10.000 manifestantes contra el racismo ayer en Caserta; entre 15 y 20.000, según los organizadores, en Roma. A ojo eran menos. Es cierto: llovía a jarros a la hora prevista para el comienzo de la manifestación. Pero la triste verdad es que era poca gente. Poca gente para los muchos y gravísimos casos de violencia […]
10.000 manifestantes contra el racismo ayer en Caserta; entre 15 y 20.000, según los organizadores, en Roma. A ojo eran menos. Es cierto: llovía a jarros a la hora prevista para el comienzo de la manifestación. Pero la triste verdad es que era poca gente. Poca gente para los muchos y gravísimos casos de violencia racista que se están viviendo en Italia, en especial, desde el 14 de abril, cuando Berlusconi ganó las elecciones y comenzó su tercer gobierno.
Ayer, el Presidente de la República italiana reconocía en presencia de Benedicto XVI que alarmaba la creciente xenofobia. Ayer, Gianfranco Fini, presidente del Parlamento, reconocía que no se podía negar el peligro de sucesos relacionados con el racismo y proponía que se constituyera un observatorio antirracista en el Parlamento. Ayer, el secretario del Partido Democrático, Walter Veltroni, aceptaba la sugerencia que le habían presentado un grupo de intelectuales para que el racismo se convirtiera en uno de los temas centrales de la manifestación que ha organizado el PD para el 25 de octubre.
La pregunta es: si el problema es tan grave en Italia como todo el mundo parece reconocer, ¿cómo es posible que hubiera tan poca gente ayer en la manifestación?
La manifestación de ayer en Roma la había convocado el pasado mes de junio el partido Socialismo Rivoluzionario. A ese llamamiento se fue sumando una larga serie de asociaciones, comités, partidos minoritarios. Pero no los partidos grandes de izquierda. Al parecer, la razón está en la agenda política de este otoño. Los principales partidos políticos de izquierda (Sinistra Democratica, Rifondazione Comunista, Comunisti italiani) han convocado para el próximo día 11 una manifestación contra el gobierno Berlusconi. Para el 17 de octubre hay convocada una huelga general en defensa de la escuela y la universidad y el Partito Democratico celebrará su gran manifestación nacional el día 25.
Los partidos grandes, grandes palcos necesitan. Para ello, organizan sus respectivas manifestaciones, con sus banderas, sus simpatizantes, sus eslóganes y sus minutos de gloria (poquitos) en los telediarios que controla Él, Il Cavaliere.
Patético espectáculo ofrece esta desunida izquierda cuando batalla contra Silvio con sus medios. Sin ideas ni valores claros, la respuesta ciudadana es la autoorganización de eventos o, peor aún, la indiferencia.
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Fotos: Peru Larrabeiti