Gran parte de los 13 millones de musulmanes que viven en la Unión Europea, «con independencia de su origen étnico y su manera de enfocar la religión», sufren discriminación en el empleo, la educación y la vivienda y son particularmente preocupantes «las barreras» con las que se encuentran en Europa, especialmente el colectivo de jóvenes. […]
Gran parte de los 13 millones de musulmanes que viven en la Unión Europea, «con independencia de su origen étnico y su manera de enfocar la religión», sufren discriminación en el empleo, la educación y la vivienda y son particularmente preocupantes «las barreras» con las que se encuentran en Europa, especialmente el colectivo de jóvenes. Esto «puede generarles un sentimiento de desesperanza y exclusión social», según concluye el informe del Observatorio Europeo del Racismo y la Xenofobia (EUMC), presentado ayer en Madrid en el marco del debate sobre islamofobia organizado por la Casa Árabe en Madrid.
El jefe de la unidad de investigación del EUMC, Ioannis Dimitrakopoulos, constató que uno de los problemas a los que se enfrenta el observatorio a la hora de investigar la islamofobia es la falta de recopilación de datos en muchos de los países miembros, situación que se detecta especialmente en el Estado español, Grecia, Italia, Chipre y Malta. Frente a estos países, los que mejor recopilan los abusos y actos islamófobos son Finlandia y Gran Bretaña.
El estudio, explicó Dimitrakopoulos confirma que «los musulmanes (en Europa) son víctimas de prejuicios, amenazas y daños a sus propiedades». «Los jóvenes tienen pocas oportunidades y la exclusión social aumenta su desesperanza», continuó, explicando que la situación «se ha deteriorado en los últimos cinco años» y existe «un reconocimiento muy limitado de la contribución de los musulmanes» en algunos sectores vitales para los países de la UE, como el económico.
La directora de la recién creada Casa Arabe, Gema Martín Muñoz, recordó que las intervenciones en la sociedad civil relacionadas con la islamofobia son uno de los principales ejes de la institución. Dijo que uno de los principales problemas es que «los países europeos no reconocen que tienen un nuevo problema».