El presidente George W. Bush arrancará su gira por América Latina este jueves para «llevar un mensaje de esperanza» a la región, al insistir en que la receta estadunidense para la libertad, la justicia social y la prosperidad es mejor que la de los líderes de la rebelión contra el neoliberalismo. Pero algo curioso ha […]
El presidente George W. Bush arrancará su gira por América Latina este jueves para «llevar un mensaje de esperanza» a la región, al insistir en que la receta estadunidense para la libertad, la justicia social y la prosperidad es mejor que la de los líderes de la rebelión contra el neoliberalismo.
Pero algo curioso ha ocurrido en el camino a la gira. Bush y su gobierno -y no Hugo Chávez, Néstor Kirchner o Evo Morales- han tenido que cambiar de estrategia y ahora se encuentran obligados a competir por las mentes y corazones del hemisferio sobre el terreno establecido por sus opositores.
Antes de salir de Washington, Bush y su gobierno han evitado mencionar por nombre a Chávez, al insistir en que esta gira no tiene que ver con él, pero el discurso los traiciona: «justicia social» promover «el cambio para los pobres», «satisfacer las necesidades básicas», el envío de educadores y médicos, y por si no queda claro, hasta se declara hijo de Bolívar.
Esta nueva preocupación con la «justicia social» aparentemente ha cambiado el tono, aunque tal vez no la sustancia, de la política exterior de Bush. « Gracias al señor Chávez «, fue la cabeza de un editorial del New York Times hoy, al comentar el nuevo enfoque de la Casa Blanca hacia la pobreza de América Latina: «Si se requiere de la demagogia del señor Chávez para que Washington promueva políticas más lúcidas en las Américas, pues que así sea». Recordó que fue la preocupación por la influencia de Fidel Castro en las Américas lo que inspiró las políticas pro-desarrollo de la Alianza por el Progreso del presidente John Kennedy, y sugiere que Bush use esta gira para iniciar una nueva versión de esa política.
Sin embargo, a pesar de la retórica sobre cómo se ha duplicado la asistencia estadunidense a América Latina durante la presidencia de Bush, y el anuncio esta semana de un paquete de iniciativas para ofrecer apoyo a programas de educación, salud y vivienda a diferentes países, algunos opinan que la retórica es más inflada que la realidad.
«En los seis días de la gira de Bush por América Latina esta semana, Estados Unidos gastará más dinero en Irak que todo lo que Bush ha propuesto (en asistencia) para América Latina en el año fiscal 2008», declaró Dan Restrepo, director del Proyecto sobre las Américas del Center for American Progress en Washington.
Restrepo señaló que a pesar de la nueva retórica, lo propuesto por Bush para el presupuesto revela que hay reducciones en rubros dedicados a programas de desarrollo y salud para las Américas. «En los hechos, lo que hay es descuido y mal manejo de la relación con el hemisferio», señaló.
A una pregunta de La Jornada durante una teleconferencia sobre la gira de Bush, Restrepo consideró que el gobierno de Bush ha cometido el error de «percibir a Chávez como una amenaza regional, con una visión rival, la cual tiene que ser contenida», ya que eso «exagera la influencia real de Chávez».
Restrepo y otros analistas comentaron sobre el intento por Bush de «adueñarse» del símbolo de Bolívar -el presidente dijo esta semana que «somos hijos de Washington y Bolívar»-, y recordaron que Washington ha intentado lo mismo con José Martí desde hace décadas en torno a la relación con Cuba.
El propósito de la gira, reiteró hoy Bush en una entrevista con CNN, es «recordarle a la gente a través de nuestra vecindad que Estados Unidos se preocupa por ellos, y llevo un mensaje de esperanza, un mensaje que dice que nos preocupa la condición humana…». Pero su equipo ha dejado claro que también es promover la visión «democrática» de Washington para enfrentar «otra visión» que ha surgido por el hemisferio.
Thomas Shannon, subsecretario de Estado encargado de América Latina, advirtió la semana pasada que existe una competencia entre dos visiones diferentes, la de promoción de la «democracia y libre mercado» vinculada con el libre comercio, y una que busca regresar a un pasado con mayor centralización de la economía y gobiernos más autoritarios. Reconoció que la pugna entre estas dos visiones -que se realiza dentro de los canales políticos y democráticos- es la expresión de «una lucha fundamental: cómo abordar la pobreza, desigualdad y exclusión social. En este sentido, no deberemos subestimar la volatilidad creada por el creciente resentimiento y amargura entre los sectores más pobres y vulnerables de las Américas». Por eso el mensaje de Bush por la «justicia social».
Pero al pretender limitar la influencia de gobiernos, en particular el de Venezuela, que han rechazado la agenda del llamado «consenso de Washington», analistas como el economista Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación Económica y de políticas en Washington, consideran que «la política de la administración Bush de intentar aislar a Venezuela de sus vecinos ha tenido éxito solamente en aislar a Washington».
