El Vicepresidente de Bolivia ha abierto una interesante reflexión sobre lo que está pasando, sobre la política contingente. La anunciadísima desaceleración económica del 2014-15 ha llegado con los previsibles signos de malestar social en toda América latina. La mala noticia es que, como sabíamos, los precios de las materias primas pasaron por un ciclo que […]
El Vicepresidente de Bolivia ha abierto una interesante reflexión sobre lo que está pasando, sobre la política contingente. La anunciadísima desaceleración económica del 2014-15 ha llegado con los previsibles signos de malestar social en toda América latina. La mala noticia es que, como sabíamos, los precios de las materias primas pasaron por un ciclo que esta vez estuvo muy amañado por el sector financiero que hizo que subiera a niveles record para luego caer como piedra. Las multas de esto suman 300,000 millones de dólares en los dos últimos años, por las intervenciones criminales de 9 bancos entre el 2008 y 2012. Toda la teoría del crecimiento exportador se acaba de ir a la basura junto con todo el aparato político de que los TLC serían la salida al estancamiento de los años 80 y 90. También se fue a la basura el discurso de que los tipos de cambio estaban blindados por el altísimo nivel de reservas internacionales. Los que estamos del otro lado de ese río, sabíamos que estaban errados, pero la población les creyó y el poder y sus medios se han encargado de hacerlo verdad revelada. Y ahora qué hacemos.
Un libro publicado por CEPR acaba de decir que «En el período entre mediados de la década de 1980 y mediados de la década del 2000 se atravesó por dos importantes desarrollos, uno geo-político y otro económico: (i) la caída del muro de Berlín y la reintegración de Europa central y oriental con Europa occidental; (ii) la reintegración de China en la economía mundial, después de la adopción de una estrategia de crecimiento orientada a la exportación que culminó con el acceso de China a la OMC; y (iii) una gran expansión en el uso de cadenas globales de valor por grandes fabricantes y minoristas, que implica la externalización de partes del proceso de producción a las empresas ubicadas en países diferentes. En esta etapa hubo más comercio que aumento de la producción y se constató la evidencia del crecimiento exportador».
Después del 2008: «En la actualidad, el comercio no es un propulsor del crecimiento de las economías industrializadas o emergentes». (Bernard Hoekman, «Trade and growth – end of an era?» en The Global Trade Slowdown: A New Normal? Centre for Economic Policy Research (CEPR), A VoxEU.org eBook, 2015, p.5). Esto es un problema para todos, los creyentes y no creyentes en la integración panamericana o regional y para los que argumentaron que el crecimiento exportador sería la solución al estancamiento de los 80. El malestar que está generando no es temporal porque que el fenómeno no es temporal. El desplome de los precios de los commodities ha puesto en evidencia manipulaciones financieras en esos mercados que dieron como resultado distorsiones inmensas. El mercado del oro es uno en especial muy afectado por las manipulaciones de precios. Todavía las tasas de interés están negativas en Estados Unidos pero la expectativa que suban empujó los precios a su nivel natural, como decían los clásicos. Todos los que argumentaron que los términos de intercambio positivos habían llegado para quedarse deben de comerse la lengua en una amarga salsa de infortunio. Los términos de intercambio son otra vez negativos, como siempre. Y la tasa de interés aun no sube.
Los países más hayekianos de la región como el Perú, Colombia, México y Chile, cuyo rasgo común es una visión panamericana de la integración y el crecimiento liderado por las exportaciones muestran su malestar en el campo. Estudiantes protestan, hay protestas contra la corrupción del gobierno de Bachelet, hay campesinos reclamando por el derecho al agua limpia y al no desarrollo de la minería en algunos valles del Perú, Colombia y México. En el polo político contrario, más post neoliberal, hay protestas en Ecuador contra la violencia estatal, el alto costo de vida, y la reelección indefinida del Presidente, que es una de las 16 enmiendas constitucionales propuestas recientemente. En Uruguay la Asociación de Docentes de Secundaria (ADES) decidió entrar en huelga el lunes 17 de agosto en el país del Frente Amplio, donde Pepe Mujica gobernó hasta hace poco. También están las protestas del sector público por el ajuste presupuestal para el 2016. En Bolivia hay protestas muy violentas, con dinamita, igualmente asociadas al tema económico. Venezuela, de su lado, viene cargando protestas dese hace años por efectos de la inflación y la escasez que eso genera.
