En un Foro auspiciado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), celebrado en Washington en septiembre de 2014, el Vicepresidente de EEUU, Joe Biden, manifestó que su país será el «socio estratégico» para ejecutar el Plan de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte conformado por Guatemala, el Salvador y Honduras, el cual fue […]
 En un Foro auspiciado por el Banco     Interamericano de Desarrollo (BID), celebrado en Washington en     septiembre de 2014, el Vicepresidente de EEUU, Joe Biden, manifestó     que su país será el «socio estratégico» para ejecutar el Plan de la     Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte conformado por     Guatemala, el Salvador y Honduras, el cual fue presentado por los     presidentes de los tres países. Destacó  el interés de los EEUU por     apoyar con recursos financieros áreas de interés común como la     seguridad regional donde se han invertido más de 800 millones de     dólares, el fortalecimiento de la institucionalidad para hacer más     justo el sistema de impartir justicia, sin corrupción ni impunidad,     mejoramiento en la recaudación de impuestos y combate de la pobreza.
      
     Hizo un llamado al sector privado para que invierta más en la     región, se trabaje en forma conjunta con organismos multilaterales     como el Banco Mundial y el BID, mejorando la competitividad de las     economías y la capacitación de los jóvenes para una mejor inserción     en los mercados de trabajo. Resolver el problema de la migración     infantil, garantizando condiciones de vida adecuadas para las     familias de menores recursos económicos y en riesgo social.
      
     La ejecución del plan depende mucho del apoyo ofrecido por la     administración Obama de 1,000 millones de dólares, que fue     solicitado al Congreso para su aprobación como parte de las     proriroidades de inversión en la región. A criterio del presidente     Barack Obama, las necesidades de los países y población de la región     centroamericana y de aquellos que conforman la Alianza del Triángulo     Norte son mayores y se necesitan cerca de 5 mil millones de dólares.
      
     En Honduras, el gobierno de la República ha denunciado que partidos     de oposición como el Partido Anticorrupción (PAC) hacen mala imagen     y conspiran contra la Alianza al denunciar en EEUU los actos de     corrupción, la impunidad y las violaciones sistemáticas de los     derechos humanos en el país; lo mismo puede decirse del gobierno     guatemalteco al ser denunciado por violar derechos humanos de     campesinos y comunidades indígenas. La preocupación es que los     recursos para la ejecución del Plan se destinen a financiar el anti     desarrollo en los países, o sea apoyar políticos, militares, grupos     empresariales y banqueros dedicados a hacer negocios con el Estado,     sin que se garantice previamente la reducción acelerada de los     índices de corrupción e impunidad, mucho menos la reducción de la     violencia, pobreza, indigencia y miseria humana.
      
     En un encuentro a celebrarse en Tela, Honduras, el jueves 26 de     febrero de 2015, los presidentes de los países, bajo el liderazgo de     Juan Orlando Hernández, además del apoyo de organismos como el BID,     PNUD y la OEA, buscan el apoyo del Consejo Empresarial de América     Latina (CEAL), para que el empresariado regional participe de la     ejecución del plan generando fuentes de empleo como medio para     combatir la pobreza y la migración. Entre los invitados al encuentro     de los presidentes de la Alianza del Triángulo Norte con el CEAL,     destaca la presencia de Antonio Meade Kuribreña, Secretario de     Relaciones Exteriores de los Estados Mexicanos, Scott Nathan,     representante especial para Asuntos Comerciales del Departamento de     Estado y Gina Montiel, Gerente del BID para Centroamérica, Panamá,     República Dominicana y México.  
      
     Las preguntas que surgen de esta iniciativa tripartita son: ¿Qué     papel juegan los demás países de la región como Nicaragua y Costa     Rica? ¿Acaso no son parte de la región ni enfrentan problemas     económicos y sociales? ¿Es éste un Plan excluyente ideado por EEUU     para apoyar a sus verdaderos aliados en la región? ¿Cuál es el rol     de las organizaciones de sociedad civil defensoras de derechos     humanos? ¿Qué opinión tienen los partidos de oposición acerca de la     gobernanza del plan? ¿Cuál es el interés real de la administración     Obama en la región centroamericana?
      
     Una referencia obligada para buscar respuesta a las interrogantes     anteriores, es el interés de EEUU por fortalecer la Alianza del     Pacifico que conforman Colombia, Perú, Chile y México, como un     bloque regional comercial y estratégico de contrapeso a UNASUR,     MERCOSUR, e incluso a la Alianza Bolivariana de los Pueblos de     Nuestra América (ALBA) promovida por Venezuela. Los países del     Triángulo Norte  participarían como un bloque regional dentro de la     Alianza del Pacífico,  ya que a pesar de lo pequeño de sus economías     (un PIB de cerca de 103 millones de dólares), y con problemas de     pobreza, desigualdad y violencia,  son con México el patio trasero     de EEUUU y posen una ubicación geopolítica envidiable y para     potenciar el comercio y la inversión extranjera directa que ha sido     poca (cerca de 3,450 millones de dólares en 2014), mucho menor que     la de cada uno de los países de la Alianza del Pacífico.
      
     Asimismo, el plan conlleva la ejecución de una agenda de trabajo     contrapuesta a los esfuerzos de los países que participaron en la     cumbre de la CELAC, celebrada en San José, Costa Rica. En esta     reunión la integración económica, comercial, social, regional y     política de los países será parte recurrente de los temas     importantes de la agenda del CELAC paran avanzar en la ejecución de     políticas públicas más autónomas, como también la vigencia de una     nueva arquitectura financiera para América Latina ya iniciada con el     Sucre y el Banco de Desarrollo creado por los BRICS.
      
     También son evidentes las denuncias de los países del Triángulo     Norte acerca de la posible adquisición de aviones soviéticos por     Nicaragua, la construcción del Gran Canal Interoceánico con fondos     de empresas chinas y las reiteradas condenas de Daniel Ortega a las     sanciones económicas de EEUU y la Unión Europea (UE) a Rusia. Igual,     Costa Rica es la puerta de entrada a China para los países de la     región centroamericana, evidenciando el gobierno de Luis Guillermo     Solís una posición a favor del pluralismo ideológico y la     concertación social y política; el autoritarismo y militarización     que se observa en países como Guatemala y Honduras no va con los     ticos.
      
     El control de los recursos naturales y de los bienes y servicios     ambientales y biodiversidad de la región por empresas     transnacionales es otro de los propósitos perseguidos, destacando     entre los instrumentos la creación de Zonas de Empleo y Desarrollo     (ZEDES), las Alianzas Público-Privadas, ejecución de proyectos     mineros y energéticos y el control del espacio aéreo y territorio de     tránsito de droga por la DEA. La vigencia de una zona de libre     comercio y de tránsito de personas entre Guatemala y Honduras, es     también un primer paso para conformar la Unión Aduanera en la Región     con apoyo de EEUU que facilita los negocios con y desde aquél país.
      
     Los grupos defensores de los derechos humanos no tienen todavía una     posición unificada sobre la ejecución del Plan de la Alianza en     terreno todavía minado, asimismo los partidos de oposición política     aún no han exigido las garantías requeridas  para el uso y manejo de     estos fondos en caso de ser aprobados. Al parecer, lo que está claro     es que existen objetivos no visibles para los pueblos de la región     que forman parte de una agenda geopolítica de los gobiernos de los     países y la propia administración Obama.
      
     Fuente: http://www.alainet.org/active/


