El ahora presidente de la república de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén dedicó varios minutos de su discurso de toma de posesión, a la cuestión económica nacional. No es casual que así haya sido, las estadísticas muestran que las dificultades económicas son el desafío principal, junto al tema de seguridad, que enfrentará su gobierno. Un […]
El ahora presidente de la república de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén dedicó varios minutos de su discurso de toma de posesión, a la cuestión económica nacional. No es casual que así haya sido, las estadísticas muestran que las dificultades económicas son el desafío principal, junto al tema de seguridad, que enfrentará su gobierno.
Un estudio publicado por el Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP)1, señala que el 51.7% de la población considera que la principal tarea en la que debe centrarse el nuevo gobierno es el combate a la delincuencia, mientras que el tema económico bajo el cual pueden agruparse la creación de fuentes de empleo (17.6%), control de la canasta básica (6.3%) y, mejoramiento de la economía en general (10.4%), llega al 34.3%.
Ante este clamor popular, las respuestas de Sánchez Cerén han sido rotundas y sin temor a vacilaciones: «las relaciones con Estados Unidos son vitales, el Asocio para Crecimiento es una gran herramienta para generar mayor inclusión», indicó el otrora comandante guerrillero. Precisó, además, que hay pláticas avanzadas para el ingreso de El Salvador a Petrocaribe, mientras que se comprometió a la ampliación del Aeropuerto Internacional Monseñor Romero, la modernización del puerto de Acajutla y otro tipo de inversión en obra pública de infraestructura de transporte.
Sánchez Cerén no dijo una palabra, en su prolongado discurso de alrededor de 40 minutos, sobre la necesidad de romper con los Tratados de Libre Comercio -ya sea con Europa o Estados Unidos- que maniatan al país a la lógica voraz del capital transnacional, profundizan el sometimiento de la producción local y lesionan la soberanía nacional frente al imperialismo, sobreexplotan la fuerza de trabajo, devoran nuestros recursos naturales, etc. Tampoco mencionó -pese a haber tocado el evidente problema de la deuda externa- la necesidad de la moratoria y/o condonación de la misma2, mucho menos habló de una reforma fiscal profunda que modifique las estructuras económicas que sustentan el dominio de la burguesía oligárquica salvadoreña.
A continuación estudiamos de forma somera cada uno de esos tres componentes que sin duda marcarán la lógica y el desarrollo de la gestión económica del gobierno de Sánchez Cerén y el FMLN, durante los próximos 5 años, para culminar con algunas apreciaciones o consideraciones generales sobre la venidera gestión económica del presidente Cerén.
1. El Asocio para el Crecimiento: profundización del modelo neoliberal
El Asocio para el Crecimiento (ApC), entre El Salvador y Estados Unidos firmado en noviembre del 2011, es un plan que pretende explícitamente abrir una nueva etapa de las relaciones neoliberales en el país, una segunda fase, donde, casi agotados los recursos y empresas estratégicas del Estado, como producto de las reformas neoliberales de los sucesivos gobiernos de ARENA, principalmente de Alfredo Cristiani (1989-1994) y Calderón Sol (1994-199), se dirige a la creación de asocios público-privados, donde, en última instancia, no son sino privatizaciones-Concesiones, que en términos de resultados es lo mismo.
El Plan de Acción Conjunto del ApC expresa:
El Asocio para el Crecimiento es un esfuerzo que aspira a ampliar rápidamente el crecimiento económico inclusivo en El Salvador bajo un compromiso profundo con la democracia y los derechos humanos. A fin de lograr estas metas, todos los socios reconocen la importancia de una economía de mercado en buen funcionamiento y el rol fundamental del sector privado en liderar el desarrollo económico mientras que el gobierno cumple un propósito esencial estableciendo un entorno institucional propicio para el crecimiento económico, haciendo frente a las brechas sociales e invirtiendo en las personas (énfasis nuestro)3.
Es evidente entonces, que tal plan contempla la profundización del modelo neoliberal, el otorgamiento al Estado de la única función de establecer el entorno institucional para la libre operación de las fuerzas del mercado. En ese sentido, resulta interesante que el FMLN, un partido otrora anti-neoliberal se haya ahora plegado a una agenda de este tipo.
