El Institute for Economics & Peace ha publicado un informe donde afirma que hay 52 guerras en todo el mundo con 92 países involucrados. La escalada de conflictos no deja de crecer en los cinco continentes: Gaza, Ucrania, Siria, Sudán, Yemen, etc. La UE, a raíz de la guerra en Ucrania y la llegada de Trump a la presidencia de EE UU por segunda vez, ha decidido poner en marcha un plan de rearme y defensa. En palabras de Úrsula von der Leyen: “Si Europa quiere evitar una guerra, debe prepararse para la guerra”. En lo que respecta al gobierno español, Sánchez informó el día 22 de abril, un incremento del gasto en defensa en torno a 10.500 millones de euros hasta llegar al 2% del PIB.
El Plan ReArm Europe-Readiness 2030
El llamado Libro Blanco o plan de rearme europeo fue presentado el 19 de marzo de 2025 por la Alta Representante, Kaja Kallas y el Comisario de Defensa y Espacio, Andrius Kubilius. Básicamente contiene dos conceptos: un nuevo enfoque de la defensa de Europa dentro de los parámetros de la OTAN y la aprobación de una serie de medidas de carácter económico y financiero. Para comprender el alcance de lo que se está aprobando trataré de estructurar el Plan ReArm Europe-Readiness 2030 en tres partes.
1.- Análisis de los “peligros y amenazas” para Europa
Según los autores del documento los grandes peligros para Europa en el siglo XXI vienen de:
a.- La competencia estratégica desde el Ártico hasta el Báltico pasando por Oriente Medio y el Norte de África.
b.- Los nuevos desafíos transnacionales: cambios tecnológicos, migraciones y cambio climático.
c.- El papel de los Estados autoritarios: China y Rusia especialmente.
d.- El nuevo papel de EE UU, que está cambiando sus políticas estratégicas de los últimos ochenta años. A partir de la llegada de Trump en 2024 parece resquebrajarse la antigua alianza entre Europa y EE UU. Estamos todavía en el inicio de un proceso que no sabemos cómo puede acabar. En cualquier caso, el plan de rearme europeo se inscribe dentro de las estructuras político-militares de la OTAN. La apuesta sigue siendo la misma e incluso los medios para mantener esas estructuras militares aumentan de manera cuantitativa.
2.- La respuesta europea en el terreno político, tecnológico y militar
El documento plantea varias respuestas a los cuatro desafíos anteriores:
a.- En los próximos cuatro años Europa debe convertirse en una potencia militar a la altura de las otras (EE UU, China y Rusia). Para ello es necesario este plan de rearme a corto, medio y largo plazo. El texto invita al Reino Unido, Noruega, Canadá, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda e India, a asociarse a estos planes y a participar de iniciativas conjuntas como miembros de la OTAN.
b.- El plan es una apuesta por la industria de defensa europea mediante la demanda agregada y la adquisición colaborativa aumentada (veremos más adelante las inversiones).
c.- El plan apoya a Ucrania mediante asistencia militar y una integración más profunda de las industrias de defensa europea y ucraniana.
d.- Acelera la transformación de la defensa mediante más innovación disruptiva como la Inteligencia Artificial , la tecnología cuántica, biotecnología, robótica e hipersónica.
e.- Plantea prepararse para escenarios pesimistas (fronteras con Rusia y Bielorrusia), así como también frente a Estados autoritarios como el caso de China o la guerra contra el terrorismo.
f.- El plan señala un reforzamiento a corto plazo (armas y municiones para la guerra de Ucrania, drones y sistemas anti drones, equipos de defensa, etc.); y a medio y largo plazo (desarrollo tecnológico y una industria propia e integrada entre lo militar y civil).
3.- Planes económicos y medios financieros para llevar a cabo el plan
Este capítulo es fundamental tanto por lo que nos avisa como por los niveles de implicación de los países y de las poblaciones de cara al futuro. Ejemplo: posibles recortes sociales o endeudamiento público.
a.- Según el informe, los países miembros de la UE han aumentado desde el año 2021 un 31% los gastos en defensa y seguridad, alcanzando así el 1,9% de media del PIB de la UE. En cualquier caso, según los autores, estos gastos están por debajo (en términos absolutos o relativos) de los que tienen EE UU, China y Rusia. El plan financiero tiene varios pilares.
b.- El primero es que han desactivado la cláusula nacional del Pacto de Estabilidad y Crecimiento; por lo cual, todos los estados miembros podrán movilizar un gasto adicional en defensa de hasta el 1,5% del PIB (superando el límite del déficit presupuestario en torno al 3% del PIB de cada país).
c.- El volumen del gasto total en los próximos cuatro años se sitúa en torno a los 800.000 millones de euros (incluido como veremos más adelante el SAFE). Es una cantidad muy importante. Para comparar con otro momento histórico, la UE destinó al programa Next Generation EU (NGEU) unos 750.000 millones de euros para hacer frente a las consecuencias económicas y sociales de la pandemia de covid.
d.- El SAFE (Security Action for Europe) es una línea de crédito de 150.000 millones de euros para la futura industria europea de defensa. La UE los concederá sólo a países miembros -con excepción de Ucrania, que también tendría acceso, u otros países invitados siempre y cuando lo pidan asociándose con países de la UE-. Estos fondos (SAFE) provendrán de los mercados de capitales o instituciones financieras. Los préstamos tendrán un plazo máximo de 45 años. Los tres países que reciban más fondos no podrán superar el 60% del total del SAFE.
