Las actitudes hacia los musulmanes empeoraron tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, que dejaron 3.000 muertos. Desde entonces, los medios jugaron con el temor de los checos al terrorismo, para ganar apoyo a objetivos de política exterior favorables a Estados Unidos. Recientes planes estadounidenses para proteger a […]
Las actitudes hacia los musulmanes empeoraron tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, que dejaron 3.000 muertos. Desde entonces, los medios jugaron con el temor de los checos al terrorismo, para ganar apoyo a objetivos de política exterior favorables a Estados Unidos.
Recientes planes estadounidenses para proteger a Occidente de presuntas amenazas misilísticas de Medio Oriente, extendiendo su sistema de defensa balística a la República Checa y Polonia, han sido acompañados por informes de prensa sobre los inminentes peligros del terrorismo islámico.
Según una encuesta, 80 por ciento de los checos no querrían vivir al lado de un árabe, al que asocian con el terrorismo. Dos tercios de los checos temen al terrorismo, y una proporción similar le teme al Islam.
Un estudio realizado el año pasado por el Ministerio del Interior reveló que la mayoría de los checos automáticamente vinculan los símbolos del Islam con el terrorismo.
Ya en 1998, los habitantes de la meridional Brno, segunda ciudad más grande del país, reaccionaron con temor y hostilidad ante la construcción de la primera mezquita en la República Checa. Y todavía hoy, a tres cuartos de la población le gustaría prohibir la edificación de mezquitas en suelo checo.
Los estereotipos también abundan entre los escolares. Una investigación publicada por la organización no gubernamental Personas Necesitadas mostró que la mayor parte de la información que reciben procede de los medios de comunicación.
La República Checa, de 10 millones de habitantes, posee una comunidad musulmana de 20.000 miembros. En su mayoría provienen de países árabes de África septentrional y Medio Oriente, y también, algunos, de Turquía, los Balcanes y Asia central.
El líder del Centro Islámico en Praga, Vladimir Sanka, dijo que, como ocurre en otros países europeos, algunos sectores de la sociedad ven al Islam como un peligro para la civilización europea.
«Los medios generalizan y dan noticias simplistas y sensacionalistas sin explicar qué es lo que está en la raíz de los conflictos, así que cuando los medios describen a los musulmanes como personas que no respetan la vida humana, en cierto modo es comprensible que la gente se vuelva temerosa de los ‘extremistas islámicos’ o del ‘terrorismo islámico'», explicó Sanka a IPS.
Asimismo, dijo que los medios periódicamente han prestado una atención excesiva a las falsas alarmas que depositan una sombra sobre la comunidad musulmana, pero que más probablemente estén vinculados a extremistas de derecha.
«El año pasado, alguien envió a una escuela una amenaza de bomba por escrito, y en los medios se habló de eso como un asunto de musulmanes atacando a escuelas cristianas. Hace dos años hubo una presunta amenaza a una sinagoga. En ninguno de los dos casos se halló a alguien (musulmán) responsable», relató.
Sanka dijo que la discriminación persiste en el espacio público. «En general tenemos nuestra libertad y nuestros derechos, pero menos que los cristianos y los judíos. A diferencia de ellos, no podemos abrir escuelas religiosas, nuestros casamientos religiosos no son reconocidos, no recibimos donaciones estatales y en las escuelas no se enseña nada sobre nuestra religión», señaló.
Los políticos checos dicen que el riesgo de atentados crece constantemente, y en febrero el gobierno aprobó un plan para combatir el terrorismo. La policía dice que los terroristas usan este país como un punto de ingreso a Europa, pero que la comunidad musulmana local no está infiltrada por extremistas.
Sin embargo, los funcionarios checos han jugado un rol en mostrar negativamente a los musulmanes.
«Mientras miro el esfuerzo persistente y exitoso de los israelíes por mantener una civilización en el embate del barbarismo, se despierta el optimismo en mí», dijo el primer ministro checo Mirek Topolanek en un discurso pronunciado el año pasado en Jerusalén, en ocasión del Día de la Independencia de Israel.
Desde la elección de los neoliberales demócratas cívicos (ODS) en 2006, la política exterior checa ha desatendido a los países árabes.
«Esta orientación sustancial no es parte de una política preparada por expertos, pero es parte de la línea antiarabe y antimusulmana de la gente que rodea a Mirek Topolanek», escribió el año pasado Lukas Lhotan en el periódico Mlada Fronta Dnes.
En otra visita a Jerusalén realizada en marzo, Topolanek respaldó la lucha de Israel contra el terrorismo y dijo: «Naturalmente estoy de acuerdo con el papel de Israel como un defensor».
No visitó áreas palestinas, como acostumbran hacer los funcionarios europeos. En cambio, alegando falta de tiempo, Topolanek invitó a un joven estudiante palestino radicado en Praga a viajar con él en el avión del gobierno, pero el plan no se concretó porque el estudiante quedó varado en la franja de Gaza debido a un bloqueo militar israelí.
Topolanek calificó de «lamentable» una visita a Siria realizada en febrero por el líder del opositor Partido Social Demócrata, Jiri Paroubek, luego de que la organización iDnes.cz acusó a Paroubek de establecer contacto con un «partido brutal y dictatorial, que patrocina abiertamente el terrorismo».
Las visitas efectuadas a Siria por parte de funcionarios del gobierno, tanto antes como después del viaje de Paroubek, pasaron ampliamente inadvertidas en los medios, predominantemente de derecha.
Aunque los checos mantienen pragmáticas relaciones económicas con Irán y Siria, los formadores de opinión a veces presionan a los gobiernos para que aíslen lo que consideran regímenes dictatoriales.
«Los medios son pro estadounidenses y pro israelíes, al punto que representan un extremo en Europa», dijo Sanka a IPS.
Pero aunque en el pasado el gobierno checo reforzó los estereotipos de los musulmanes, Sanka también observó ejemplos positivos, como la veloz remoción y directa condena a afiches antimusulmanes.
En marzo, afiches que se burlaban del profeta Mahoma, firmados por «Amigos de la libertad de expresión» aparecieron en las calles de Brno, posiblemente en conexión con la decisión de no exhibir una película sobre el Islam realizada por el diputado holandés Geert Wilders. Pero incluso en este caso, algunas de las condenas de los medios fueron poco entusiastas. (FIN/2008)