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Alguna vez alguien atravesó su país, llegó a la costa y tomó un grano de sal. El movimiento de masas que desencadenó nos advierte que algo había roto. Una ruptura íntima, una desobediencia frente a una injusticia, hizo de detonante.
Alguna vez alguien atravesó su país, llegó a la costa y tomó un grano de sal. El movimiento de masas que desencadenó nos advierte que algo había roto. Una ruptura íntima, una desobediencia frente a una injusticia, hizo de detonante.