A más de dos meses del golpe cívico-militar proyanqui, la rebelión popular continúa con diversa intensidad en algunas regiones del sur como Puno, Cusco o Madre de Dios (en esta última con fuertes choques con la policía).
En Lima, en el día del paro nacional del 9 de febrero, se realizó la mayor de las manifestaciones hasta el momento con una marcha de más de 10 mil, con la presencia destacada de trabajadores del sindicato de la construcción civil y menores de otros gremios (telefónicos, municipales, estatales, una delegación de una treintena de mineros, etc.), organizaciones populares, de izquierda, estudiantiles, etc. Lima ha sido históricamente el baluarte de la reacción derechista y del neofascismo dictatorial. El despliegue represivo (más de 10 mil uniformados ese día ocupando los centros de concentración), puede dar la imagen errónea de que la derecha ha recuperado la iniciativa estratégica diluyendo la protesta social.
La movilización nacional contra el gobierno golpista no avanza en flecha. Avanza y refluye circunstancialmente. El gobierno ha anunciado la reapertura del centro turístico de Machu Piche. Ha ocupado policialmente, en forma permanente, las plazas de Lima, que se habían convertido en un centro de reuniones y debates (Plaza San Martín, emblema de la lucha popular, etc.)
Las fuerzas represivas han levantado algunos bloqueos de carreteras (aunque persisten movilizaciones de campesinos ronderos en la sierra de Piura, etc.), Varias decenas de dirigentes han sido detenidos o empapelados judicialmente.
En Lima se ha sumado el alcalde fascista, Rafael López Aliaga, quién ha declarado al centro histórico donde reside el poder gubernamental y al que tienden a concurrir las movilizaciones antigolpistas como una zona de intangibilidad por considerarlo un “patrimonio de la humanidad”. Una burda argucia política para frenar las protestas y reprimir.
Pero… el movimiento de rebelión pugna por extenderse. Una Asamblea constitutiva de la Macro Región Norte ha convocado a un paro general para el 18 y 19 febrero. Comunidades campesinas han comenzado a bloquear diversos centros mineros (Las Bambas, etc.). En la Sierra Central, el bloqueo de la mina Vulcania ha sido acompañado por los trabajadores mineros. Para hoy fue convocado un paro de la federación sindical minera por diversos reclamos (aunque es probable que su cumplimiento sea bajo por su débil organización).
La imparable crisis del régimen
El régimen golpista se sostiene no solo por la sangrienta represión sino, especialmente, por la falta de unidad del movimiento de lucha. La combativa rebelión popular en provincias envía constantemente delegaciones y movilizaciones a Lima, en intentos de acelerar una evolución del movimiento de lucha capitalino.
El régimen político hace aguas por todas partes. A pesar de los llamados de los principales medios de prensa burgueses a que se convoquen a elecciones anticipadas para montar un operativo de desmovilización de la rebelión popular, no se ha logrado que el parlamento vote este curso. La presidenta golpista Boluarte hizo votar la convocatoria a elecciones para abril del 2024, pero esto no detuvo el movimiento de lucha popular. Entonces planteo volver a adelantarlas para diciembre de este año. No solamente fue rechazada su propuesta, sino que tampoco ha quedado firme la convocatoria para el 2024, porque necesitaba que una segunda sesión parlamentaria la votara. Así las cosas, las elecciones generales se realizarían en el 2026, algo imposible en este clima de inestabilidad y rebelión.
Habiéndose cerrado el periodo parlamentario se ha votado en forma extraordinaria extenderlo hasta el próximo 17 de febrero (dentro de 48 horas). Y la presidenta golpista ha convocado para hoy a una “mesa de diálogo” a los líderes de las principales fuerzas burguesas parlamentarias, para tratar de acordar una salida consensuada a la crisis. En los últimos días ha habido reuniones entre las diversas alas de la derecha política para llegar a un acuerdo y presentar una candidatura unitaria. Pero no han logrado ponerse de acuerdo.
Mientras que el fujimorismo (el partido de derecha más disciplinado), plantea el adelanto para el 2023, tratando de canalizar el descontento popular, las otras facciones como la de los militares-políticos, piensan que va a ser difícil plantear una sola fórmula presidencial y por tanto ganar las elecciones. Somos Perú y el APRA, están formulando la candidatura del ex candidato presidencial, Hernando de Soto (un cuadro estructurado al sistema financiero). El fujimorismo, por su lado, estaría pensando en que Keiko Fujimori, lidere la lista congresal, etc.
