Las elecciones europeas no interesan casi a nadie y no creo que a la izquierda radical pueda importarnos mucho. Las posibilidades de presencia real y la capacidad de hacer algo desde estas instituciones es nula. Otra cosa es que a nivel posibilista juguemos con opciones mejores para evitar males mayores. Esta última opción la descarto […]
Las elecciones europeas no interesan casi a nadie y no creo que a la izquierda radical pueda importarnos mucho. Las posibilidades de presencia real y la capacidad de hacer algo desde estas instituciones es nula. Otra cosa es que a nivel posibilista juguemos con opciones mejores para evitar males mayores. Esta última opción la descarto porque no creo que la socialdemocracia española se lo merezca: no siquiera ha sido capaz de una postura reformista consecuente.
Tenemos tres candidaturas y el amigo Salvador López Arnal se lamentaba de que no fueran capaces de unificarse. Pero creo que éste no es el problema. Una amalgama de siglas como las tres que citaba (Izquierda Unida-Iniciativa; Izquierda anticapitalista e Iniciativa Internacionalista) sólo aumentaría la confusión. El problema es que Izquierda Unida ha de entender que ha fracasado como proyecto unitario. En el caso de Catalunya Esquerra Unida i Alternativa ha quedado fagocitada en un gobierno que ni siquiera es reformista. Respecto a Iniciativa/Verds mejor que se coloque donde debería estar, que es el de la linea posibilista del Partido Verde alemán.
Iniciativa Internacionalista no es para mí una opción posible por su carácter nacionalista. Me ahorro nuevamente el debate, que podemos retomar en cualquier momento, pero no creo que la izquierda radical deba sostenerse desde el nacionalismo, que para mí no deja de ser una ilusión identitaria que diluye el proyecto emancipatorio republicano y socialista. Esto no quita que defienda desde aquí la legitimidad de esta candidatura y denuncie su intento de criminalización por parte del Estado español.
Me queda, por exclusión, el voto a Izquierda Anticapitalista, que tiene algunas virtudes y algunos defectos. Sus virtudes es tener el valor de romper con la inercia de Izquierda Unida, de presentar políticos jóvenes y no profesionalizados junto a viejos luchadores en un proyecto combativo contra el capitalismo. Sus defectos que no dejan de ser una cierta opción mimética con la francesa, que se organizan sobre la base de otro proyecto fallido que es el troskysmo y que han optado por una opción algo sectaria, en la medida en que no se han abierto a otros colectivos de la izquierda. Y cuando hablo de troskysmo no me refiero tanto a una ideología, a la que dicen no aferrarse sino a una forma de hacer. Yo tengo la experiencia de haber pasado por el troskysmo y haber experimentado una forma de militancia con la que ahora me siento muy autocrítico. Y no sólo por su carácter leninista, que implica considerarse una vanguardia que quiere dirigir el movimiento. También por el carácter oportunista de su entrismo, que quiere decir entrar en las organizaciones mayoritarias para una vez las condiciones están maduras romper con ellas. Trosky criticó al POUM porque planteaba que lo que tenían que hacer los troskystas españoles eran entrar en el PSOE para crear una tendencia en su interior. Me parece que estas tácticas están en contra de lo que hoy debe ser una cultura de izquierdas, democrática en términos reales y no retóricos. Y la democracia en el sentido pleno no es posible cuando no hay un trabajo sincero sino la prepotencia del que quiere manipular porque se considera en posesión de la verdad. Pienso que Izquierda Anticapitalista si quiere una alternativa unitaria debería disolver en su interior cualquier otra organización (léase LCR) y abrirse al resto de la militancia.
De momento las elecciones europeas no son importantes. Pero ¿qué pasará con las elecciones municipales, autonómicas y españolas? Mucho me temo que entonces el problema será realmente grave. Para ganar hay que perder. Deberíamos recoger todo el capital humano que hay detrás de proyectos que se presentan como transformadores y empezar otra cosa. Ya sé que es fácil decirlo y no propongo ningún camino pero ¿no deberíamos empezar por aceptarlo? ¿No deberíamos aceptar que los partidos políticos no han de ser el punto de partido para un proyecto nuevo porque acaban manipulándolo? ¿No deberíamos entender que es imposible un proyecto unitario cuando hay dentro organizaciones que quieren imponer su punto de vista?
Bueno, son sólo pequeñas anotaciones para la reflexión. La situación no es fácil pero pienso que en estas elecciones, como he dicho, la mejor opción es Izquierda Anticapitalista. Opción táctica, claro, porque la opción estratégica está por construir. Y esperamos que de cara a las próximas elecciones algo se haya avanzado en esta línea.