1.- INTRODUCCIÓN
Las leyes de la Comisión Europea tratan de incrementar la eficacia para impedir que los inmigrantes encuentren asilo y solidaridad en nuestros países. Todo se organiza para rechazarlos y devolverlos nuevamente a donde salieron, o encerrarlos como animales en lo que eufemísticamente llaman los centros de acogida.
La UE no quiere destinar muchos fondos de sus presupuestos públicos a la protección social de los inmigrantes. Aunque el Pacto de Migración y Asilo entrará en vigor en junio de 2026, la Comisión Europea ha propuesto adelantar la implementación de dos elementos clave del Pacto de Migración y Asilo. La aplicación de estas dos condiciones supone un mayor endurecimiento de las políticas migratorias europeas. La propuesta busca favorecer y acelerar el proceso de demandas de asilo de los Estados miembros de la Unión Europea para procesar con más rapidez aquellas solicitudes que probablemente sean desestimadas.
En este orden de cosas, la UE ha publicado una lista de países de origen “seguro”, las solicitudes de las cuales seguirán un procedimiento acelerado para el retorno de migrantes. Los criterios para ser designados como países de origen seguros son aquellos que se “esfuerzan por lograr instituciones estables que garanticen la democracia, el Estado de derecho, los derechos humanos y el respeto y la protección de las minorías”.
En la práctica, la nueva propuesta de la Comisión implica que las solicitudes de asilo que se realicen por ciudadanos de estos terceros países serán tramitadas por la vía rápida al ser «seguros», contando con que la gran mayoría de ellas serán rechazadas, como ocurre habitualmente con este tipo de procedimientos. De lo que trata la UE es de acelerar los procedimientos de asilo para el retorno una vez que están en la Unión, dentro de un plazo de tres meses.
Además, la Comisión Europea plantea que los Estados miembros de la UE puedan actuar también por la vía rápida y sin tantas garantías a los migrantes procedentes de países que, de manera habitual, solo el 20% de su población obtiene la condición de protección internacional.
2.- UN MODELO ECONÓMICO Y SOCIAL DESTRUCTIVO DEL SER HUMANO Y DE LA NATURALEZA
La realidad es que por muchas leyes y todo el conjunto de normas y reglamentos que impongan los países del mundo occidental no podrán impedir la llegada masiva de quienes buscan otras sociedades en las que puedan realizar sus ilusiones y ansias de bienestar propias de los seres humanos.
Sin embargo, la destructividad intrínseca de los modelos políticos y económicos basados en la lógica de la ganancia está organizada para la explotación de seres humanos, depredando y poniendo en riesgo la continuidad de su vida y la del planeta.
Mientras en esos países las condiciones de vida estén marcadas por la pobreza, la miseria y las guerras provocadas por el espíritu de saqueo y rapiña de las grandes transnacionales y los países ricos será imposible impedir que hombres y mujeres quieran salir a la búsqueda de un mundo mejor.
La naturaleza de la inmigración lleva inscrita las marcas de la extrema opresión de clase, de la explotación y de la guerra; viaje que con frecuencia termina arrojados a buitres y fieras explotadoras ansiosas del sudor de una mano de obra esclavizada. La avaricia y crueldad que el monstruo imperialista ejerce sobre ellos emerge nuevamente en los lugares de Europa a donde llegan.
Las dichosas leyes de extranjería que elaboran los parlamentos de las naciones civilizadas van contra su esencia de humanidad, cortan su libertad, los dividen en ilegales y legales, ponen barreras a su integración social, obstruyen las oportunidades para alcanzar sus metas y realizar sus aspiraciones, y facilitan un trato miserable por abusadores y repugnantes empresarios.
3.- EL PAPEL MOJADO DE LOS DERECHOS PROCLAMADOS POR LAS NACIONES UNIDAS.
Las normas internacionales sobre las personas no sirven absolutamente para nada, aunque la Carta Universal de los Derechos Humanos refrende teóricamente derechos de las personas inmigrantes, y en diferentes artículos recoja aspectos como “todas las personas son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país”, y así otros artículos incidiendo en el derecho humano a una vida digna, leyes que nadie obliga a cumplirlas.
Las personas inmigrantes son buenos ejemplos de que el pobre no tiene patria, ni tierra propia, ni casa, ni más dinero ni ley que la que el rico le otorga. Da igual si es maliense, senegalés, mauritano, marroquí, indio, palestino, mapuche, saharaui, esquimal o miembro de pueblo o nación que no tenga propio estado. Porque siempre la patria del pobre aquí o allá es y será dominada por el rico y, como tal, por él legislada, gobernada y administrada.
Los inmigrantes aman a lo que sienten que es su patria: un conjunto de símbolos y recuerdos, de emociones, de tradiciones, de lengua, de costumbres, de signos de identidad que llevan allá a donde van. Y si consiguen la carta de residencia y algún mínimo derecho, es el otorgado por quienes se consideran los verdaderos dueños de la patria y los gobiernos lacayos que allí mandan y gobiernan. (Iñaki Gil San Vicente)
Por eso, la persona inmigrante, pobre, explotada, necesita y quiere construir en un futuro inmediato su patria sin capitalistas y sin patriarcado, una patria que sea simplemente la de toda la humanidad. Y la historia nos enseña que la única alternativa válida para alcanzar esa patria es la lucha solidaria y colectiva por la libertad y los derechos de todos, los de ellos y los nuestros.
