El monopolio de las armas está operativizando una masacre en Puno con 13 muertos.
La “marcha por la paz” del 03 E fue convocada, públicamente, por la Policía Nacional del Perú (PNP). A la misma se sumaron sectores religiosos y algunos congresistas de derecha como Alejandro Muñante, de Avanza País, y Jorge del Castillo, de la APRA, entre otros. Fue una marcha, que con toda la promoción publicitaria del Estado y los mass media, no logró pasar de las 10,000 personas. La misma tuvo una composición mayoritaria de clases medias acomodadas, base social del neofascismo en desarrollo.
La intervención protagónica de la PNP generó una polémica por el carácter no deliberativo que le otorga la constitución de 1993 a la institución armada.
El Artículo 169 de la constitución señala que, “…las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional no son deliberantes. Están subordinadas al poder constitucional…”.
No obstante, los defensores de la PNP, señalan que la misma siempre ha convocado a marchas de visualización de la delincuencia, por actividades festivas o conmemorativas, etc. Además, dicen que, “…hay vándalos y gente del MOVADEF en las movilizaciones…”.
Una alucinación espectacular ya que de haber una estructura partidaria de esas características no habría las decenas de muertos producto de la operación represiva selectiva de las fuerzas coercitivas estatales. Y sobre los vándalos, el propio académico (que nadie puede acusar de izquierdista), Martin Tanaka, ha declarado que, “…existe mucha rabia acumulada…”. La misma rabia acumulada que se ha expresado en el destrozo de entidades públicas o privadas en las rebeliones populares de EE.UU. cuando asesinaron a George Floyd; en Chile contra el alza de pasajes; en Colombia contra la reforma tributaria; etc.
Lo que no dicen los defensores del stablishment es que en Perú, como en los otros países mencionados, la polarización social es colosal. Esta cuestión se debe a un régimen político pro imperial, que hace ricos a un pequeño grupo de poder económico, producto del saqueo y la superexplotacion de la clase trabajadora, mientras que las mayorías populares, se desenvuelven en la pobreza, la injusticia y la desigualdad social.
Por otro lado, hay que enfatizar que el monopolio de las armas está prohibido de deliberar políticamente justamente porque tiene el monopolio de las armas y su opinión no es como la de cualquier ciudadano trabajador común y corriente ya que las armas ejercen presión coercitiva.
Las masacres en Ayacucho, Apurímac, Junín, la selva, etc. Sumaban, aproximadamente, 30 muertos. El día de hoy, se está desarrollando en la ciudad fronteriza con Bolivia, Puno, una masacre que estaría superando todas las matanzas regionales antes mencionadas. Según reportes noticiosos, los muertos en esta ciudad aymara, llegarían a los 12 trabajadores. En otras palabras, en Perú estaríamos llegando, oficialmente, a los 42 muertos. En ningún país del continente americano hubo tantos muertos en tan poco tiempo por protestas sociales. Además, se estarían utilizando balas especiales utilizadas en una guerra convencional.
César Zelada. Dirigente de la Agrupación Vilcapaza.
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