Traducción de Àngel Ferrero
Estimados compañeros y compañeras, amigas y amigos, cuando hace cinco años, después de las elecciones en Renania del Norte-Westfalia, comenzamos nuestra andadura y pusimos en marcha la nueva izquierda en Alemania, ninguno de nosotros podía adivinar lo que ocurriría. Hoy podemos decirlo: hemos establecido el sistema de cinco partidos en la República federal. Somos el partido fundado después de la guerra con más éxito en la República federal. Después de todo este tiempo, estamos representados, como lo están los Verdes, en trece parlamentos regionales y somos más fuertes en el Parlamento federal, aunque los medios de comunicación no se den cuentan de ello. Pero lo digo una vez más: somos más fuertes que los Verdes y que la CSU. [1] También de esto deberían darse cuenta más a menudo los medios de comunicación. Somos más fuertes que estos dos partidos. También ha sido un triunfo para nosotros formar grupo parlamentario en los estados occidentales. Estoy especialmente contento de que entre todos lo hayamos conseguido, de que nuestros compañeros y compañeras en Renania del Norte-Westfalia estén en el parlamento de su estado. Quiero felicitar a Bärbel Beuermann, Wolfgang Zimmermann y a todos los compañeros y compañeras que han conseguido este gran éxito. No depende de nosotros decir sí o no a una coalición de gobierno. Quiero decirlo una vez más: tan sólo depende de bajo qué condiciones estamos dispuestos a participar en una coalición. Lo digo aquí oficialmente: estamos preparados para participar en una coalición rojo-rojo-verde. No somos fáciles. Estamos dispuestos a participar si eso supone frenar los recortes sociales en el Senado. Éste es un objetivo en el que todos podríamos unirnos y luchar juntos. [2]
Ninguno de nosotros había esperado que estuviésemos tan preparados en este momento. A menudo me preguntan si no abandono la política con algo de melancolía. Más bien la abandono con un sentimiento de agradecimiento hacia muchos de los compañeros y compañeras que han hecho posible este éxito electoral, este triunfo. En primer lugar, hacia aquellos que no son funcionarios del partido ni tienen ningún cargo. También me embarga un sentimiento de agradecimiento hacia nuestros votantes, porque nuestro mejor programa no vale nada si no contamos con el apoyo de los ciudadanos de Alemania.
Pero también me embarga hoy un sentimiento de agradecimiento especialmente hacia aquellos con los que he trabajado en los últimos años. Quisiera mencionar, en primer lugar, a mi co-presidente, Lothar Bisky. Querido Lothar, sé que sin tu apoyo desde el comienzo este proyecto nunca hubiera arrancado. Gracias de todo corazón por este apoyo. Quiero hacer una mención especial también hoy a Gesine Lötzsch, porque desde el comienzo trabajó para que en el grupo parlamentario se reuniesen Este y Oeste. Ésta es una tarea a proseguir en el futuro. Por eso se merece todo nuestro apoyo. Permitidme un paréntesis: he leído en la prensa que me lleva la contraria muy poco. Esto es mentira, queridos compañeros y compañeras, pues a menudo no se ha mordido la lengua. Debo traicionar el secreto. Pero cuando me ha expresado sus desacuerdos, lo ha hecho bajo la mirada de más ojos. Por eso la aprecio de una manera especial. No expresa su opinión solamente en las entrevistas de después. Muchas gracias, Gesine. Pero quisiera agradecer muy especialmente -como comprenderá todo el mundo en esta sala- a Gregor Gysi, que me ha sido un compañero leal, con quien hemos conseguido juntos muchas cosas. Sin él nunca lo hubiéramos conseguido. Y después de que hubiera leído en ese semanario del odio que es Der Spiegel que Gregor es un IM de Oskar, quisiera aquí decirlo sin tapujos: yo he sido y seré un IM de Gregor. [3] Seguiremos trabajando solidariamente. Y aún otra cosa más, ahora que he mencionado estos tres nombres: sin el PDS (Partido del Socialismo Democrático, por sus siglas alemanas) DIE LINKE nunca hubiera sido posible. Agradezco a todos los que han construido el PDS, también a los presidentes del Este que a menudo me han criticado duramente. Sin ellos esto no hubiera sido posible. También agradezco a los miembros de la WASG (Alternativa electoral por el Trabajo y la Justicia Social, por sus siglas alemanas), en primer lugar a Klaus Ernst, que me ha telefoneado una y otra vez para devolverme al ruedo. Si todo el mundo estará contento con eso no lo sé, pero querido Klaus, te agradezco que me hayas convencido para participar una vez más. Juntos hemos conseguido de veras muchas cosas. Gracias de corazón. Agradezco a Ulrich Maurer, que proviene del antiguo comité ejecutivo del SPD, en el que trabajamos juntos tanto tiempo, haber apoyado mi trabajo en DIE LINKE. Se necesita también apoyo y se necesita en especial compañeros que conozco desde hace muchos años, en los que uno puede confiar. Muchas gracias, querido Uli. Y agradezco al presidente saarlandés, Rolf Linser, que ha coordinado durante dos décadas ver.di [el sindicato de oficios varios y sector servicios] en el Sarre. Él ha mantenido abiertas mis opciones en el Sarre. Sin su trabajo, los buenos resultados electorales en el Sarre no hubieran sido posibles, y mi trabajo a escala federal no hubiera sido posible en la forma en que ha tenido lugar.
