Grecia es señalada por su pecado de haber llevado una vida de regalo, a crédito y es amenazada de ser expulsada del paraíso por los ángeles contables, de dedos teñidos de azul, que es el color del cielo y de la tinta de pasar cuentas; luego será roja toda discordancia y así remarcada. Los dioses […]
Grecia es señalada por su pecado de haber llevado una vida de regalo, a crédito y es amenazada de ser expulsada del paraíso por los ángeles contables, de dedos teñidos de azul, que es el color del cielo y de la tinta de pasar cuentas; luego será roja toda discordancia y así remarcada. Los dioses se han hecho hombres y claman, con la histeria del acreedor, la devolución de lo prestado, de lo que, pasando por sus manos, se recibió en tránsito. Salvarse del pecado requiere penitencia y acto de contrición: devolución de lo prestado con sus celestiales intereses y humillar la soberanía. Restituir acrecentado lo que por sus manos transitó y humillarse ante los dioses concertados en troika. Eso o el infierno de los apestados que nunca más recibirán crédito.
Si la deuda impagada es el pecado, entonces no son los dioses del cielo quienes condenan, sino quienes saben que visitar el infierno de la condena del paraíso es frecuente en la historia de la humanidad, ellos saben del libro de Carmen M. Reinhart y Kenneth S. Rogoff, esta vez es distinto: ocho siglos de necedad financiera. Y saben que en él se puede comprobar, en una lista que contiene, que muchos dioses pecaron y vienen ahora con la milonga.
No tardarán en percatarse los burócratas que pretenden proteger los intereses de los oligarcas alistados en la Zona euro, que están atrapados en lo que otro país (de segunda para ellos, pero que ha aceptado ser utilizado de prueba y muestra de los castigos bíblicos), España, expresa así: ni contigo ni sin ti, y que conduce a la devastación del paraíso.
La deuda griega lo fue en beneficio de sus consentidores (que hoy se ven ellos mejor como acreedores): Francia y Alemania principalmente. No los pueblos respectivos, no, sino sus bancos principalmente: En el tercer trimestre del año 2010, la banca francesa detentaba deuda griega por importe de 63,3 miles de millones de dólares USA (m. m. $ USA); la banca alemana, 40,3 m. m. $ USA; la banca italiana, 4,7 m. m. $ USA; la de España, tan sólo 1,1 m. m. $ USA; la de otros países de la Zona euro, 30,4 m. m. $ USA. La banca del Reino Unido, 15,1 m. m. $ USA; la de EE.UU., 6.9 m. m. $ USA, la de Japón 1,9 m. m. $ USA; el resto del mundo, 7,1 m. m. $ USA; de un total de 170,7 m. m. $ USA (Natixis. Flash marchés 3 de junio de 2011, recogiendo cuadro de BIS Quarterly Review, Marzo, 2011).
Pidió Syriza el perdón, por boca de su responsable de Economía, Giannis Millós: «Queremos llegar a un acuerdo como el que perdonó la deuda a Alemania en 1953» (El Confidencial 19-1-2015). En estas calendas ya no se oye, ya se ha silenciado, como se ha silenciado al hasta hace poco ministro de Economía del gobierno griego, Yanis Varoufakis, ofrecido en sacrificio como chivo expiatorio insuficiente, como debía haber previsto Tsipras, manteniéndolo hasta el final. Una clara muestra del neocolonialismo imperante, del que la UE es partícipe.
Dr. Fernando G. Jáen Coll es Profesor Titular. Departamento de Economía y Empresa Universidad de Vic-UCC. Miembro del Centro de Estudios de Economía Latinoamericana. Universidad de La Laguna.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.