La crisis económica norteamericana internacionalizada desde el año 2008, el deterioro de los precios de producto de exportación de Iberoamérica (soja, hidrocarburos o hierro) y la caída del crecimiento chino, produjeron serias dificultades productivas, sociales y políticas en la región. Frente al adverso contexto internacional, los gobiernos aplicaron diversas propuestas de política económica. En el […]
La crisis económica norteamericana internacionalizada desde el año 2008, el deterioro de los precios de producto de exportación de Iberoamérica (soja, hidrocarburos o hierro) y la caída del crecimiento chino, produjeron serias dificultades productivas, sociales y políticas en la región. Frente al adverso contexto internacional, los gobiernos aplicaron diversas propuestas de política económica. En el texto vamos a mencionar de manera sucinta, dos programas de desarrollo para superar la crisis.
El neoliberalismo argentino
El gobierno de Mauricio Macri propone resolver los problemas de la economía con medidas de corte liberal y en pleno siglo XXI se reiteran recetas ya implementadas en el siglo XIX. Los conceptos de libre mercado, apertura comercial, vuelta a los mercados, confianza inversora, desregulación financiera o reducción de costo del trabajo, ocupan un lugar fundamental del programa de CAMBIEMOS. El nuevo patrón de acumulación iniciado desde fines del año 2015 está centrado en dos estrategias:
PRIMERO: crecer con inversiones extranjeras. Para garantizar esta propuesta se bajan salarios, se permite la libre movilidad de capitales especulativos y se flexibiliza la potencial repatriación de ganancias a las casas matrices («confianza inversora»). Resultado de estas y otras medidas, en lo que va del año ya salieron de la economía local más de 20.000 millones de dólares.
SEGUNDO: potenciar tres áreas de la economía interna garantizando ganancias extraordinarias a un grupo pequeño de actores concentrados. El gobierno postula que el excedente acumulado por el sector financiero, las exportadoras de recursos naturales y las empresas de servicios, serán un incentivo para la reinversión y el aumento de la producción.
SECTOR |
MEDIDAS |
RESULTADOS PARA EL SECTOR |
DERIVACIÓN PARA EL CONJUNTO DE LA ECONOMÍA |
Sector financiero |
Pago de los bonos en default sin quita. Emisión de LEBAC. Toma de deuda en moneda extranjera.
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Alta rentabilidad en dólares para bancos y organismos financieros. Formación de un negocio de deuda superior a los 45.000 millones de dólares en 2016. |
Incentivos a la especulación financiera y deterioro de la actividad productiva. Altos costos de los préstamos productivos internos. Ajuste de cuentas públicas como resultado del pago de deuda. |
Grupos agroexportadores y mineros concentrados |
Devaluación. Eliminación paulatina de retenciones a las exportaciones de empresas mineras y sojeras. Reducción de impuestos a los bienes personales. Liberalización de operaciones de exportación. |
Ganancia extraordinaria para las exportadoras y los productores superior a los 90.000 millones de pesos en 2016. Ganancias extraordinarias para las mineras de 3000 millones de pesos en 2016. |
Aumento del precio de los alimentos. Deterioro de las cuentas públicas. Ingreso de divisas por exportaciones de alimentos y fuga vía ganancias y giros al extranjero. Empobrecimiento de la familia argentina y consumo suntuoso de una minoría. |
Empresas de servicios públicos |
Aumentos iniciales del 1000 %. Ajustes entre 200 y 400% en 2016 y 2017.
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Aumento sideral de la rentabilidad. |
Pérdida de competitividad de la empresa argentina. Crisis social de las familias. Reducción del gasto público (baja de subsidios). |
Con la finalidad de aumentar ganancias del sector exportador y deprimir el costo del salario en dólares, se impulsó una fuerte devaluación. Ésta última se trasladó a precios agudizando un proceso inflacionario inducido por una estructura económica oligopólica con poderosos formadores de precios, con la eliminación de controles internos y a las exportaciones y con el alza desmesurada de las tarifas de servicios. Las paritarias de los trabajadores, las jubilaciones y la AUH cerraron por debajo de una inflación que se estima, será entre el 40 y el 45% anual.
Como resultado del programa económico se deterioró la capacidad de consumo del MERCADO INTERNO (60% de la economía). A diferencia del postulado de campaña electoral de CAMBIEMOS, cayó la INVERSIÓN nacional y es escasa la extranjera (ambas son el 20 % de la economía). En el plano de las EXPORTACIONES (15% de la economía) y exceptuando algunos rubros como la soja, hay una importante caída de los volúmenes. La recesión de Brasil y la baja del crecimiento chino mantendrían esta situación en el corto y mediano plazo. La decisión de reorientar la economía hacia los EUA, acarrea la dificultad de un marcado déficit comercial a favor de los norteamericanos.