Queridos amigos y amigas, hemos sido muy claros desde que irrumpimos como factor corrector de la política neoliberal. Quisimos cambiar la política de los otros partidos y lo hemos logrado. Hemos cambiado -volveré más adelante sobre ello- la política del resto de partidos, con el apoyo de la evolución de la economía mundial, que ha reforzado nuestros objetivos, y la hemos cambiado posiblemente incluso más de lo que los Verdes modificaron la política del resto de partidos en la fase de su fundación.
Somos el partido del socialismo democrático. El socialismo democrático es lo que queremos. Y podemos también decir lo que queremos decir con ello. No es tan difícil. Socialismo democrático quiere decir una sociedad sin explotación ni opresión. Tan fácil como eso. Así se encuentra no solamente en la tradición del movimiento obrero. Se encuentra en las raíces de todos los movimientos de emancipación de todo el mundo. Para mí el socialismo democrático siempre fue un movimiento hacia la libertad de la humanidad tanto como de la libertad de cada individuo. Por eso descansa en una gran tradición histórica. Me refiero a las revueltas de esclavos en Roma, a las guerras campesinas en la Edad Media, a la Revolución francesa, a la Revolución de noviembre de 1918, a la que aún hoy deberíamos regresar para debatir, y me refiero también a la Revolución pacífica de 1989. En esta tradición de lucha por la libertad está el socialismo democrático, estamos todos nosotros. Somos un gran movimiento de liberación. La lucha por una mayor libertad acompaña a la historia de la humanidad, no se detiene. La libertad, en las sociedades modernas, requiere de una organización social a la que denominamos democracia. Quien habla sobre democracia y libertad debe también ser capaz de explicar qué quiere decir con ello. Libertad no significa otra cosa que el derecho de cada individuo a decidir sobre su propia vida tanto como le sea posible. La frontera de este derecho está únicamente limitada en el mismo derecho de los demás. Aquí yacen también las raíces más profundas de la democracia, una sociedad en la que los intereses de la mayoría consiguen prevalecer. La democracia sólo es posible cuando cada individuo puede decidir su propia vida tanto como le sea posible. Eso quiere decir que la mayoría puede prevalecer, pero sin imponer su voluntad a la minoría.
Ahora vivimos en todo el mundo una situación en la que la democracia y la libertad están amenazadas como nunca antes lo han estado. Lothar Bisky ya lo ha dicho en su discurso: yo nunca podría habérmelo imaginado hace unos años. La crisis financiera que ahora muestra su rostro más amargo es el resultado de lo que hace quince años dijo el entonces presidente del Bundesbank Tietmeyer en el Foro económico mundial: vosotros los políticos -lo digo con mis palabras- ya no tenéis nada que decir. Ahora estáis todos bajo el control de los mercados financieros internacionales. Entonces este análisis fue celebrado. La democracia está acabada. Los parlamentos y los gobiernos son solamente parlamentos títeres y gobiernos títeres detrás de los cuales los mercados financieros hacen sus negocios y deciden rescatarse sin que se sepa lo que están haciendo realmente. Por eso podemos decir hoy con toda exactitud que somos un movimiento de regeneración democrática, porque -ahora quiero traicionar un gran secreto- nosotros, el partido supuestamente incompetente en materia económica, nosotros, estos populistas y demagogos, nosotros somos los únicos que hemos proporcionado respuestas modernas a la crisis financiera y a la crisis económica mundial. ¡Los únicos! Todos los demás nos copian.
