La crisis de salud por la expansión del coronavirus, vinculada a la crisis económica, social y política de carácter estructural, debería enfrentarse con medidas sociales contra la agudización de la pobreza y la pérdida de fuentes de empleo, gestión plural y coordinada con la sociedad organizada y sus autoridades legítimas, información técnica y transparente. Por […]
La crisis de salud por la expansión del coronavirus, vinculada a la crisis económica, social y política de carácter estructural, debería enfrentarse con medidas sociales contra la agudización de la pobreza y la pérdida de fuentes de empleo, gestión plural y coordinada con la sociedad organizada y sus autoridades legítimas, información técnica y transparente.
Por el contrario, predomina la desinformación y las restricciones al acceso a información, se agudiza la concentración de la toma de decisiones en la figura del presidente, la sociedad organizada carece de papel (o lo desarrolla de forma autónoma e independiente, con restricciones). En fin, no existen planes que complementen las medidas de resguardo (confinamiento, cordones sanitarios) con proyectos sociales que favorezcan a quienes tienen que salir a trabajar todos los días o carecen de un trabajo y un salario dignos.
En este contexto, iniciativas ciudadanas, populares y comunitarias, con o sin experiencia organizativa, se multiplican y llegan a donde instituciones del Estado no pueden, no saben o no quieren llegar.
Este escrito hace referencia a algunas de estas iniciativas, una muestra básica de un mosaico de acciones que colorean estos días uniformes y tórridos, y pueden prefigurar futuros de comunidades solidarias y organizadas.
La solidaridad puede salir de casa
Para el Colectivo por la Vida, la distancia física necesaria estos días y probablemente durante mucho tiempo, va acompañada de más cohesión social. El Colectivo promueve recaudaciones monetarias y en especie para beneficiar a personas en situación de calle y de la tercera edad, economía informal y de subsistencia, trabajadoras de casa particular despedidas y otros grupos en situación de vulnerabilidad. La solidaridad, dicen, puede salir de casa.
Por su parte, el Movimiento de Jóvenes de la Calle apoya de forma continua a 400 jóvenes de la calle.
Zona 1: centro de poder o encuentro de dignidad y empatía
La Olla comunitaria ofrece alimentos desde el 7 de abril. Comenzó como iniciativa de Café Rayuela y ahora es dinamizada con aportes solidarios en especias y trabajo de casi cien voluntarios. Actualmente distribuye alimentación a más de 1,000 personas cada día.
La Olla Comunitaria se sitúa a media cuadra de Casa Presidencial y organismos de inteligencia y seguridad. También en una zona de creciente especulación y gentrificación. El alcalde auxiliar de la zona 1 intenta limitar su actividad porque genera basura en el área. Estos días, además de chafas y orondos funcionarios de gobierno que no sabemos qué hacen, la zona 1 se viste de dignidad y empatía.
Trabajan donde el Estado no está ni se le espera
En San Ildefonso Ixtahuacán grupos comunitarios apoyados por AFOPADI (Asociación de Formación para el Desarrollo Integral) confeccionan mascarillas y otros equipos de protección, para comunidades y para equipar el Centro de Salud. El municipio está situado a 298 kilómetros de la capital de Guatemala, con presencia simbólica de instituciones del Estado. AFOPADI trabaja desde hace más de 20 años en la zona. Los grupos de agroecología acompañados por la organización disponen de reservas de alimentos para seis meses y son menos vulnerables a la pandemia.
Agricultura es vida
Las iniciativas de huertos familiares y comunitarios, tanto urbanos como rurales, se multiplican, con redes de capacitación e intercambio de semillas, experiencias y productos, aunque las redes son aún débiles.
La agricultura campesina -para enfrentar la pandemia y sobre todo la crisis estructural- no tiene peso en las políticas públicas y en el debate político, a pesar de que la agricultura es el sector fundamental y el campesinado un sujeto estratégico para el cuidado de la vida.
El comercio local y de barrio, reorientado a ser puente entre la agricultura campesina y los centros de consumo, los mercados cantonales y campesinos, crecen como espacios de intercambio de productos y de construcción de relaciones sociales.
La reciprocidad intercomunitaria rompe el aislamiento
Cinco días después de la instalación del cordón sanitario en Patzún (5 de abril) agricultores de Patzicia donaron alimentos de su reserva de cosecha. Rompieron el aislamiento físico y sobre todo la estigmatizacion creciente. Los agricultores no hicieron un gran acto, no publicaron sus nombres, no convocaron a la prensa: llegaron, dejaron los alimentos y se retiraron, hasta la siguiente.
Como estas, iniciativas de apoyo entre comunidades son continuas, poco divulgadas y estratégicas. En Quiché, caserío Xatinap Primero, las autoridades comunitarias crearon un Centro de Acopio para familias en extrema pobreza. En San Juan Sacatepéquez, mujeres organizadas en la Asociación Integral Grupo de Mujeres Sanjuaneras, AGIMS, lograron beneficiar con alimentos y otros productos a 200 mujeres víctimas de violencia. En San Juan Comalapa, el Movimiento de Mujeres Chixot ha recabado apoyo para más de 100 familias.
Medicina maya en tiempos de pandemia
La medicina maya comunitaria, integral y con énfasis en lo preventivo, que utiliza recursos propios de cada territorio, es un buen acompañamiento para prevenir la escalada de la enfermedad. La organización ASECSA desarrolló un manual informativo y preventivo, que no tiene nada que envidiar a los que (no) hace y (no) difunde el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.
Grandes gestos con pocas palabras
Con un gran gesto resumido en pocas palabras (ver foto al inicio), Alcaldes comunitarios del área urbana y Consejos Comunitarios de Desarrollo de Uspantán desmontaron miedos y propusieron hermandad para superar esta crisis. A B C…
Banderas: blancas, rojas, arco iris…
Las banderas blancas y rojas (solicitud de ayuda para alimentación y para salud) empiezan a generalizarse. No son solamente casas aisladas, sino colectivos que salen a la calle con sus banderas, exigiendo soluciones.
Menos visible o implícita, la bandera de la diversidad está presente en esta pandemia. Colectivos como OTRANS (Organización de Mujeres Trans Reinas de la Noche) organizan apoyo, en todo el país, a trabajadoras sexuales y en general a población LGTBIQ que no tiene posibilidad de trabajo.
En estos tiempos de incertidumbre y confinamiento necesario -que la sobrevivencia hace imposible-, es necesario desplegar todas las banderas: las de la vida frente al negocio que no tiene límites; de la tranquilidad, a pesar de los temores fundados y los construidos; de la empatía sin estigmatización ni culpabilizaciones selectivas (los deportados, los migrantes, los que salen a la calle de forma irresponsable, los que no entienden); del trabajo en común frente al presidencialismo autoritarismo y la imposición: esto lo arreglamos entre todas, o no lo arregla nadie.