Alberto Fujimori llegó al poder en 1990 como un outsider (en medio de una profunda crisis del sistema político), a través de elecciones, humillando al connotado literato Vargas Llosa, con el 62.4% contra el 37.6%, respectivamente.
Treinta años después, Pedro Castillo es el favorito para ganar el ballotage del 06 de junio. Su posicionamiento en el imaginario popular se debe a que también aparece como un “outsider y líder sencillo”. Algunos hablan de la “revolución identitaria o chola” contra la aristocracia limeña. Pero a diferencia de Fujimori, que, a sangre y fuego militar, impuso el “modelo neoliberal”, Castillo, se desenvuelve como una propuesta “antineoliberal” y podría ganar, ajustadamente, a la hija del dictador.
Fujimori se graduó de ingeniero agrónomo en la Universidad Nacional Agraria, habiendo concluido sus estudios primarios y secundarios en escuelas públicas como el Colegio Nuestra Señora de la Merced; mientras que Castillo realizó estudios del 1° al 3° grado, en la Escuela Rural N° 10465 en Puña, Chota (Cajamarca), y los superiores en el Instituto Superior Pedagógico Octavio Matta Contreras (Cutervo), graduándose como bachiller en educación por la Universidad César Vallejo (UCV), donde también obtuvo un magíster en Psicología Educativa (Wikipedia).
Antes de sentarse en el sillón de Casa de Pizarro, Fujimori viajó a Washington, donde los agentes del FMI lo convencieron de la necesidad del plan de ajuste neoliberal para reinsertar al Perú en la comunidad financiera internacional de la cual el país había sido proscrito debido a la crisis dejada por Alan García (iniciativas de reducción de pagos de la deuda, etc.); mientras que Castillo está recibiendo, por parte de la oligarquía limeña, una guerra fenomenal acusándolo de “comunista, chavista” (recién, el ex candidato presidencial y neofascista López Aliaga, arengó por la “muerte de Castillo” con el objetivo de hacerse de una base de masas), con el fin de “blanquear” su discurso antineoliberal y conciliarlo con el establishment.
En este sentido, el Pacto con Verónica Mendoza no solo apunta a abastecerlo de un equipo técnico sino a garantizar que no va a cambiar nada del “orden político vigente”. Por esta razón, en la “nueva hoja de ruta” ha rechazado estatizar las empresas mineras (que no se allanen a renegociar contratos y en cambio entregárselas a “empresarios nacionales honestos”), o una segunda reforma agraria que apunte a la confiscación del capital agrario terrateniente. Así mismo ha rechazado ”nacionalizar” las AFP.
Fujimori, para superar la crisis política y económica (sistema de partidos, la guerra interna y obtener mayoría congresal -ya que era la 3ra fuerza política-), y aplicar los planes neoliberales del FMI, dio un autogolpe de Estado político-militar, cerró el Congreso de la República y convocó a un Congreso Constituyente (que produjo la constitución de 1993), que fue refrendado en el referéndum obteniendo el apoyo popular de 52,24% de los votos válidos; mientras que Castillo, para superar la crisis del “régimen político-económico neoliberal”, propone una Asamblea Popular Constituyente, pero que sería producto de un nuevo pacto social donde podrían también participar los representantes del capital financiero.
Fujimori inventó un partido denominado Cambio 90, mientras que Castillo es invitado en un partido que se reclama marxista leninista y que pertenece al Foro de Sau Paulo. Fujimori, para superar la crisis, tuvo que desarrollar un régimen de tipo bonapartista basado en los fusiles militares. ¿Castillo para superar la crisis podría apelar a un régimen también personal? Primero tendría que ganar una elección que está reñida. Pero en alguna oportunidad mencionó que en un futuro gobierno suyo las rondas campesinas serían las protagonistas.
César Zelada. Director de la revista La Abeja (teoría, análisis y debate).