En resumidas cuentas, los mecanismos de financiación destinados a potenciar el rearme serán similares a los que ya se pusieron en marcha el 21 de julio del año 2020 (Next Generation). Son créditos que los gobiernos solicitan a la UE para poner en manos de capitales privados un dinero que, además de impulsar la industria militar, supondrá un negocio para las empresas encargadas de llevarlo a cabo.
¿A dónde va Europa?
Independientemente del mayor éxito o fracaso del plan ReArm Europe, las voluntades de los gobiernos y de las élites políticas son muy claras. Este plan y esta inversión de 800.000 millones de euros para la producción, importación y exportación de armas y nuevas tecnologías no están pensados para la defensa de Ucrania y de las fronteras con Rusia (al menos en su parte global y esencial), sino para hacer de Europa una de las cuatro grandes potencias militares a nivel mundial (además de EEUU, China y Rusia).
El plan surge a iniciativa de Francia, Reino Unido y Alemania que, como grandes potencias mundiales, se sienten superadas económica, tecnológica y militarmente, no sólo por EE UU o China, sino también por otras potencias emergentes. Es un intento desesperado de estas economías ante la nueva configuración de un nuevo orden mundial que ya no es el de la guerra fría ni tampoco el orden unipolar que emergió tras la caída del Muro de Berlín, en donde Europa se recostaba en los hombros de EE UU. Las actuales contradicciones de la UE con la Administración Trump no cuestionan (al menos desde el lado europeo) la existencia de la Alianza Militar y Geopolítica (OTAN y otros compromisos con otros socios).
Actualmente, EE UU, sigue siendo la primera potencia económica y militar, pero es evidente que China está amenazando su hegemonía en las próximas décadas. Rusia es un viejo imperio con un gran arsenal nuclear pero con una economía muy dependiente de la producción de energías fósiles y materias primas. Por su parte, la UE ha quedado relegada más aún tras la llegada a la presidencia de EEUU por parte de D. Trump. Ahora, Europa, busca su sitio en el nuevo orden internacional. Es ahí donde se inscribe el plan de ReArm Europe.
La propaganda y los medios de comunicación insisten sobre unas afirmaciones que son falsas o parcialmente erróneas. Nadie puede negar que en Europa disfrutamos de unas libertades democráticas y derechos que no existen en Estados y regímenes autoritarios. Existe un estado de bienestar, aunque cada día más precario, y una renta per cápita superior a la mayoría de los países. Sin embargo, el objetivo del Consejo de la UE no es la preservación de esos derechos y del estado de bienestar, sino la defensa de los intereses geoestratégicos de los 27 y en particular los de Alemania, Francia y Reino Unido.
Un ejemplo muy claro son los conflictos que se desarrollan en el continente africano que nada tienen que ver con la defensa de la democracia ni de los derechos humanos. Por el contrario, son causados por el control y la extracción de minerales como el cobalto, cobre, oro, diamantes, litio, níquel y tierras raras. Países como EE UU, China, Rusia y la UE apoyan y alientan guerras en la República del Congo, Ruanda, Uganda, Malí, Níger, Burkina Faso, etc. Detrás de tantos conflictos armados están las disputas de esos minerales y tierras raras tan necesarias para la fabricación de iPhone, paneles solares, baterías eléctricas, etc.
El Consejo de la UE y el Reino Unido no han denunciado (o lo han hecho con tibieza) el genocidio en Gaza. Han limitado y racionado el envío de ayudas a Ucrania. Las políticas sociales brillan por su ausencia tanto en materia migratoria como de igualdad. El Estado de Israel es capaz de llevar a cabo un genocidio contra el pueblo palestino porque muchas de las armas, bombas y sistemas de defensa, provienen tanto de EE UU como de países de la UE. El mismo gobierno español ha hecho oídos sordos a las peticiones de embargo de armas y suministros al gobierno de Netanyahu.
Uno de los argumentos que se están utilizando para justificar el plan rearme es que la UE carece de un sistema de defensa frente a Rusia o China. Eso no es así. Una cosa es que el sistema político militar esté en crisis (lo más significativo es la OTAN), por el giro de Trump hacia un acuerdo con Putin, y otra muy distinta es afirmar que Europa es un espacio desprovisto de armas.