En todo caso el tema del ApC es sin duda una paradoja en el interior del mismo partido FMLN. Los dirigentes del éste partido, durante la marcha oficialista del 1° de mayo, declararon estar abiertamente en contra del mismo, por su carácter privatizador. «Con respecto al Asocio del Crecimiento, les queremos decir que el proyecto que ha sido presentado a la Asamblea Legislativa, la fracción del FMLN no lo respalda, no lo respaldamos»4, dijo Sánchez Cerén.
Sin embargo, estas posiciones más que reflejar una realidad consecuente, parecieran ser más el producto de la euforia y de la necesidad de mostrarse ante los trabajadores como acérrimos defensores de los bienes del Estado. Una prueba fehaciente de ello es que el mismo programa de gobierno formulado para el 2014-2019 contempla al ApC como una de las «bases para la reactivación de la economía»5, y establece sus objetivos casi en los mismos términos a los elaborados por los Estados Unidos. Dice:
El asocio para el crecimiento… tiene como principal apuesta el desarrollo del corredor costero-marino. Para ello conformamos el Consejo Nacional Para el Crecimiento… Con su impulso fueron aprobadas las reformas legislativas a la ley de zonas francas, los servicios internacionales y los asocios público-privados, encaminados a estimular la inversión6.
El discurso es claro y no deja lugar a la confusión. El FMLN levanta en su programa de gobierno el ApC como una victoria que debe profundizar, y aún más como una pieza clave en el proceso de atracción de inversión y por ende (en una lógica neoliberal) en vehículo de desarrollo. En ese proceso pierde cuidado de trucar derrotas por victorias; presenta las reformas a la Ley de Zonas Francas que exoneran al capital extranjero del pago de impuestos hasta por un plazo de 15 años, como una colosal victoria, cuando es en realidad un proceso de desmantelamiento de la capacidad de recaudación tributaria del Estado. Y, qué no decir de los asocios público-privado que además de amenazar los servicios públicos (educación, salud, energía, agua, etc.) contienen un fuerte componente de flexibilización laboral, que terminarán, junto con el proyecto de Ley de la Función Pública (también componente del ApC) dando el tiro de gracia a los más mínimos derechos sindicales ganados por enormes e históricas luchas (derecho a sindicalización, a huelga, a estabilidad laboral, etc.).
2. La inversión en Obra Pública de Infraestructura de Transporte
Entendemos la Obra Pública de Infraestructura de Transporte como un tipo específico de construcción que incluye el transporte por carretera (autopistas, autovías, carreteras, caminos, etc.), el marítimo o fluvial (puertos, canales, etc.), el transporte aéreo (aeropuertos) y el ferroviario. A la vez concebimos la inversión pública como:
Toda erogación de recursos de origen público destinados a crear, incrementar, mejorar o reponer las existencias de capital físico, con el objeto de ampliar la capacidad del país para la prestación de servicios y/o producción de bienes; concepto que tiende a asociarse principalmente con infraestructura física de carácter público7.
Este tipo de inversión fue otro de los elementos claves en la parte económica del discurso de toma de posesión de Sánchez Cerén el 31 de mayo. Por otra parte, forma una pieza clave en el programa de gobierno, al que concibe de hecho como «el legado de obras públicas»8.
En éste como en el ApC, las millonarias inversiones que vienen de los impuestos o de préstamos que en última instancia terminan siendo pagados por los ciudadanos, no son para el desarrollo nacional y la integración de los pueblos.
La millonaria inversión en Obra Pública de Infraestructura de Transporte que plantea Cerén sería continuidad de las políticas ya implementadas. No es casual que al frente del Ministerio de Obras Públicas se mantenga Gerson Martínez, quien dicho sea de paso, ha sido bien evaluado por el mismo tanque de pensamiento de la burguesía oligárquica: la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES)9. Veamos, sólo a manera de ejemplo, para sustentar lo anterior, algunos datos:
En el 2012 concluyó el pacto del FOMILENIO I, que otorgaba US$460,9 millones para un supuesto desarrollo de la zona Norte del país, de los cuales US$219 millones se reservaban exclusivamente para la construcción de la Carretera Longitudinal del Norte. En la actualidad, el segundo compacto del FOMILENIO destinada, esta vez, a la Franja Costero-Marina del país, contempla hasta un total de US$200 millones en infraestructura, entre los que se encuentran la ampliación de la frontera el Amatillo, por donde pasa el 25% del total de productos de exportación del país, la ampliación de la carretera que conduce al Aeropuerto Internacional de El Salvador (AIES) que contempla hasta US$123 millones, y obras en recorridos que llegan hasta San Marcos Lempa, La Canoa y Camaronera, y otros.
