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Eurocrisis: poco, tarde y mal

Fuentes: Il Manifesto

Traducción Susana Merino

Escasamente y demasiado tarde. Frente a la crisis así actúa la política europea e italiana. Primer tema, la finanza. Se ha dejado, por décadas, absoluta libertad a la especulación, la Comisión europea ha presentado la propuesta de establecer un impuesto a las transacciones financieras, hace dos días el Parlamento europeo la ha votado. En general existe acuerdo político – excepto el del primer ministro inglés David Cameron – y según el Eurobarómetro el 66% de los europeos quieren que esta medida se establezca. Pero todavía no sabemos si, o cuando, entrará en vigor. Segundo tema, Grecia. La (pequeña) dedua pública de Grecia hubiera podido ser garantizada sin problemas por el conjunto de la Eurozona. Se ha convertido en la mecha que ha hecho estallar la especulación contra todos los países de la periferia europea. Ahora refinanciar esa deuda cuesta el doble (casi el 15% del gasto público será para pagar los intereses) y la Unión -exigida por Berlin – se ha orientado hacia un compacto fiscal que obliga a todos a reembolsar esa deuda: una política irrealizable, pero solo el nuevo presidente francés François Hollande se anima a decir «el rey está desnudo»; Italia se alínea y la canciller alemana Merkel permanece impasible – luego de cuatro derrotas electorales – ante la propuesta del eurobono.

Despues de tales desastres en el sector de las finanzas públicas, el eje Berlín-Bruselas-Frankfurt decidió a fines de 2011, salvar a la banca privada; una cuenta demás de miles de millones de euros de liquidez «regalados» por el BCE a los bancos durante tres años a una tasa del 1% para poner en orden cuentas que continúan haciendo agua por todas partes (pueden verse los casos de JP Morgan, de los bancos españoles, del Monte Paschi) Además el Mecanismo europeo de estabilidad se perfila como un instrumento que le permita a la banca privada liberarse de los títulos públicos de alto riesgo. La cuotas de la deuda pública de Grecia, España e Italia en manos de inversores extranjeros está aumentando rápidamente; en Italia, entre junio y diciembre pasados los extranjeros se desprendieron de BOTs por 150 mil millones. En estos meses la carrera se ha acelerado. Una vez puestas a salvo las finanzas ya puede salir Grecia de la Eurozona.

Las voces se multiplican, los bancos alemanes no pagarán más los costos sino – a través de la devaluación y de los precios de las importaciones hasta las nubes del 90% de los griegos más pobres: los ricos ya se han llevado su plata fuera del país. Y este es el tercer problema, la fuga de capitales. Escapan de Grecia, de Francia y de Italia, van a Alemania (se compran títulos alemanes con rendimientos del 0,07%) van a Suiza, en donde a fines de 2011 se evaluaba que el patrimonio financiero fugado por los griegos (actualmente multiplicado) de 80 mil millones han ido a parar a los paraísos fiscales. En Italia el Citigroup estima que la fuga de capitales en 2011 era de 160 mil millones de euros (el 10% del PNB) para España 100 mil millones; este año la tendencia se ha acelerado bruscamente. Los depósitos de la banca extranjera en Italia han caído un tercio y es aún peor en los demás países del sur de Europa. Actualmente hemos llegado al retiro de los depósitos bancarios; todo el sistema financiero vacila y la política sigue sin verlo, se calla, no actúa. La carrera hacia el colapso no se detiene, a menos que las próximas elecciones – sucesivamente en Grecia, Holanda, Italia y Alemania- no impongan un radical cambio de rumbo.

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