El Partido Comunista defiende en todo momento una concepción laica de la sociedad. Proponemos una separación completa entre el funcionamiento del Estado y sus instituciones y las convicciones religiosas que pertenecen estrictamente a la esfera privada. En un país en el que el rey, en delegación oficial, va a Roma a arrodillarse delante de […]
El Partido Comunista defiende en todo momento una concepción laica de la sociedad. Proponemos una separación completa entre el funcionamiento del Estado y sus instituciones y las convicciones religiosas que pertenecen estrictamente a la esfera privada.
En un país en el que el rey, en delegación oficial, va a Roma a arrodillarse delante de Benedicto XVI, en el que el gobierno participa cada año en el Te Deum, en un país en el que es imposible imponer una sola red de enseñanza y ni siquiera substituir los cursos de religión por un curso de filosofía, este combate sigue siendo central y supera de lejos lo que se viene llamando «la cuestión del velo».
La radicalización de una parte (y de una parte solamente) del mundo musulmán nos preocupa como nos preocupa toda radicalización religiosa y toda veleidad de los religiosos de inmiscuirse en la gestión del Estado. El Partido Comunista se opone con la mayor energía a la instrumentalización que se hace actualmente del debate sobre el velo por oportunistas derechistas que buscan «velar» sus verdaderas motivaciones racistas. La Izquierda debe cuidarse igualmente de caer en tentaciones comunitaristas.
Si se trata verdaderamente de laicismo, el debate está mal planteado. En los medios, los foros y en la calle, las tomas de posición se radicalizan y las amalgamas se multiplican. La caricatura de debate que se instala estigmatiza a una población ya precarizada económicamente y regularmente discriminada. Hace el juego a la extrema derecha vehiculando clichés y propósitos racistas. Los comunistas advierten del peligro.
La emancipación social, por el acceso de las chicas y los chicos a una enseñanza general, laica y mixta, y por lo tanto a un justo lugar en la sociedad, la multiplicación de culturas y la riqueza de la heterogeneidad social son más que nunca, nuestros objetivos. La justicia y una solución justa al conflicto en Palestina permitirán finalmente hacer retroceder los extremismos. Nuestro laicismo es el del respeto mutuo.
Traducido para L’Humanité por J.A. Pina
Fuente: http://www.humanite-en-espanol.com/spip.php?article385