Según un informe de la Fundación alemana Friedrich Ebert Stiftung, la cifra global de fuerzas militares de los 27 países miembros de la UE comparada con Rusia es favorable a los primeros. Evidentemente Rusia tiene el mayor arsenal de armas nucleares de todo el mundo, pero en cuanto al armamento convencional las fuerzas estarían mucho más equilibradas: el número de soldados, carros y aviones de combate, las lanzaderas de cohetes, etc. Los gastos militares actuales de los 27 países miembros sin contar Reino Unido rondan los 326.000 millones de euros anuales; es decir, algo menos de la mitad de gastos de los EE UU, pero superior a los gastos de China y Rusia respectivamente (en cualquier caso las cifras hay que contextualizarlas tanto en función del tamaño del PIB de cada país como de otras partidas extraordinarias).
Finalmente, intentaremos resumir cuáles son las pretensiones del Consejo de la UE y de los principales gobiernos de Europa a partir de los próximos años:
1.- Una apuesta geoestratégica basada en una nueva industria militar europea en donde, con toda probabilidad, Alemania, Francia y Reino Unido serán el eje.
2.- Vamos a un aumento de la producción y consumo de armamento y munición de todo tipo y, por consiguiente, a la apertura de nuevos mercados al comercio de armas. Europa seguramente estará obligada -por compromisos anteriores- a importar material militar de EE UU, pero también aumentará sus exportaciones a terceros países.
3.- Una apuesta decisiva por las nuevas tecnologías de uso dual (militar y civil): Inteligencia Artificial, tecnología cuántica, biotecnología, robótica, hipersónica. Este concepto, que en apariencia es puramente técnico, tiene una importancia política capital, ya que el dominio de la tecnología civil y militar marcará el futuro del próximo orden mundial.
4.- Aprovechando el impulso militarista, la UE, espera dar un impulso a la economía. Un ejemplo: según Pedro Sánchez, la inversión de 10.000 millones de euros en España generará un aumento del PIB del 0,4%. Si esto es posible o no, tenemos serias dudas. Entre otras cosas, porque los grandes proyectos e inversiones (fondos de Next Generation Covid) no se están usando ni al 60% (existe desconfianza de los inversores en la rentabilidad de tales proyectos).
Defensa de unos valores
Una civilización más militarizada es una malísima noticia para el planeta. La mejor manera de evitar los escenarios de guerra como en Gaza, Ucrania, Siria, Congo,… es apelando a la movilización unitaria y a la solidaridad como de alguna manera se ha hecho ante el genocidio en Gaza en numerosas ciudades de Europa y de EE UU. La única paz duradera será la que se consiga mediante unos acuerdos que hagan justicia. Sin embargo, el mundo camina en sentido contrario.
Con respecto a Europa, la principal amenaza para los derechos democráticos, las libertades y las conquistas sociales, no vienen del otro lado del Atlántico ni del frente oriental; sino desde dentro. Europa está creando sus propios monstruos. Las políticas antisociales o antimigratorias y, a partir de ahora, las políticas de rearme retroalimentan a las organizaciones de extrema derecha como RN en Francia, AfD en Alemania, Fidesz en Hungría, VOX en España o Hermanos de Italia. No se puede combatir la reacción con políticas reaccionarias como lo están haciendo la mayoría de los gobiernos europeos.
Al contrario, debemos impulsar los valores internacionalistas frente a los nacionalismos reaccionarios: los derechos de las trabajadoras y trabajadores frente al exultante poder de las grandes empresas y fondos de inversión; el derecho a una vivienda digna; el derecho a una sanidad pública; la libre circulación de personas, la igualdad de las mujeres y de todos los colectivos LGTBI.
Debemos luchar por una Europa cuanto más desmilitarizada mejor. Es necesario que volvamos a retomar el impulso de los movimientos a favor del Desarme Nuclear, o sea, por la destrucción de las 12.000 ojivas o cabezas nucleares que están en manos de nueve países (las más importantes en Rusia y EE UU).
Estas serían algunas propuestas concretas para un futuro basado en acuerdos justos y la desmilitarización:
1.- Retirada inmediata e incondicional de todas las tropas rusas de Ucrania: Donetsk, Lugansk, Jerson, Zaporiyia y la península de Crimea anexionada en 2014.
2.- Simultáneamente, retirada de todos los efectivos militares de EE UU estacionados en suelo europeo y disolución de la OTAN.
Una Europa en proceso de desmilitarización será un avance hacia nuevos escenarios de paz en otros lugares del mundo como Oriente Medio y África. Así mismo, ayudará a una transición ecológica necesaria basada en la descarbonización, como contempla la Agenda 2050. Finalmente, podrán dedicarse los recursos a luchar contra las desigualdades sociales, los fenómenos climáticos extremos y a aumentar las inversiones en proyectos alimentarios y sanitarios que más de la mitad de la humanidad está necesitando.
Jesús Jaén Urueña es activista social.
Fuente original: https://vientosur.info/a-donde-va-europa-acerca-del-rearme-y-la-defensa/