Nuestro programa se puede resumir en tres letras: KFW. Con ello no nos referimos a la reconstrucción de las instituciones crediticias (Kreditanstalt für Wiederaufbau). Nos referimos al keynesianismo, a la regulación de los mercados financieros y al gobierno económico a nivel europeo. Estos son los tres pilares de nuestra política económica. El keynesianismo ha rescatado a la economía mundial en esta crisis. Sin keynesianismo, sin la inyección de dinero de los estados y los bancos centrales, la economía mundial se habría desplomado. Pero ahora viene algo nuevo, algo que la teoría económica orientada a la oferta y la demanda aún no ha comprendido: el keynesianismo sólo puedo funcionar si se vuelven a regular los mercados financieros. Si eso no sucede, entonces se mueve en el vacío, el dinero de los bancos centrales cae en manos de especuladores y no se produce ninguna reconstrucción económica sino que la destrucción de la economía sigue su camino. Por eso podemos estar orgullosos de estas dos cosas. El keynesianismo y la regulación de los mercados financieros: ésta es la receta de futuro. Ninguna otra cosa ni salvará ni reactivará la economía mundial. El gobierno económico europeo: desde hace años lo hemos reclamado una y otra vez en el Parlamento federal. Nos hemos referido a ello, hemos dicho que no hay otra forma de ayuda. No es necesario ir al fondo de la cuestión para ver las conexiones. No de otro modo fue como aumentaron los salarios de los griegos. No de otro modo fue como los salarios de los alemanes no subieron lo suficiente. El mecanismo de equilibrio era sencillo: la moneda griega había sido devaluada. La moneda alemana había sido revaluada. Ése era el mecanismo de equilibrio para los -en términos económicos precisos- costes laborales. Y cada uno debe plantearse: ¿Qué pasaba entonces? ¿Cuándo se acabó aquello? Aquella era entonces la respuesta de la economía en el resto de países europeos: llamemos como testigo principal a Jaques Delors: necesitamos un gobierno económico europeo. Necesitamos una instancia que coordine a partir de ahora la política financiera, que coordine la política impositiva, que coordine, por encima de todo, la política salarial, o se acabará el euro. Costes salariales diferentes y desarrollos económicos diferentes requieren de mecanismos de equilibrio. Ése es el sentido de un gobierno económico europeo. Nosotros, DIE LINKE, fuimos los únicos que reivindicamos esto en el Parlamento federal. Y mientras reclamábamos un programa económico europeo común mientras arreciaba la crisis, en el Parlamento se llamó a que cada uno ponga orden primero en su propia casa. Esta es la regresión al nacionalismo de la que ha hablado Lothar. «Que cada cual ponga orden en su propia casa». Eso se acabó hace algún tiempo. No podemos hacer retroceder la historia. Debemos encontrar mecanismos de regulación internacionales. Mecanismos de regulación internacionales quiere decir: coordinación mundial con el keynesianismo -lo que, con un año de retraso, ha terminado por ocurrir-, regulación mundial de los mercados financieros y un gobierno económico europeo. No se puede desentender uno de estas tareas con excusas y decir que no podemos hacer nada en casa. De haber aprobado el parlamento una sola ley acerca de lo que hemos cuestionado de la desregulación en los últimos años, si pudiésemos retroceder, entonces muchos negocios criminales se hubieran sin duda prohibido. El gobierno rojiverde -no debe olvidarse que no siempre estuvieron por la regulación como lo están ahora- extendió la alfombra roja a los tiburones. Y la Gran coalición mantuvo en su programa que debíamos extender el mercado de la securitización. Todas estas «armas de destrucción masiva» siguen desplegadas en Alemania. Con una sola ley, todas estas medidas de desregulación podrían haberse revocado. Entonces los hedge funds estarían prohibidos en Alemania y tampoco tendríamos fondos comunes de reserva. Habríamos prohibido el trasiego de carteras y habríamos prohibido sobre todo el comercio criminal con los paraísos fiscales. Esto es un verdadero escándalo. Ahora podéis ver con claridad lo que está ocurriendo realmente: el gobierno de la república actuando de contrabandista de los defraudadores de la ley. Financian con 18 mil millones de euros al Commerzbank, que en su publicidad comercial llama al fraude fiscal. Ése es el estado de la cuestión en nuestra sociedad.