4.- LOS INMIGRANTES FORMAN PARTE DE LA CLASE EXPLOTADA.
Los inmigrantes son parte del pueblo explotado, forman parte de la clase más oprimida y sacrificada por el capital. Las leyes le condenan a permanecer encerrados en recintos abiertas, pero al fin y al cabo no dejan de ser cárceles, en donde las comidas, la asistencia sanitaria, y la mínima comodidad tienen muchas lagunas y escaseces.
En el caso concreto del centro de Mérida, dirigido por una ONG con ligazón al Ministerio del Interior, las personas allí residentes nos dicen que tienen muchos problemas en diferentes aspectos; se quejan del trato y de los comportamientos que reciben de quienes los dirigen, atienden y controlan. El Estado hace todo lo posible por negar o reducir al mínimo la concesión de derechos sociales básicos a los inmigrantes.
Los inmigrantes se lamentan y reclaman que ni siquiera tienen una comida digna, ni una estancia normal sin problemas de apelotonamiento y tienen frío o calor según el tiempo en los barracones en donde están alojados, necesitan para su integración social un transporte de ida y vuelta hasta la localidad de Mérida. Todo esto se les está negando puesto que en caso de que se le concediera estimularía el deseo de estas personas para exigir una mayor autodeterminación y más derechos democráticos y obstaculizarían un orden autoritario como el que se impone.
Los poderes públicos establecidos no están dispuestos a darles facilidades para que vayan al centro de la localidad, y se integren en la vida municipal. Cuando se ha reclamado, las autoridades despiden la pelota de esta responsabilidad, que va y viene de lo local, a lo regional y a lo estatal, y vuelta para atrás. Prefieren mantenerlos alejados de la vida social. Desde hace tiempo venimos reclamando que dispongan de un autobús para que diariamente puedan ir y venir al centro, ya que la distancia desde el centro en donde están internados hasta la localidad de Mérida es de unos 16 km en total, ida y vuelta.
Consideramos que es urgente que los dirigentes políticos aparquen la imaginación alucinante que presumiblemente les incite a querer tener aislado a los inmigrantes, sin conexión con la localidad. No queremos pensar que aquella actitud pretenda evitar que la visibilidad de personas de color pueda retraer aspiraciones electorales o perjudicar la atracción turística por una localidad repleta de maravillosos restos del Imperio Romano.
Los turistas deben ver una ciudad limpia, integrada por personas de cualquier color de su piel; sin seres humanos tendidos en los portales porque no tienen un techo en donde protegerse y mucho menos, buscando y rebuscando alimentos en los contenedores de basura.
5.- EL PODER ESTUDIA Y APRENDE
Estamos comprobando como el Poder desde hace unos meses ha estudiado y ha progresado y ha perfeccionado sus instrumentos psicológicos en su batalla por ejercer un mayor control sobre las personas inmigrantes. Los resultados han sido muy efectivos. El miedo predomina en sus palabras y comportamientos; desconocemos los mecanismos utilizados pero lo que no tenemos dudas es que han debilitado su rebeldía para pelear por mejoras en las condiciones materiales de sus vidas y acelerar la tardanza de la concesión de la Protección Internacional.
El poder no quiere que se repitan luchas y movilizaciones como las organizadas hace unos meses, que se hicieron pidiendo mejor alimentación, sanidad, ropa, y la concesión de la protección internacional; imaginamos que las instrucciones dadas se han trabajado y están sirviendo por ahora, muy eficazmente, para que su psique rechace el contacto con otras personas de fuera del recinto donde viven; han funcionado los reflejos condicionados eliminando su capacidad de pensar.
El Poder quieren que acepten la sumisión, la subordinación individual y la impotencia, haciéndoles ver que están ocupando un lugar que no merecen y al que han llegado de modo ilegal. La presión sobre ellos, tanto desde el interior como desde el exterior no cesa, creando la desconfianza de unos sobre otros que conduce a generar distancias y pequeños problemas en muchos aspectos de su vida en el centro.
Repetimos lo ya dicho: “El inmigrante como persona pobre no tiene patria, ni tierra propia, ni casa, ni más dinero ni ley que la que el rico le otorga. Da igual si es maliense, senegalés, mauritano, palestino, saharaui, esquimal o miembro de cualquier nación. Porque siempre la patria del pobre es y será dominada por el rico y, como tal, por él legislada, gobernada y administrada”.
No obstante, aunque el mundo occidental ha impuesto leyes de extranjerías y comportamientos restrictivos que se cumplen a rajatabla, las poblaciones oprimidas no se rinden, y antes o después los inmigrantes reivindicarán con fuerza sus derechos humanos haciendo temblar a los poderes establecidos. Esta es la ilusionante lucha que tenemos que acompañar y extender.
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