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Intervenciones militares, guerra económica y un enfoque orientativo

Fuentes: Rebelión

Algunas informaciones sobre aspectos actuales de la política militarizada de EE. UU. en América Latina y su ataque a la emancipación social y económica. Y como la política exterior de la Casa Blanca retoma los fundamentos esenciales de su política interior. Hay rasgos afines entre la práctica y la doctrina de dominación estadounidense y la del nazismo.

México en el la mira

El 3 de noviembre, la cadena de televisión estadounidense NBC informó, basándose en declaraciones de dos antiguos y dos actuales altos funcionarios del Gobierno, sobre el inicio de una planificación concreta para la intervención «antidrogas» de las tropas estadounidenses en México. Sin embargo, esta no sería inminente. Las tropas estadounidenses, procedentes principalmente del Joint Special Operations Command, operarían bajo autorización de los servicios secretos estadounidenses. De llegar a ese punto, la Administración no informaría sobre las operaciones. Estas consistirían principalmente en ataques con drones contra laboratorios de drogas y miembros de cárteles, y algunos de los drones previstos tendrían que ser controlados desde territorio mexicano.

Según sus propias declaraciones, el ejército estadounidense ha matado hasta ahora a más de 70 personas en barcos, principalmente en aguas cercanas a Venezuela. Siempre se afirma, sin pruebas que lo respalden, que los asesinados eran traficantes de drogas. Los pescadores, que tradicionalmente faenaban entre Trinidad y la costa venezolana, ahora han dejado de hacerlo, con consecuencias económicas para las dos poblaciones costeras.

El Salvador: Bukele obediente

El 6 de noviembre, el New York Times informó: «Al menos tres aviones militares estadounidenses, entre ellos un avión de ataque fuertemente armado, han comenzado a realizar misiones desde el principal aeropuerto internacional de El Salvador, en una ampliación de la extraordinaria concentración de tropas estadounidenses en el Caribe, según un análisis de imágenes de satélite, comunicaciones de control del tráfico aéreo y datos de seguimiento de vuelos (…) El avión de ataque, un AC-130J Ghostrider, está diseñado para destruir objetivos en tierra o en mar usando misiles o descargas de sus cañones y ametralladoras. Está operado por el Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea, una unidad que lleva a cabo misiones sensibles para el ejército.»

Además de un avión de reconocimiento, había otro avión del tipo C-40 Clipper en el aeropuerto de Comalapa (más concretamente, en la base estadounidense adyacente, que aparentemente se ha reactivado). Se sabe poco sobre sus operaciones «y su traslado a El Salvador es muy inusual» (versión inglesa del artículo), sobre todo porque a veces acompaña al avión de reconocimiento. Dos funcionarios del ejército estadounidense «confirmaron al Times que el despliegue de estos aviones está relacionado con la ampliación de las misiones antidroga en la región». El periódico escribe: «Es probable que el despliegue en El Salvador sea la primera vez que un país extranjero alberga aviones estadounidenses que podrían participar en ataques militares en la región. Y refleja además los cálidos lazos entre el gobierno de Trump y el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien ha apoyado la estrategia migratoria del presidente Trump al encarcelar a deportados de Estados Unidos en una conocida prisión de máxima seguridad.».i

Argentina:

«Argentina debe» al FMI alrededor de 60’000 millones de dólares. El Fondo ya había concedido al Gobierno neoliberal de Macri en 2020, a instancias de Trump, un crédito de más de 50’000 millones de dólares. El objetivo era facilitar la reelección de Macri (fracaso) y permitir además a las filiales estadounidenses y a la oligarquía transferir su riqueza al extranjero, donde estaría a salvo (éxito). Como de costumbre, quienes debían pagar eran «los demás», es decir, las clases populares. Al conceder el crédito, el Fondo rompió sus «reglas de hierro», ya que tenía claro que Argentina nunca podría hacer frente a esta deuda. El Gobierno peronista de Alberto Fernández sí se quejó de la insostenible carga de la deuda, pero firmó un acuerdo para su reembolso. El resultado directo fue que la pobreza aumentó y la economía nacional (es decir, la que tiene que ver con la vida de la gente) entró en una crisis permanente. Milei ganó las siguientes elecciones presidenciales.

A pesar de los continuos vítores de los círculos gobernantes a la política ultra-neoliberal de Milei y las mentiras absurdas de una reducción de la pobreza, también en este país, a la política ultraneoliberal de Milei, el régimen argentino se vio amenazado este año de nuevo con quedarse sin pasta (es decir, sin dólares). Así que el FMI ayudó a Milei con otro crédito impagable de 20 000 millones de dólares.

Trump no deja tirados a los suyos.

Así que en septiembre anunció un canje de pesos de valor dudoso por 20’000 millones que saca de las reservas del Ministerio de Hacienda. Y añadió, como es sabido, que el crédito solo se realizará si Milei ganaba las elecciones parlamentarias parciales de octubre. Para que esto fuera realmente posible, anunció otro crédito de 20’000 millones de dólares por parte de los principales bancos estadounidenses a Milei.