Los datos de la macroeconomía del país son elocuentes y hay una recesión y una caída del PBI de 1,5 % (frente a un crecimiento cercano al 2 % del año 2015). La inflación es la más alta de los últimos años y existe un aumento preocupante de los déficits comercial y fiscal (para el 2017 éste último está calculado en 480.801 millones de pesos). Resultado del cierre de empresas se calculan que se perdieron más de 150.000 empleos. Para enfrentar este preocupante estado de situación, la cartera económica nacional barajó tres alternativas:
- Llegada de inversiones extranjeras: no se produjo la lluvia de inversiones esperada, más allá del ingreso fondos especulativos con altos costos para el conjunto de la economía y la sociedad.
- Endeudamiento en moneda extranjera: en lo que va del año se acumuló una deuda cercana a los 45.000 millones de dólares. En el año 2017 se calcula sumar otros 25.000 millones cuyo destino sería un 80 % a cubrir gastos corrientes. Los servicios de la deuda aumentarán de 186.900 millones de pesos en 2016 a 247.328 millones en 2017.
- Recorte de gasto público -exceptuando el especulativo financiero-: en términos reales el presupuesto 2017 incluyó recortes en las carteras de producción (-15%), agroindustria (-14%) o salud (-12%). Se produjeron reducciones en ciencia y técnica y en las universidades nacionales la inversión en infraestructura bajó un 70% y hay ajustes en la asignación de las becas de bajos recursos, para carreras prioritarias o las destinadas a las ingenierías. El presupuesto 2017 contempló una paritaria salarial del 17 %, cuando se calcula una inflación del mismo monto y una devaluación del 19 %. Con estas cifras no se recuperará la capacidad de compra del salario de año 2015 y podría empeorarse de cumplirse los guarismos de organismo como el FMI que vaticinan una inflación superior a dos dígitos.
El nacionalismo boliviano
Según datos publicados recientemente por la CEPAL, Bolivia crecerá en el año 2016 un 4,5%. A diferencia del modelo argentino, la gestión de Evo Morales apuesta a crecer con recursos propios y a mantener la capacidad de consumo del mercado interno. El gobierno sostiene una alta inversión pública que deriva en obras de infraestructura, en el control de áreas productivas estrategias por parte del Estado y en el desenvolvimiento de políticas sociales. Para garantizar el proyecto, el MAS reformó la Constitución en el año 2009 y nacionalizó los hidrocarburos en 2006, en el marco de un paquete de reformas que incluyó la democratización de varias áreas económicas.
Las cifras son elocuentes y la renta petrolera que quedaba en Bolivia en el año 2005 era de 300 millones de dólares y en 2014 alcanzó la cifra de 5.330 millones de dólares. El PBI de Bolivia se triplicó entre 2005 y 2014 y lo mismo ocurrió con el salario mínimo que aumentó en ese valor, en paralelo a que bajaron las tasas de pobreza y de indigencia.
El gobierno aumentó las transferencias a gobernaciones, municipios y universidades que pasaron de 6.669 millones de bolivianos en 2006, a 29.221 millones en 2014. Según fuentes oficiales, la inversión estatal boliviana subió un 795% entre 2006 y 2014, frente al escaso crecimiento del 15% registrado entre 1997 y 2005.
En un momento en el cual el principal producto de exportación del país (gas y petróleo) está a la baja y que su vital destinatario Brasil se encuentra en recesión, el país no detiene su desarrollo y mantiene un crecimiento con justicia social. Entre las causas del éxito, se encuentra en que Bolivia recuperó los principales resortes de su economía y destina los excedentes económicos al desarrollo nacional y social.
Pese a evidentes diferencias de escalas y de perfiles productivos y sociales entre Argentina y Bolivia, la comparación de modelos económicos puede ser efectuada. El MAS se opone a aplicar una apertura liberal indiscriminada de la economía y continúa la línea nacionalista de la economía peronista de los años cincuenta. La decisión de Morales parece coincidir con la tendencia internacional, reflejada en la decisión del pueblo ingles de salir de la Comunidad Económica Europea y de evitar los resultados de la apertura comercial y financiera. Algo similar ocurre con la elección del presidente Trump en los EUA, quien anunció en campaña electoral una mayor protección económica para su país. A diferencia de la tendencia internacional, Mauricio Macri aplica un programa liberal que ya fue practicado hasta el año 2003 y que derivó en la mayor crisis económica y social de la historia en el 2001.
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