Y –fundamental- con este cuadro de rebelión popular planea sobre ellos el fantasma de una irrupción electoral inesperada como la que llevo al ahora destituido Pedro Castillo al gobierno. Que podría evidenciarse en torno a alguna figura que se destaque de la rebelión (el outsider nacionalista Antauro Humala se está promoviendo en tal sentido, etc.).
El CONUL plantea un programa de lucha
Se ha constituido el Consejo Nacional Unificado de Lucha (CONUL) integrado por diversos movimientos regionales que han estado –en diverso grado- a la cabeza de la rebelión popular. Este ha votado en su sesión constitutiva (13/2) un importante pronunciamiento-programa para unificar la lucha nacional contra el golpe. En su parte resolutiva plantea una clara plataforma:
- Renuncia de Dina Boluarte
- Cierre del Congreso corrupto
- Convocatoria a una Asamblea Constituyente Popular
Denuncia al imperialismo como instigador del golpe y al conjunto de los poderes de estado (Policía, Fuerzas Armadas, Fiscalía, Medios de comunicación limeños, alto clero de a Iglesia Católica) como cómplices. Señala que la lucha de masas ha rebalsado a las antiguas direcciones burocráticas claudicantes. Y, fundamental, denuncia a los partidos electoreros de plantear un adelantamiento de las elecciones generales por sumarse a “una estrategia que les conviene a los grupos de poder pues solo pretenden cambiar personas y seguir con los mismos problemas”. “Se necesita –afirma la CONUL- cambiar el sistema económico-social de manera profunda, por eso la necesidad de una Asamblea Constituyente Popular”.
Plantea que la lucha en curso tiene un objetivo “destituyente” y que sobre esa base se podrá avanzar en la convocatoria a la Asamblea Constituyente. Convoca a “luchar de manera sincera, lejos de las practicas oportunistas”. Importante también: se deslinda de todo tipo de relación o apoyo al terrorismo, con el que la derecha suela atacar a los movimientos de lucha de las masas. Y avanza en definir un programa de transformaciones anulando las renovaciones de todas las concesiones mineras, (uno de los objetivos directos del golpe que quiere volver a renovar la gran mayoría que vence este año), etc. Pide cárcel para Dina Boluarte y los funcionarios golpistas y responsables de la represión y la censura de los partidos políticos golpistas. Llama a conformar Comités Colegiados de lucha en cada localidad y a enviar sus delegados al CONUL.
Este programa enfrenta claramente la maniobra en curso de convocar a elecciones anticipadas para sacar la rebelión popular de las calles y fija un curso de lucha por la asamblea constituyente.
Es importante señalar que se coloca en las antípodas del programa levantado por la Central Obrera (CGTP) quién plantea el objetivo de reclamar la renuncia de la presidenta Dina Boluarte pero para realizar una elección en el parlamento unicameral que seleccione una nueva “mesa directiva” para convocar a “nuevas elecciones generales”. Acompaña así el objetivo de que se mantenga el régimen y desmovilizar al pueblo en lucha. Para la dirección burocrática de la CGTP debiera realizarse simultáneamente con las elecciones generales una “consulta” (referéndum) para ver si el pueblo quiere la convocatoria de una Asamblea Constituyente. La Constituyente quedaría subordinada así, primero a la continuidad del actual régimen “reformado” y segundo, al nuevo gobierno que surgiría de las elecciones adelantadas.
Entraríamos, de esta manera, en la maniobra de la Constituyente chilena pactada entre Boric y el presidente Piñera que fue desmovilizando a las masas (e impidió que este cayera bajo los golpes de la revolucionaria movilización de masas) y surgiera una Convención constituyente amañada que no modifico nada de las relaciones sociales que han hundido a los trabajadores.
La Constituyente debe ser soberana (sin compartir poder con otra institución del estado burgués) y revolucionaria para recrear al Perú sobre nuevas bases sociales antiimperialistas, anticapitalistas y socialistas.
La vanguardia obrera y popular deben reclamar la organización de Asambleas y Plenarios de la CGTP, los sindicatos (¡mineros!) y todas las organizaciones estudiantiles y populares para votar la plataforma adoptada por la CONUL y reforzar la lucha por la huelga general hasta acabar con este régimen represivo, antiobrero y entreguista.
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