El FMI había expresado sus reservas sobre los dos créditos de Trump, como señaló recientemente el Wall Street Journal. Por supuesto, no por el horror que supone para la población argentina la gigantesca deuda, sino por la preocupación de que el reembolso de los dos créditos estadounidenses desplazara al del Fondo. Eso perjudicaría gravemente su «prestigio» mundial.

La apuesta de la Casa Blanca al gane de Milei resultó correcta. La Fata Morgana de una lluvia de dinero nubló la mente de bastante votantes, entre otros factores, según la opinión general.

La presidencia hemisférica

Vale la pena leer el breve artículo «The Hemispheric Presidency: Emergency Powers and the New US Doctrine in Latin America» (La presidencia hemisférica: poderes de emergencia y la nueva doctrina estadounidense en América Latina), de José Atiles de la Universidad de Illinois. Escribe que América Latina y el Caribe han vuelto a ocupar el centro de atención de la Casa Blanca, que no se trata de un resurgimiento de la Guerra Fría o de la Doctrina Monroe (América para los Estados Unidos), sino de una nueva doctrina «que fusiona los poderes excepcionales, la guerra económica y la militarización en un único orden hemisférico. Esta doctrina emergente se basa en la ampliación de la autoridad presidencial. Representa la plena extensión de la teoría del unitary executiveii o la presidencia imperial al ámbito de la política exterior, un intento de normalizar el unilateralismo ejecutivo como principio organizativo de la práctica gubernamental estadounidense tanto en el país como en el extranjero».

Según el autor, los últimos 30 años de guerra contra las drogas y contra el terrorismo han impuesto gradualmente la ampliación de los poderes de la Casa Blanca. El régimen de excepción original en la lucha contra la insurgencia se ha convertido en la norma actual. «Bajo Trump, los instrumentos» del antiguo régimen de excepción, como las sanciones, los elementos de la lucha contra la insurgencia, entre otros, «se han fusionado en un proyecto hemisférico coherente».

«El Caribe, que antes se imaginaba como ‘patio trasero’, se ha convertido en un escenario en el que se ensayan los poderes excepcionales como política estatal cotidiana. El brazo económico de esta doctrina sigue la misma lógica». Los paquetes de crédito de 40’000 millones de dólares para Milei sirven «menos para estabilizar la economía argentina que para asegurar un experimento neoliberal radical» con muchos paralelismos con la política social de Trump en Estados Unidos.

Paralelismos con el nazismo

A lo que hoy llaman «unitary executive.», los nazis le dijeron «Einheit der Führung.», unidad del liderazgo, tal y como la formuló, entre otros, su constitucionalista estrella Carl Schmitt. El Führer encarna la voluntad del pueblo alemán (Trump encarna la del pueblo Maga) y, por lo tanto, domina todas las instancias estatales. También en la política económica y social hay paralelismos evidentes. Franz Neumann, en su análisis de la política económica de las élites nazis e industriales, escrito durante la Segunda Guerra Mundial en el exilio en Estados Unidos, titulado «Behemoth – The Structure and Practice of National Socialism 1933-1944», la caracterizó como «economía de comando». Lo que hoy se conoce como la «política de chantaje» de Trump ha retomado muchos elementos de la doctrina nazi, desde los aranceles hasta el ataque estatal permanente a todas las fuerzas internas y externas no alineadas. Olvidémonos de los «caprichos» de Trump. Neumann analiza esta política nazi como un intento deliberado de las élites de alzarse como potencia mundial mediante guerras imperialistas (sobre todo en Europa Oriental) para asegurar al gran capital industrial los recursos naturales y la mano de trabajo requeridos. Esto debería alertarnos, aunque los Estados Unidos de hoy no sean la Alemania de 1933. La lectura del «Behemoth.» nos ayuda a despertar.

Notas:

i La función del “presidente «cool» en la agenda de Trump quedó patente el pasado agosto, cuando nombró a una oficial del ejército ministra de Educación para que, nada más asumir el cargo, impusiera disciplina y orden en el ámbito educativo. Se acabaron los peinados al estilo “rebelde”, ahora solo se permiten cortes decentes y uniformes limpios. Al entrar en la escuela, hay que saludar cortésmente a las autoridades y está estrictamente prohibido utilizar un vocabulario grosero. Todos los lunes por la mañana, la escuela canta el himno nacional y saluda a la bandera. Quien reciba más de tres amonestaciones, repetirá el curso escolar. Un manual filtrado del Ministerio de Educación prohíbe categóricamente el uso de términos como feminismo, empoderamiento, orientación sexual, LGBT, sexualidad o incluso «todas y todos». También son prohibidos términos como «protección del clima» o referencias o citas de la Agenda 2030 (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU), como el acceso al agua.

ii «Unitary excutive”, executivo unitario: todos los órganos estatales (Parlamento, Poder Judicial, instancias de vigilancia, etc.) se rigen estrictamente por la política del presidente. Durante los cuatro años de la administración Biden, la influyente y trumpista Heritage Foundation ha elaborado esta doctrina en detalle y de forma exhaustiva, con orientación práctica sobre cómo proceder (p. ej. la lluvia de decretos presentados como respuesta a una emergencia perenne) – el llamado Proyecto 2025. Así que la tesis liberal de la (relativa) separación de poderes del Estado o el derecho internacional se conviertan en papel mojado.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.