El segundo punto clave de nuestra respuesta a la situación económica mundial es la restitución del estado social. Es clave en una política de izquierdas. Con ello lo que queremos decir es que debemos volver a crear una prestación para los desempleados que merezca realmente ese nombre. Tenemos una propuesta para ello. No decimos solamente que estamos en contra de algo. Decimos que queremos una prestación por desempleo en la que se pague un mes por cada año cotizado. Es una propuesta razonable. Es una regulación racional, recompensa el trabajo de toda una vida. Nuestro lema sigue siendo: debe ponerse fin al Hartz IV, porque no queremos que el objetivo sea forzar a la gente a tener un trabajo tras otro, año tras año, que esté muy por debajo de su cualificación y muy por debajo de su antiguo salario. Si ha podido existir es porque es la base del dumping salarial y el trabajo precario en Alemania. Queremos una pensión que permita a los ancianos una vejez lo más digna que pueda imaginarse. La destrucción de los fondos de pensiones públicos es una catástrofe. Todos los demás partidos han puesto su grano de arena para que ello suceda. Y puede expresarse en cifras: quien haya ganado 1.000 euros al mes en Alemania tiene, después de 45 años de trabajo, el derecho a una pensión mensual de 400 euros. Increíble. La media de los estados de la OECD es de 730 euros. ¿Qué tiene de especial en Alemania para que se castiguen así las pensiones? Por eso decimos: nosotros, DIE LINKE, luchamos por los fondos de pensiones públicos que permitan una vida digna en la vejez. Eso significa que las deducciones deben desaparecer de las fórmulas para las pensiones. Así de sencillo. El tercer punto es la sanidad pública. Nadie se atreve a explicar qué quieren decir cuando dicen sin más que defienden la igualdad. Igualdad, dicen, significa que el conserje contribuya igual a la seguridad social que el director general. Esto es tremendamente justo. Todos reciben el mismo servicio, todos tienen que contribuir lo mismo. Esta perversión de los así llamados liberales nos devuelve una vez más a lo antes dicho. Queremos la justicia social. Nosotros tenemos otros significado de la igualdad. El estado social, queridos amigos y amigas, es también el fundamento para la libertad. Quien no se da cuenta de eso, no ha comprendido lo que es la libertad. Quien a finales de mes no sabe si podrá pagar su alquiler, quien no sabe si podrá seguir llenando el cesto de la compra, no es libre. Quien no puede planificar su vida no es libre. Quien no puede planificar su vida tampoco puede participar en la vida democrática. Por eso las actuales condiciones laborales son un ataque a la libertad. Los contratos temporales y la subcontratación son un ataque a la libertad. Los Minijobs son un ataque a la libertad. Nunca aceptaremos estas formas de exclusión porque sabemos lo que la libertad significa, porque nos entendemos a nosotros mismos como un movimiento de emancipación. No debemos nunca olvidar que en una sociedad rica se excluye a muchas personas, que estas personas se ven obligadas a llevar una vida privada de libertad.
Quien quiera renovar la democracia debe saber lo que la democracia significa. Frente al resto de partidos, hemos sostenido que la «democracia es la sociedad en la que la que prevalecen los intereses de la mayoría.» No es tan difícil. Hemos dicho que, en un sentido más amplio, si los salarios descienden y si las pensiones descienden aún más, si las prestaciones sociales se desploman más todavía, entonces ya no prevalecen los intereses de la mayoría. Lo mismo vale para la crisis financiera. Es una broma afirmar que los cientos de miles de millones para salvar a los banqueros fueron proporcionados en interés de la mayoría. Por eso debemos reconstruir la democracia, para que sea de nuevo posible que prevalezcan los intereses de la mayoría. Este proyecto comienza naturalmente por nosotros mismos y por eso estoy orgulloso de que en el nuevo esbozo del programa las bases son la instancia que decide la dirección que han de tomar las decisiones. Ningún otro, queridos amigos y amigas: son los militantes quienes tienen la última palabra y no el congreso del partido. Y quien quiera razones, sólo tiene que echar un vistazo al SPD. De haber sometido el SPD a sus militantes la Agenda 2010, el Hartz IV, la participación en la guerra de Afganistán, hoy contaría con seguridad entre el 35 y el 38 por ciento de apoyo. Estoy convencido de ello. Podemos aprender algo más de los últimos años. Debemos tomar todas nuestras decisiones con nuestros militantes y nuestros votantes, sino fracasaremos y retrocederemos y queremos evitar eso a toda costa. Por eso estamos aquí: para trabajar para la militancia. Los referendos son en una democracia parlamentaria una posibilidad de abrir caminos para que prevalezcan los intereses de la mayoría. Y los sistemas parlamentarios no son, y esto puede verse en todo el mundo, ninguna garantía para ello. Habría que someter a referéndum el programa Hartz IV o la decisión de retrasar la jubilación a los 67 años. Si se hubieran aprobado así, yo no tendría absolutamente nada que decir.
