Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
[En Peacereporter] no tenemos por costumbre ocuparnos de asuntos políticos italianos. Sobre todo porque el panorama político por estos lares es de los menos interesantes que haya por el mundo: desde hace treinta años nuestros políticos son un único engrudo, un blob, una masa devoradora indefinida cuyo único interés es conservar la poltrona ocupada.
Sin embargo, cuando en el mundo se produce un golpe de Estado, no podemos por menos hablar de ello. Hoy en Italia hay un golpe de Estado. No es propio de una democracia que un Presidente del Consejo de Ministros (no un premier: en Italia no existe esta figura y los colegas periodistas deberían pensar en el daño que hacen cuando dejan correr la pluma) que debería responder ante un Parlamento, órgano al que el pueblo delega la gestión del poder, pueda afirmar que a él lo elige el pueblo, que es duro, tiene huevos y que quien protesta contra él es un peligroso subversivo.
No es propio de una democracia que pueda afirmar impunemente que es subversivo el órgano supremo de control, el Tribunal Constitucional. En cualquier otro lugar del mundo, un primer Ministro que sostuviera lo que Berlusconi sostuvo, sería objeto de una petición de impeachment, o sea, de un proceso de destitución política.
Si aquí no ha ocurrido esto, es porque no hay un poder de control lo suficientemente fuerte. Por tanto, se ha roto el equilibrio en el que se fundaba la democracia hasta ayer. Ha habido, pues, una subversión «violenta» de las instituciones, por citar al Presidente [de la República] Napolitano.
El último fenómeno de este género en orden cronológico sucedió en Honduras. Al menos, en ese país, hubo quien hizo barricadas.
Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/19320/L%27Honduras%2C+esempio+di+democrazia+per+l%27Italia