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República Dominicana

Aljibe

Fuentes: Rebelión

«Peacefully they will die…»   ¿Qué enfoque debemos adoptar al hablar de nuestra identidad nacional? Sí la consideramos como un concepto sumamente abstracto pero definible, corremos el riesgo de dejar que su esencia se esfume por excesiva objetivación, de entrada nos condenamos a ser demasiado científicos, prestos a desmembrar disciplinadamente aquello que con tanto dolor […]

«Peacefully they will die…»

 

¿Qué enfoque debemos adoptar al hablar de nuestra identidad nacional? Sí la consideramos como un concepto sumamente abstracto pero definible, corremos el riesgo de dejar que su esencia se esfume por excesiva objetivación, de entrada nos condenamos a ser demasiado científicos, prestos a desmembrar disciplinadamente aquello que con tanto dolor fue parido.

Y ¿por qué, de repente, hay que hablar de identidad nacional en este siglo 21, donde cada vez más nos vemos acostumbrados a la idea del inevitable advenimiento de la Aldea Global? Además, tenemos suficientes problemas que tratar; hagamos eco mencionando algunos: pobreza, crimen, violencia, drogadicción, etc. que aparentemente no están ligados a nuestra identidad.

Trasladándome mentalmente a nuestra iglesia comunitaria, sin pretensión de evadir la respuesta a la pregunta del párrafo anterior, me recuerdo las palabras del Padre que ofició una de tantas misas a finales de Mayo; en esencia él dijo que la salvación era una tarea pensada para todos. Permítanme subrayar la palabra «todos», porque su rol es clave para entender la importancia de ideas como nación e identidad, podríamos incluso decir que esta palabra incorpora aquella noción del cristianismo que más ataques recibe hoy en día pero esa tesis amerita un tratamiento separado. Por ahora propongo que nos limitemos a constatar la idea de que la salvación es un asunto de todos; un tema esencialmente colectivo.

Y si ahora definimos a la nación como un conjunto de portadores de una determinada cultura con un proyecto histórico a realizar, intuimos que este concepto apoya la idea de desarrollo (o salvación si prefiere) colectivo a través de la realización de ese gran proyecto de carácter histórico. Mientras, en cambio, la idea de la globalización supone más bien un conglomerado de individuos cada vez más preocupados por sus pequeños pero altamente valorados quereres y deseos individuales, por lo general ajenos a cualquier proyecto histórico que demande un gran esfuerzo colectivo. Ellos, sin duda, conforman una gran masa en crecimiento -más o menos aglutinada- pero de burbujas, metafóricamente hablando. Su existencia burbujeante imposibilita emergencia de aquella energía transformadora del potencial humano que solo grandes proyectos históricos son capaces de aportar.

Ahora bien, siguiendo en esa dirección, aceptemos que para avanzar y responder sus desafíos la humanidad -constituida por naciones o sujetos- debe seguir su trayectoria evolutiva al compás de hitos históricos, entonces estos sujetos, o actores, deben saber quiénes son y a dónde van, de ahí vemos la importancia de entender nuestra identidad nacional primero y luego, por supuesto, nuestra misión. Y cuando digo entender, me refiero a que debemos hacerlo por nosotros mismos, y no recibirlo en forma de sabiduría sagrada desde afuera.

Concluyendo este brevísimo y errante ensayo, sin contestar la pregunta planteada al principio, quiero responderle a los defensores de la Aldea Global que podrían argumentar que ella en sí misma constituye ese próximo gran proyecto de la humanidad que tal vez tengan su razón. Pero para continuar con el ascenso de lo humano no basta con tener un gran proyecto; éste debe estar dotado de pasión y sentido elevados, debe concentrar en sí aquel esfuerzo -colectivo y creador-, capaz de imprimirle al hombre ese impulso ascendiente tan necesario. Por el contrario, el sujeto detrás del proyecto de la Aldea Global fríamente hace su apuesta en la imposibilidad del dicho ascenso, materializando con ello la visión del Gran Inquisidor de Fyodor Dostoyevsky: «In the end they will lay their freedom at our feet and say to us, Make us your slaves, but feed us» …»Peacefully they will die, peacefully they will expire in Thy name, and beyond the grave they will find nothing but death.»

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.