Y luego tenemos aún algo más. Queremos estar en la tradición de la izquierda europea, en la tradición de [Rosa] Luxembrug y [Karl] Liebknecht de la huelga general, de la huelga política, si la mayoría ha de enfrentarse a los recortes sociales. [4] Obviamente, ésta no puede realizarse sin los militantes. Los dirigentes sindicales que son escépticos tienen aquí razón. Podría citar no obstante para convencerlos del número de socialistas europeos que han abogado por ello, empezando por Aristide Briand, un joven abogado que en una ocasión en Nantes reclamó como una de las primeras reivindicaciones la de la huelga general. [5] Es naturalmente indispensable que participen los afiliados y los militantes. Pero no deberían de frustrarse constantemente. Por eso y para eso debe organizarse la resistencia y no que todo se quede en una reunión, con un discurso y al final todos se van a tomar una cerveza y en la práctica no se hace nada. Si ésta es la forma de protestar, entonces más bien dañamos a la democracia, porque quienes protestan quieren que se consiga algo. Por eso no es tampoco ninguna bagatela que también sea una de las características que definen a DIE LINKE. Debemos poner fin nada menos que a la infiltración del sistema parlamentario mediante el cabildeo. Debemos poner fin a la puesta en almoneda de la política, que durante todo este tiempo ha tenido lugar a una escala como nunca antes había sucedido. Y por ello estamos a favor de prohibir que las empresas financien a los partidos como ocurre en Francia y estamos a favor de limitar las donaciones individuales a una suma relativamente modesta, como en Francia. Los afectados por el Hartz IV no pueden corromper las decisiones políticas, los propietarios de los hoteles Mövenpick pueden hacerlo a gran escala. Esto no es democrático. Queremos que cada voto tenga el mismo peso. Y si los demás no colaboran, entonces deberían dar una muestra de su honestidad como la de los deportistas de élite. Los deportistas llevan tradicionalmente en sus camisetas a sus patrocinadores. Fue una contribución a la transparencia y a la apertura en democracia. Imagínenselo: se reúne el parlamento, el presidente abre la sesión y entran uno tras otro todos los grupos parlamentarios y aquí llegan: vemos en primer lugar a [el presidente de los liberales] Guido Westerwelle con una camiseta de Mövenpick, seguido por la canciller con una camiseta del Deutsche Bank, tras ella, los socialdemócratas con la camiseta Daimler Benz y nuestros queridos Verdes entran vistiendo la camiseta de Hoffentlich Allianz. Sólo DIE LINKE entraría en el pleno con ropa de calle. Sería toda una imagen.
