Socialistas y La Izquierda cargan contra una “asociación estratégica”, auspiciada por la líder ultra italiana, Giorgia Meloni, para que la dictadura tunecina haga de policía de fronteras en el Mediterráneo, mientras lo defienden la Comisión Europea y el Gobierno español, presidente de turno del Consejo de la UE.
Que la dictadura tunecina haga de policía de fronteras. Y que el acuerdo cuente con el visto bueno de, nada más y nada menos, que la líder ultra italiana Giorgia Meloni. Con estos antecedentes el Parlamento Europeo ha abordado este martes en su sesión plenaria de Estrasburgo un acuerdo migratorio entre la Unión Europea (UE) y Túnez, país que desde principios de 2023 es escenario de una preocupante deriva autoritaria y racista bajo el mando del presidente Kais Said.
Según el pacto, que tendrá que ser ratificado por los Estados miembros, Túnez recibirá 105 millones de euros para luchar contra la migración irregular y los traficantes de personas, que en los pasados meses campan a sus anchas en las costas surorientales del país, desde las que se alcanza más fácilmente la isla italiana de Sicilia.
El acuerdo, sellado por la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, y los primeros ministros de Italia y Países Bajos, Meloni y Mark Rutte, ha sido criticado duramente por la presidenta de los socialistas en la Eurocámara, Iratxe García, y por la coportavoz de The Left, Manon Aubry (France Insoumise).
“El acuerdo de la Unión Europea con Túnez no respeta la legislación de derechos humanos, no respeta nuestros valores. Externalizar la gestión de las fronteras no garantiza los derechos mínimos de los demandantes de asilo y lo que no podemos hacer es enviar un mensaje desde Europa de este tipo. Es totalmente inaceptable que el dinero de los contribuyentes europeos esté yendo para financiar a gobiernos que están atacando los principios fundamentales de los derechos humanos”, ha dicho Iratxe García: “Los ciudadanos escapan de Túnez por la represión que cada día es peor”.
Según la líder socialista, “hay otras soluciones”. Y ha añadido: “Lo que necesitamos es responsabilidad y voluntad política para que finalicemos la negociación del pacto migratorio, que abarca la realidad de la migración en la complejidad que tiene. La política migratoria no puede ser solo una política de control de fronteras, tiene que ser una política integral, una política basada primero en la cooperación con estos países, que posibilite mejorar la vida de las personas para que tengan oportunidad de hacer sus proyectos de vida en sus propios países. Pero cooperación con los países no significa dar dinero a gobiernos que no están respetando los derechos humanos para que paren a los inmigrantes en sus fronteras. Eso no es cooperación”.
Las palabras de García casan poco con la defensa del acuerdo que ha realizado en el pleno de Estrasburgo el secretario de Estado para la UE, Pascual Navarro, como presidente de turno del Consejo de la UE: “Luchar contra la migración irregular con origen o destino en Túnez y evitar la pérdida de vidas en el mar son prioridades comunes de dicho país y de la Unión Europea. Este memorando refleja estas prioridades y contribuye en mayor medida a un enfoque global de la migración. También coincidimos con nuestros homólogos tunecinos en que la migración se debe abordar a través del vínculo entre migración y desarrollo”.
Navarro, al final de su discurso, ha lanzado, de pasada, una sola línea relativa a los derechos humanos: “El Consejo de Asociación que debería tener lugar en los próximos meses brindará una oportunidad única y de alto nivel para hacer un seguimiento político de la ejecución de las diferentes líneas de trabajo. Esta reunión también será una ocasión para plantear cuestiones y preocupaciones relacionadas con la ejecución de las líneas de trabajo que afectan a los derechos de los refugiados y de los migrantes en Túnez”.
El comisario de Vecindad, el húngaro Olivér Varhelyi, del partido de Viktor Orbán, también ha defendido el acuerdo con Túnez: “Vamos a reforzar la capacidad de protección de fronteras en Túnez, también en los sistemas de supervisión, y dar una serie de buques apropiados de patrulla. Y todo ello en cooperación con los Estados miembros y con respeto a los derechos humanos [si bien no ha explicado cómo se va a conseguir eso]”.
En este sentido, Aubry ha añadido: “¿Cuál es el acuerdo con Túnez? Forma parte de este proceso de externalización de fronteras. Se está utilizando dinero europeo para construir fronteras, literal y figuradamente, a las puertas de la Unión Europea. ¿Evita esto que los inmigrantes intenten cruzar el Mediterráneo? No. ¿Por qué no? Porque estas personas huyen de la guerra, huyen de la muerte, huyen del cambio climático. Y puedes poner todo el alambre de espino que quieras en las fronteras de la Unión Europea, que el resultado será el mismo: más gente morirá a las puertas de la Unión Europea. No podemos ocultar que, mientras haya personas dispuestas a morir cruzando el Mediterráneo, es nuestro deber humanitario y justo garantizar que no mueran a nuestras puertas”.