinbeck representó de manera tan conmovedora y patética en su novela Las uvas de la ira sobre la América B: pobreza, humillación, exclusión, miseria, por una soñada vida mejor.

Steinbeck escribió: «Las personas que están seguras de todo y que no son conscientes de ninguno de sus pecados son unos hijos de puta y, si yo fuera Dios, los echaría del cielo con una patada en el culo. No los aguantaría.» Precisamente esas personas son las que encienden la chispa de la confrontación entre los jóvenes de Woodstock y los seguidores de Radio María. ¿No valdría más la pena gastarles una broma y darles un golpe sólido en lugar de desahogarse en ataques mutuos?

Notas de la traductora

[1] Radio Maria es una cadena de radio católica de corte abiertamente ultraderechista cuyo fundador es el padre redentorista Tadeusz Rydzyk, que posee todo un bastión mediático que incluye un canal de televisión y el diario Nasz Dziennik.

[2] La parada Woodstock es el festival de música rock más grande de Polonia. Se organiza anualmente. Toma su nombre del festival de Woodstock que tuvo lugar en EEUU en 1969.

[3] Wanda Rapaczynska es consejera delegada del mayor grupo de comunicación polaco Agora.

[4] Bronislaw Wildstein es presidente del canal Telewizja Polska, periodista y comentarista político y económico conservador.

[5] Duzy Format es el suplemento de fin de semana del diario nacional de corte liberal Gazeta Wyborcza, uno de los diarios de mayor tirada.

[6] E.Jaworowicz es periodista. Trabaja en televisión haciendo programas sensacionalistas.

[7] Andrzej Lepper es el líder del partido populista conservador Autodefensa.

[8] Leszek Balcerowicz es el Presidente del Banco Nacional de Polonia. Fue viceprimer ministro y ministro de Hacienda durante el primer gobierno polaco no comunista.

[9] Adam Michnik es el fundador y director del diario Gazeta Wyborcza.

[10] Gadomski es periodista de Gazeta Wyborcza.

[11] Diario católico perteneciente al grupo mediático del padre Rydzyk.

Fuente: http://lepszyswiat.home.pl/modules.php?name=News&file=article&sid=358

Véase en Tlaxcala

Teresa Benítez es miembro de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente, a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.