En Brasil, las protestas son por la corrupción brutal del gobierno de Dilma, pero como dice la misma gente que protesta, ellos no tienen un candidato alternativo dado que el que sucedería a Dilma está con una acusación semejante y Dilma no. Detrás está esa clase media que no quiere al PT desde el inicio. En realidad, las protestas son por el malestar causado por la devaluación de la moneda que pasó de 1.60 a 3.20 reales por dólar y los efectos sobre la inflación y el estancamiento productivo así como sus consecuencias sobre el empleo y los salarios. Brasil es la economía más afectada con los cambios globales, el año 2014 creció 0.1%, es decir no creció y el 2015 crece a -1.5% con una inflación de 8.5%. En Paraguay los educadores han entrado en huelga exigiendo un sueldo mínimo de 350 dólares, y bonificación familiar de 20 dólares por niño, entre otros. En México las protestas giran en torno a los muertos y desaparecidos. Lo más nuevo a inicios de agosto es la muerte de un periodista que se mudó al Distrito federal amenazado por el gobernador de Veracruz y lo mataron junto a cuatro mujeres, incluida la empleada del hogar, en el departamento donde vivían. Una de las cuatro mujeres muertas era un activista social también amenazada en Veracruz. El presupuesto de austeridad del 2016 aún no se anuncia en México pero se prevé que será agudo.
Aparentemente hay dos tipos de protestas en marcha: Una relacionada al tema económico y otras al tema político de la reelección indefinida. Como en el Perú de Fujimori en 1998, la reelección permanente es un tema espinoso para la opinión pública que masivamente sale a las calles en rechazo.
El tema en Bolivia es distinto: es presión de mejoría; el PIB creció a 6.8% en el 2013, 5.4% en el 2014 y se espera 4.5% para el 2015, la tasa más alta de América Latina. En ese contexto, los habitantes potosinos reclaman 26 obras prometidas por el gobierno central, entre otros, un aeropuerto internacional, una planta hidroeléctrica, hospitales y fábricas de cemento, cal y vidrio en un contexto de prosperidad admirable en un país secularmente golpeado por el abandono de sus líderes. La reacción a las tensiones sociales del gobierno boliviano es también distinta. Mientras en Ecuador se ha resuelto con violencia, en Bolivia se resuelve con ataques contra las viejas ONG que desde hace décadas hacen análisis sobre el país.
De manera poco clara, los temas ambientales que son de la izquierda en el mundo, en Bolivia son señalados de ser de la derecha. Verde es el nuevo rojo, dicen en Francia, pero en Bolivia verde es el nuevo blanco. Ese parece ser el núcleo del problema. Una arremetida verbal violenta de parte del Vicepresidente García Linera contra CEDIB, el antiguo y prestigioso centro de documentación internacionalmente afamado con 30 años de vida; el CEDLA, que acaba de cumplir 40 años y es el centro de investigaciones independiente boliviano más reconocido internacionalmente; la Fundación Milenio, con 25 años de trabajo, auspiciada por la Fundación Konrad Adenauer, asociada al partido liberal alemán; y la Fundación Tierra que tiene el auspicio de la Asociación Latinoamericana de Organismo de Promoción ALOP, históricamente vinculada a la cooperación holandesa, ahora parecen ser el blanco de un gobierno popular.