Por otra parte, la ampliación del mismo AIES costará unos $70 millones (US$496 millones hasta el 2032). Existen otros proyectos como el Sistema Integrado de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador (SITRAMSS) con un costo de $10.5 millones utilizados para la construcción de la primera fase del proyecto.
Toda esta millonaria inversión, en realidad está destinada a la construcción de un complejo de carreteras que va desde Panamá hasta México, y que otrora formaba parte del llamado Plan Puebla-Panamá, ahora Plan Mesoamérica, y su objetivo es la construcción de un eje de infraestructura de transporte (y, dicho sea de paso, energético) para el funcionamiento pleno del libre comercio, visto éste como la circulación de mercancías a bajo costo, principalmente desde los Estados Unidos hacia América Latina. Por otra parte, este proceso también contribuye a masificar la exportación mercantil hacia los territorios de América Latina como una forma de resolver las crisis de sobreproducción recurrentes en territorio estadounidense, a la vez que extrae con ello, parte de la renta nacional de los trabajadores y sectores populares.
Esta infraestructura también servirá para asegurar la conectividad entre los centros de abastecimiento de la materia prima, con los llamados nodos o ciudades de ensamblaje (zonas francas) abundantes en Centroamérica, y los puntos de exportación, siempre sobre la base de mejorar los enlaces y la conectividad territorial y marítima para la circulación de mercancías y el potenciamiento de la reproducción ampliada de capital, de acuerdo a los intereses de las compañías trasnacionales instaladas en la región. Por otra parte, es evidente que la construcción del complejo de carreteras también servirá al comercio Este-Oeste, sobre todo a las economías China y estadounidense.
3. La inserción a petrocaribe: la expresión de la crisis financiera del Estado
Por último, la tercera política anunciada por Sánchez Cerén, a primera vista podría parecer la antítesis de las dos anteriores, pues mientras aquellas se orientan al sometimiento a los dictados de Estados Unidos y del capital monopólico transnacional y sus intereses económicos y geopolíticos en la región, este último podría ser interpretado, como «suaves intentos del gobiernos por irse retirando de la esfera hegemónica de los imperialismos de Occidente», para vincularse a un supuesto proceso de integración en el Sur de América, a la par de Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Argentina, Bolivia, etc.
Consideramos, sin embargo, que una visión de este tipo es equivocada y, muy por el contrario, consideramos que ella es la máxima expresión de la crisis financiera del Estado salvadoreño. En defensa de esa tesis podríamos agregar que precisamente países como Honduras y Guatemala se encuentran integradas a petrocaribe y no por eso sus economías se han retirado de la órbita de dominio de los imperialismos de Occidente: Estados Unidos y Europa; muy por el contrario países como estos no han hecho sino profundizar los lazos de dependencia, sometimiento y pillaje imperialista.
Por otra parte, la alternativa petrocaribe lo es sólo a medias, pues no representa, como muchas veces es vendida, la panacea de los países de la región. Petrocaribe mantiene las bases del sistema de dominación capitalista, y es progresivo, tal vez, únicamente en la medida en que permite un mayor margen de maniobra de las finanzas en quiebra de los estados semi-coloniales de la región, mayormente en países como El Salvador donde la perdida de la moneda nacional, sumada a la exorbitante deuda externa, déficit fiscal, bajo crecimiento económico, desmantelamiento del sistema productivo, etc., hacen del manejo del Estado, un verdadero timoneo de barco a la deriva.
Con esto pues, decimos que si bien la inserción del El Salvador a Petrocaribe puede dar un respiro -muy corto y apretado- no representa la solución a los problemas estructurales de la economía nacional. Por otra parte, algo que es imprescindible mencionar, antes de pasar a la generalización de lo hasta aquí expresado, es el hecho de que El Salvador no entra a Petrocaribe por una identificación político-ideológica con el bloque de países que lo integran, sino por una imperiosa necesidad económico-financiera, principalmente por el pequeño margen de maniobra que le dará al manejo del Estado, manteniendo éste intacta su base neoliberal.
