La transformación que las sociedades latinoamericanas ansían gracias a la Educación no conseguirá impulso a través de las políticas vigentes mientras quede a cargo solamente de políticos bien intencionados. Es preciso que la sociedad civil se despierte de un sueño que lleva décadas en América Latina y que delega responsabilidades nuestras a «autoridades» y a […]
La transformación que las sociedades latinoamericanas ansían gracias a la Educación no conseguirá impulso a través de las políticas vigentes mientras quede a cargo solamente de políticos bien intencionados. Es preciso que la sociedad civil se despierte de un sueño que lleva décadas en América Latina y que delega responsabilidades nuestras a «autoridades» y a otros entes indirectamente interesados en la cuestión.
Es con esta disposición que los países ibéricos (España y Portugal, pero sobre todo el primero) han mirado cada vez más hacia un parámetro de regionalismo que integre a América Latina a objetivos de política exterior de estos países. Prefiero creer que están actuando de buena fe, y en la peor de las hipótesis, que nos ayudarán a que nuestra somnolencia al respecto no sea tan duradera.
En este marco de integración entre América Latina y estas ex-metrópolis europeas, surgió el Congreso Ibero-americano de Educación Permanente y Técnico-profesional, que tuvo lugar en Luque, ciudad paraguaya próxima a la capital Asunción, entre el 27 y el 28 de septiembre de 2011 con el tema «Educación a lo largo de la vida ante el Siglo XXI».
La Organización de Estados Ibero-americanos para la Educación, la Cultura y la Ciencia (OEI) y el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) de Paraguay organizaron este congreso que se vincula al Plan Ibero-americano de Alfabetización y Educación Básica de jóvenes y adultos 2007-2015.
El evento se dirigió especialmente a los coordinadores y directores de instituciones educativas que se preocupan con el proceso de formación de ciudadanos a largo plazo. Tal preocupación se debe a que algunos gobiernos se empeñan más en atender las demandas empresariales que las de sus ciudadanos, como a través de la oferta prioritaria de cursos profesionales que precarizan la mano de obra, mantienen los salarios a muy bajos niveles y llenan los bolsillos de empresarios multinacionales y multilingües.
Algunos de los temas del Congreso fueron:»La educación que queremos para los jóvenes bicentenarios», «Perspectivas regionales para la educación de jóvenes y adultos», «Nuevos desafíos para la educación a lo largo de la vida», «Educación a lo largo de la vida para migrantes». Uno de los temas presentados relató la dificultad que migrantes paraguayos enfrentan para obtener títulos en universidades argentinas sin la documentación necesaria que les permita vivir en el país meridional.
El Ministerio de Educación y Cultura paraguayo divulgó que el Congreso recibió a más de 2500 participantes, entre docentes, educadores y políticos. Esta misma institución recordó que las palabras de apertura del evento giraron en torno a proponer una educación pública de calidad, de equidad en el acceso y en sintonía con los nuevos tiempos.
El discurso reivindicatorio es factible, pertinente y obligatorio. Basta con recordar la importancia que el movimiento estudiantil chileno ha tenido en la comunidad latinoamericana, mientras que en Brasil los profesores de escuelas públicas justificada y permanentemente organizan huelgas, pero sus demandas se atienen casi siempre a aumento de salarios y estabilidad en su carrera en lugar de promover una revolución educativa. Una vez que sus demandas son atendidas el movimiento huelguista se ahoga y la educación pública vuelve a convertirse en el fiasco que ya es. Peor que esto, el éxito (mancomunado a políticos veniales y a «presiones» de lobbys de todo tipo) de la educación privada, neoliberal, cara, selectiva, determinante para el acceso a las más destacadas universidades (públicas) brasileras, dónde no llegan los pobres, porque las becas para los mejores cursos preparatorios de pre-grado son muy parcas.
Suenan a tragedia educativa en Brasil los datos recolectados por el «ojómetro», el «escuchómetro» y el «noticierómetro» de que la deserción escolar es alta, los profesores no están preparados para enseñar a los estudiantes desmotivados a participar, el ambiente educativo cede espacio al tráfico de drogas y las rivalidades entre colegas, y el «bullyng» es el plato de la semana en las meriendas.
Reitero lo que escribí en el primer párrafo, es mejor que las propuestas y discusiones sobre educación no queden solamente en manos de políticos (mucho menos en las de empresarios) y que la sociedad recobre su espacio y el de las generaciones venideras en esta categoría social tan importante para el desarrollo de un país. Los Ministros de Educación de los países Ibero-americanos firmaron la Declaración de la XXI Conferencia Ibero-americana de Educación el 26 de septiembre de 2011 bajo el lema «Transformación del Estado y Desarrollo» a incorporarse a la agenda de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la que Asunción será anfitriona entre el 28 y el 29 de octubre de 2011.
Espero que los países Ibero-americanos compartan experiencias educativas que traigan esperanzas a los millones de jóvenes y adultos que quieren estudiar pero que no encuentran oportunidades a partir de las cuales puedan desarrollar sus talentos.