Nuestro programa de regeneración democrática toca el nervio con la cuestión de la propiedad. Esta es la idea motora del movimiento obrero desde sus comienzos. Para nosotros es válido un sencillo principio que es revolucionario: la propiedad se funda en el trabajo. Somos la única fuerza política que nos tomamos en serio este principio. Somos la única sociedad en la que cada vez más propiedad no se funda en el trabajo, pero por eso mismo nosotros, DIE LINKE, queremos cambiarla. Queremos que la propiedad se funde nuevamente sobre el trabajo, no sobre la herencia, la corrupción y la especulación. Así aparece por lo demás en el código civil: «quien mediante la manipulación o la transformación de una o más materias manufacture un bien, adquiere la propiedad de este nuevo objeto.» Éste es el artículo 950 del código civil, que se contraviene a diario en nuestra economía. Si se tomase esta ley seriamente, entonces deberíamos remodelar completamente nuestro orden económico. Es una debilidad de nuestra Ley fundamental que en ella no se defina la propiedad. Somos la única fuerza política que pregunta: ¿Qué pertenece a quién? ¿Por qué? Esta pregunta debe responderla toda sociedad en que se alcance la igualdad. Nosotros decimos que la gran fortuna de BMW no la han creado la señora Klatten y Quandat, sino decenas de miles de trabajadores. La gran fortuna de Schäffler no la ha creado la señora Schäffler, sino decenas de miles de trabajadores. Y la gran fortuna de Volkswagen no la ha creado el señor Piech, sino decenas de miles de trabajadores a los que deberá devolverles su fortuna. Ésta es una reivindicación central de DIE LINKE. [6]
DIE LINKE tampoco elude la desposesión, sino que la LINKE quiere revocar por todos los medios la insidiosa desposesión que sucede en el día a día económico. Y quien quiera discutirlo con nosotros debe responder, qué pertenece a quién y por qué motivos. Es mi deseo que el poema de Brecht «Preguntas de un obrero ante un libro de historia» encabece nuestro programa. En este poema se presentan las cuestiones fundamentales. «Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó? / En los libros figuran los nombres de reyes. / ¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?» Ésta es la principal falacia de nuestra sociedad: muchos creen que los grandes capitanes de industria «han arrastrado los grandes bloques de piedra.» Una falacia elemental que ha sobrevivido durante siglos. Ahora somos capaces de diferenciar la cuestión de la propiedad. Los suecos han nacionalizado todos sus bancos durante la crisis económica. Cuando redactamos en nuestro programa que queremos la socialización de los bancos se producen también en nuestras filas irritación. Y por supuesto, que el significado de la nacionalización no es popular entre la población, lo sabemos de sobras. [7] Tampoco es la llave maestra que abre todas las puertas -volveré sobre ello más adelante- pero se trata de anclar el sector financiero nuevamente al control democrático y eso sólo puede suceder si el estado toma la responsabilidad de las grandes instituciones. Quisiera explicar este razonamiento. Es un hecho desconocido que todos los grandes bancos e instituciones se han nacionalizado desde hace mucho tiempo. Nos jugamos miles de millones con la nacionalización de estas instituciones. El ganador cosecha los beneficios, pero si ha hecho algo mal, entonces tenemos un accionista, el padre estado. Esta nacionalización torpe la rechaza DIE LINKE. Queremos, ya que se han socializado las pérdidas, que también se socialicen los beneficios.
Lo mismo vale para las empresas energéticas. En Francia no hubo bajo ningún pretexto debate, y tampoco en otros estados, pero entre nosotros, como era de esperar, sí que la hubo, porque estamos fijados ideológicamente como apenas ninguna otra sociedad. Queremos remunicipalizar el sector energético. Ésta es también una cuestión clave del programa en Renania del Norte-Westfalia. Queremos convencer a los Verdes de que sólo un sector energético descentralizado es respetuoso con el medio ambiente. Cuando los Verdes actúan como santos patronos de la [compañía eléctrica regional] RWE y del resto de empresas energéticas, no son Verdes, son reaccionarios, y esto hay que decirlo claramente. Luego surge otra cuestión clave en relación con la economía general: ¿Qué ocurre con las industrias clave? Es nuestro deber discutirlo. Hay quien apuesta por la participación estatal y hay quien, entre quienes me cuento, quieren la democracia industrial, aumentando la participación y las decisiones de los trabajadores. Es éste un debate que debemos resolver. Hemos puesto el ejemplo de Opel. Quienes fueron los primeros que suplicaron una participación del estado, y quienes hubieron de oírlo no pudieron más que sorprenderse, fueron Merkel y [el presidente de la CDU en Hesse, Roland] Koch. Fue entonces cuando Gregor y yo dijimos: no queremos ninguna VEB,[8] porque con esta fórmula para combatir la crisis nos han querido dar una lección a nosotros, que defendemos la democracia industrial. Nosotros queremos la libertad desde abajo, diferenciar a los individuos. La organización de los trabajadores es la utopía del futuro, la utopía de un partido verdaderamente de izquierdas.