Es decir pues, en última instancia, la inserción a petrocaribe no es sino la otra cara de la moneda, tan necesaria para el mantenimiento del Estado neoliberal actual, el mantenimiento y pago de la deuda externa de manera puntual, la política fiscal profundamente regresiva, y como componente social, el mantenimiento de la política conocida como «de reparto de migajas» ahora institucionalizada en ley de la república.
4. A manera de conclusión: algunas consideraciones generales
Hemos analizado las tres políticas económicas anunciadas por Sánchez Cerén en el traspaso de mando, que efectivamente constituirán la lógica y la orientación de desarrollo de la política económica del nuevo gobierno del FMLN. Su interrelación es evidente: mientras la primera es de abierta orientación neoliberal y de claro sometimiento a los dictados del capital trasnacional estadounidense, la segunda no es sino la construcción del sostén material de la primera en tanto contribuye a crear la infraestructura de desarrollo de la primera; La tercera por otra parte, es la condición indispensable para el desarrollo de las dos primeras.
Es entonces inevitable augurar, como mínimo, que el nuevo gobierno del FMLN sostendrá -cuando no profundizará- el modelo neoliberal en el país, esta vez impulsado, ya no por un personaje ajeno a la tradición «farabundista» como lo fue Mauricio Funes, sino por el mismo Sánchez Cerén, con un ex comandante guerrillero, fundador del FMLN y firmante de los Acuerdos de Paz. Experimentaremos, además, una mayor profundización de las relaciones de sometimiento al imperialismo estadounidense y europeo y sus inevitables consecuencias políticas y sociales: la profundización del status de semicolonia.
Como consecuencia de lo anterior, es posible prever el mantenimiento de la política de endeudamiento irresponsable, el pago puntual de la deuda externa, el mantenimiento de una política fiscal injusta y regresiva, el permanente desmantelamiento del sistema productivo, etc., y como consecuencia, la profundización de la miseria, el hambre, el desempleo y la explotación, débilmente velados estadísticamente por las políticas neoliberales de reducción de pobreza (entrega de semillas, paquetes escolares, etc.).
Notas:
1 IUDOP: Boletín de prensa Año XXVIII, No.3. Pág. 5.
2 Vale decir que la deuda externa salvadoreña es, además de una fuerte salida de flujos de capital, política y técnicamente impagable. del 2000 al 2011 pagamos US$17,423.4 millones de deuda externa; sin embargo, ésta lejos de disminuir, se incrementó en US$9,700 millones. Para 2016 tendremos una deuda de US$18,302 millones y habremos pagado US$25,264.3 millones, es decir habremos pagado 5.3 veces la deuda que teníamos en el año 2000 y ésta se habrá incrementado 3.8 veces. A esto habría que sumarle la deuda previsional, con lo que para el 2016 estaríamos endeudados con el 112% en relación al PIB. (Arias Pénate, Salvador: La trampa de la deuda en El Salvador. Pág.66 – 71. San Salvador, El Salvador. 2012 Talleres gráficos UCA).
3 Asocio para el Crecimiento: El Salvador – Estados Unidos, plan de acción conjunto. Noviembre del 2011. Pág. 4. Versión digital.
4 Diario El Mundo: Sánchez Cerén refuta Asocio a Crecimiento. 2 de mayo del 2013
5 FMLN: Ob Cit. Pág. 14.
6 Ídem Pág. 15.
7 Ministerio de Hacienda: Política de Inversión Pública 2010-2014. Pág. 2.
8 FMLN: Ob Cit. 13.
9 La prensa Gráfica: 26 de mayo de 2014 pág. 28. «FUSADES resalta el trabajo del ministro de Obras Públicas, Gerson Martínez, por haber llamado a Naciones Unidas y a CASALCO para que crearan un programa de transparencia que lo ha distinguido en esta administración.
Joel Arriola es estudiante de sociología de la Universidad de El Salvador. Su blog personal es: http://joelarriolaes.wordpress.com/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.