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París ha tenido que cambiar sus objetivos al frente de la UE

Fuentes: Gara

La Presidencia francesa de la UE, que hoy dirigirá su primera cumbre, ha tenido que cambiar el objetivo que se marcó al principio del semestre, conseguir que los irlandeses aprobasen el Tratado de Lisboa, para centrarse en intentar que se adopten medidas para hacer frente a la crisis financiera y a la tensión vivida con Rusia debido a la guerra con Georgia.

La Presidencia francesa de la UE se ha visto forzada a redimensionarse debido a la crisis financiera y al enfrentamiento con Rusia, para convertirse en una Presidencia de crisis cuando parecía que iba a centrarse en la manera de hacer frente al «no» irlandés al Tratado de Lisboa.

«Se ha convertido en una Presidencia de gestión de crisis», destacó ayer el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Jean-Pierre Jouyet. Las ansias de protagonismo del presidente francés, Nicolas Sarkozy, se han situado por encima de la estructura institucional de la Administración.

Miembro del G8 y del Consejo de Seguridad de la ONU, Sarkozy ha aprovechado esta circunstancia para realizar una diplomacia efectista, que le llevó por ejemplo a viajar a Moscú para mediar en la crisis abierta por Georgia o incorporar a Gran Bretaña a una reunión de los estados que emplean el euro para hacer frente a la crisis financiera.

La debilidad de EEUU, inmerso en las elecciones presidenciales, ha permitido que el Estado francés jugase un papel más protagonista en la gestión de las crisis internacionales.

«EEUU está actualmente débil desde el punto de vista institucional», destaca Antonio Missiroli, del European Policy Centre de Bruselas. «Ha sido incapaz de ayudar a Georgia y de prevenir la crisis financiera. Además, tiene un presidente que está a punto de acabar su mandato», añadió.

En el seno de la UE, el liderazgo alemán no ha sido capaz de hacer frente a la crisis financiera. La canciller Angela Merkel rechazó inicialmente adoptar una solución a nivel europeo, lo que dio un mayor protagonismo a Sarkozy.

El presidente francés reunió el domingo, durante el peor fin de semana que han vivido las bolsas europeas, a los dirigentes de la zona euro.

Sin embargo, la gestión de Sarkozy tampoco escapa a las críticas. Así, el hecho de que convocase a los miembros europeos del G8 diez días antes de la cumbre del Eurogrupo no fue bien visto. «Fue un fracaso incómodo», señala Charles Grante, del Centre for European Reform de Londres.

A juicio de Missiroli, «el anuncio prematuro de la creación de un fondo de intervención europeo, que fue rápidamente desmentido, fue otra torpeza».

En la crisis georgiana, el presidente francés ha sido acusado de realizar demasiadas concesiones a Moscú. En particular, se le critica la existencia de términos ambiguos en los acuerdos suscritos con Rusia, como las «medidas adicionales de seguridad» que permitieron a Moscú mantener tropas durante meses en Georgia.

Varios países europeos «se quejaron de la falta de precisión de los acuerdos», revela Grant.

Junto a ello, John Palmer, del Federal Trust de Londres, subraya que el Estado francés «tiene una táctica, pero aún le falta una estrategia» respecto a Rusia, Ucrania o Georgia.

En cualquier caso, estos éxitos relativos no suponen un avance en el principal objetivo que se marcó Sarkozy al comienzo de su mandato en la Presidencia de la UE, el de «convencer» a los irlandeses para votar a favor del Tratado de Lisboa.

Irlanda está padeciendo intensamente la crisis financiera, que ha cortado su «milagro económico». Sin embargo, el eurodiputado vasco de la UMP Alain Lamassoure destaca que «la conclusión que todo el mundo va a sacar de estas crisis, incluidos los irlandeses, es que se necesita una Europa capaz de unirse rápidamente».

Los dirigentes europeos tienen como nuevo objetivo regular la inmigración de manera aún más restrictiva. El objetivo es atraer a «los más capaces», mantener a «los más útiles» y expulsar a los demás. Es el modelo de Sarkozy, que se tratará en la cumbre que tendrá lugar hoy y mañana.

Ahora, a por los inmigrantes

El Pacto Europeo por la Inmigración y el Asilo señala textualmente: «La UE no tiene los medios para acoger dignamente a todos los migrantes que esperan encontrar una vida mejor».

Un millar de ellos han desembarcado en las costas italianas las pasadas semanas. Serán devueltos, sin duda, a África.

Este pacto no establece una política común en la UE, sino una serie de acuerdos. Cada estado podrá aplicarlos o no «sin influir en los intereses de los demás», siempre que «coopere en la lucha contra la inmigración clandestina».

Este acuerdo fue anunciado en julio, pero para declararlo oficial se ha esperado a la primera cumbre del semestre de Presidencia francesa, que tiene en el control de la inmigración otra de sus prioridades.