Y por supuesto queremos apoyar al pequeño comerciante y empresario. Fuimos los únicos en el Parlamento que, en interés de los pequeños comerciantes, pedimos la reintroducción de una amortización decreciente para todas las mercancías. Fuimos los únicos que quisimos eliminar las exenciones personales (Mittelstandsbauch) en interés de los pequeños comerciantes y somos los únicos que queremos implantar el salario mínimo y reforzar la demanda doméstica en interés de los comerciantes que hacen sus negocios y ganan su dinero aquí, en Alemania. Quien aspire a una sociedad ecológicamente sostenible debe aspirar a otro reparto de poder. En el sector energético debería ser comprensible por sí mismo. El principio ecológico es también un principio de descentralización y de distribución de poder. La democracia industrial también es ecológica, como las recientes investigaciones en economía han demostrado. Ahí tenemos a premios Nobel que lo ha demostrado científicamente: si los bienes son administrados colectivamente, eso es sostenible. [9] Se trata de una razón más para la democracia industrial en un sentido amplio. Y la guerra es tan poco verde como la desregulación de los mercados financieros. Eso es lo que los Verdes no han entendido: que con la desregulación de los mercados financieros la catástrofe ecológica está servida. Véase el caso de la economía petrolera en el Golfo de México.
Termino. La guerra es la peor forma de destrucción medioambiental. Y estoy orgulloso de poder decir hoy que somos el único partido antibelicista en Alemania. Somos los únicos que seguimos en la tradición del movimiento obrero. Somos los únicos que mantenemos las tesis sobre el imperialismo del movimiento obrero, tesis que son, lisa y llanamente, el resultado de un análisis social. Es así de cierto y la guerra en Oriente próximo así lo muestra: las guerras no se libran por la libertad y la democracia, son y serán siempre guerras por las materias y los mercados y en ello DIE LINKE no participará jamás. Esto también se aplica a la sedicente intervención humanitaria, que por desgracia aún sigue en el programa del SPD, y que también por desgracia sostienen los Verdes. No existen explicaciones éticas racionales. Lo he dicho cientos de veces y lo digo hoy también: mientras se pueda salvar a millones de personas del hambre con muchísimo menos dinero, mientras se pueda salvar a millones de personas de la enfermedad y la muerte con muchísimo menos dinero mientras una «intervención humanitaria» cuesta muchos miles de millones, la guerra no tiene ninguna justificación ética.
Queridos amigos y amigas, Lothar y yo pasamos hoy el relevo. Creo que podemos estar contentos de haber conseguido mucho con vosotros. Y ahora depende de vosotros y de todos nuestros militantes que sigamos este camino sin desviarnos. Hemos tenido éxito y una estrategia de éxito no se sustituye nunca. Seguiremos siendo el partido que representa la justicia social y la democracia.
En este sentido, ¡os deseo muchísima suerte! [10]
Notas: [1] Christlich-Soziale Union in Bayern , Unión Social-Cristiana de Baviera, partido hermano de la CDU (Unión Cristiano-Demócrata). [2] Las conversaciones para la formación de una coalición gubernamental rojo-rojo-verde (SPD-LINKE-Verdes) en Renania del Norte-Westfalia finalmente fracasaron. En el momento de traducir este texto, se barajaba la posibilidad de una «coalición Jamaica» (CDU-SPD-Verdes) y una «coalición semáforo» (SPD-FDP-Verdes). Finalmente se cerró una coalición rojiverde en minoría. [3] Siglas de Inofizielle Mitarbeiter, informador no-oficial de la Stasi, los servicios de seguridad del estado en la extinta RDA. [4] La legislación alemana prohíbe la huelga general por motivos políticos. [5] Aristide Briand (1862-1932), político socialista francés partidario del fortalecimiento de las relaciones franco-alemanas y de la creación de una unión social europea. [6] Susanne Klatten (nombre de soltera: Susanne Hanna Ursula Quandt) es la heredera de los propietarios de BMW y la persona más rica de Alemania. El grupo Schäffler es el mayor fabricante de maquinaria para la industria aeroespacial y automovilística. [7] Verstaatlichung en el original. Literalmente: «estatalización». [8] Volkseigener Betrieb , en la extinta República Democrática Alemana, empresa de propiedad estatal. [9] Referencia a Elinor Ostrom (1933), premio Nobel de economía en el 2009 por sus investigaciones sobre la propiedad comunal. [10] Glück auf en el original. Se trata del saludo tradicional de los mineros alemanes. En regiones mineras como la cuenca del Ruhr y el Sarre (de donde procede Lafontaine) el uso se extendió a los sindicatos y el SPD.
Fuente: El Viejo Topo, n. 270-271, julio-agosto