Una receta económic difícil de defender
Además, la receta económica de Bush, la misma de los últimos 20 años, no es fácil de defender. «El crecimiento económico en Latinoamérica durante los últimos 25 años ha sido un desastre, el peor fracaso económico a largo plazo en más de cien años», afirma Weisbrot.
Shannon insistió en que este viaje no gira en torno a una competencia entre Washington y Caracas por el hemisferio. «Esta no es una competencia… porque lo que estamos intentando hacer con nuestra asistencia y apoyo no es comprar favores o crear relaciones de dependencia, lo cual es lo que desea hacer el presidente Chávez».
Tras comentar que aunque Washington está dispuesto a dialogar con Chávez, el venezolano ha preferido -con su retórica- rechazar un trabajo conjunto con el gobierno de Bush, Shannon concluyó que «al grado que los países desean trabajar con nosotros, y creemos que son la mayoría…, entonces estamos preparados (para hacerlo). Pero si algunos países deciden que no quieren trabajar con nosotros, es su decisión también».
Pero algunos analistas estiman que el problema de este viaje no sólo es el mensaje, sino el mensajero. «Probablemente nunca ha habido tanto sentimiento antiestadunidense y tan poca confianza en el liderazgo estadunidense desde la guerra fría » en la región, dijo Peter Hakim, presidente de Diálogo Interamericano al New York Times .
La visita del presidente de Estados Unidos a América Latina se viste de matices de protesta en diferentes puntos de la región.
BBC
Con una agenda que incluye a Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México, el mandatario estadounidense enfrenta una América Latina dividida.
En diversos puntos de la región latinoamericana, grupos sindicales y manifestantes de diversas organizaciones se alistan para rechazar la visita del presidente de Estados Unidos.
Se prevé que miles de efectivos de fuerzas de seguridad se desplieguen en las calles para proteger al mandatario estadounidense.
Brasil
La primera parada en la gira presidencial se da en Brasil, donde algunos grupos de izquierda comenzaron a criticar la visita.
La critica más fuerte fue lanzada por Partido Socialismo y Libertad (PSOL) al calificar a Bush de «jefe del mayor sistema de explotación y masacre de todos los trabajadores y pueblos del mundo».
La visita de Bush fue criticada además por el Partido Comunista do Brasil, una coalición de gobierno, grupo que acusó a Bush de «jefe del imperialismo».
Jóvenes estudiantes y grupos sindicales planean protestas contra Bush durante el jueves y el viernes, principalmente en la avenida Paulista de Sao Paulo, centro financiero del país.
Uruguay
Bush permanecerá en Uruguay del viernes al domingo y ya la convocatoria a manifestaciones públicas está pactada.
Integrantes de una federación de cooperativas de vivienda, FUCVAM, viajaron desde Montevideo hacia Colonia, el punto de encuentro entre Bush y el presidente Tabaré Vázquez.
Por su parte, la central única de trabajadores, PIT-CNT, la Federación de Estudiantes Universitarios, el Partido Comunista y organizaciones sociales convocaron a una manifestación para este viernes.
Colombia
En Bogotá, uno de los puntos de llegada de Bush, más de 2.000 personas, protestaron contra la visita del mandatario estadounidense.
Los manifestantes, convocados por partidos políticos de izquierda, estudiantes y sindicatos, gritaron consignas contra Bush y Uribe, considerado el más importante aliado de Washington en América Latina.
«Fuera Bush de Colombia y de América Latina», se leía en algunas pancartas, mientras los manifestantes gritaban consignas como: «Uribe fascista, lacayo imperialista» y «Yankees fuera, Bush fuera».
Policías anti motines, con el apoyo de caballos y tanquetas de agua, se ubicaron en los alrededores para evitar posibles desórdenes.
Bush llegará el domingo a Bogotá y partirá en la noche hacia Ciudad de Guatemala.
Guatemala
Unas 25 organizaciones, entre ellas hijos de víctimas de la guerra civil y asociaciones de migrantes planean una marcha en contra del mandatario para el fin de semana.
Carlos Barreda, líder del Colectivo de Organizaciones Sociales, señaló que las manifestaciones en contra de la visita de Bush son un hecho.
Según Barreda, el 10 de marzo, un día antes de la llegada de Bush, se llevara a cabo «una masiva manifestación» en la capital guatemalteca.
México: non grata
En México será el destino final de la gira del presidente Bush.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) declaró como «non grata» la visita de Bush al país.
El secretario de Relaciones Internacionales del PRD, Saúl Escobar, señaló que la visita se produce «justo cuando las relaciones entre las dos naciones se encuentran seriamente dañadas debido, principalmente, a la construcción del muro».
La organización Red Anti-Guerra planea convocar a sus manifestantes frente a la Embajada de Estados Unidos y sus consulados en todo el país.
Chávez
Algunas de las manifestaciones están encabezadas por el presidente de Venezuela Hugo Chávez, su principal opositor en la región latinoamericana.
Chávez estará de visita este jueves en Argentina donde firmará varios acuerdos y encabezará un encuentro en un estadio de Buenos Aires.
En ese mismo momento, Bush estará de visita en Uruguay.