Bolivia goza de la tasa de crecimiento económico más alta de América Latina, tiene la mejor política de distribución del ingreso y uno de las tasas de inversión más altas de la región. Acomodados para la próxima reelección de Evo el sobresalto gubernamental es innecesario e inexplicable. Un antecedente de esto fue la expulsión en el 2013 de IBIS, ONG danesa con 30 años de trabajo, sin más explicación que trabajaba para desestabilizar al gobierno, análogo a lo actual. La interrogante es ¿cree alguien medianamente ilustrado que puede existir algún régimen político sin oposición interna en alguna parte? ¿Gobernar no tiene que ver con dialogar con los adversarios? ¿Tiene el gobierno de Bolivia una visión estalinista de la política? Si fuere el caso, estaría inútilmente casi solo en el mundo.
En general, hay protestas por problemas económicos en todas partes de América Latina por la frustración ante los anuncios de dos décadas de que vamos al primer mundo «como Chile» y «hay que hacer como Chile» y con más o menos autoritarismo eso se hizo. Se empujaron los TLCs, y se desprestigió todo lo que no es neoliberalismo, o integración panamericana. La población en todos los países se han quedado esperando que la promesa se cumpla. Chile es donde se cumplió más pero parece que los primer mundistas del sur no gozan de su status, vista la magnitud de las protestas que acompañan las demandas políticas. Con un PIB per cápita medido en PPA, el triple de Bolivia, el doble de Perú y Colombia y vez y media de Brasil, el malestar allí está creciendo por la falta de perspectivas ante todas las promesas de décadas.
En general están los gobiernos de la izquierda como Venezuela, Bolivia y Ecuador reaccionando mal a las demandas políticas y deberían de ser los que más respeten las demandas sociales porque finalmente esos gobiernos fueron electos por su pueblo. En efecto, si está en cuestión la reelección indefinida en Ecuador debería de hacerse un referéndum a ver qué dice la gente sobre si se puede o no hacer la reforma constitucional que lo permita. De otro modo, Correa se parecería más Fujimori que digamos a Dilma. Ese no es el espíritu político de su gobierno, sin duda, a pesar de las numerosas acusaciones desde la derecha y alguna izquierda.
El caso boliviano parece un fenómeno aislado a esto porque no hay duda de la reelección de Evo aunque si puede haberla con la reelección indefinida – no planteada aún-, que es el tema espinoso que tumbó finalmente a Fujimori. El sátrapa peruano tuvo el apoyo de Washington desde el día del golpe mismo y un plan de reformas económicas fue armado por el Banco Mundial y articulado desde los ministerios por funcionarios del Banco al día siguiente del golpe. Fujimori se cayó a pesar de todos estos apoyos y del control absoluto del servicio de inteligencia sobre los movimientos de la oposición. La soledad de los gobiernos de izquierda no los debe llevar a portarse como de derecha, golpeando y reprimiendo. Lo importante es que tomen nota todos que los precios de las materias primas han recuperado su nivel histórico y que no hay crecimiento significativo ni en Europa, ni en Estados Unidos ni en Japón y que China crecerá, pero más lentamente en el largo plazo. Encima, parece haber un problema financiero internacional de grandes dimensiones que nuevamente ronda.
Dice el Vicepresidente García Linera, en una carta a los amigos: «En este contexto ‒y haciendo uso de la libertad de pensamiento y expresión‒, he señalado que cuatro ONG mienten y camuflan su activismo político reaccionario bajo el manto de actividad no gubernamental». Si CEDIB, CEDLA, etc. han decidido virar a la derecha, es una opción como cualquiera y no interrumpe ni interfiere el proceso social y político boliviano. Milenio siempre fue de derecha liberal y Tierra debe ser de centro izquierda. En todo caso, la oposición alimenta al gobierno, como alimentan todas las críticas a los gobiernos progresistas. Si faltan a la verdad entonces el problema es distinto porque el objeto de la investigación científica es la búsqueda de la verdad. Justamente por eso es que el plagio está fuertemente sancionado. La solución al problema de la mentira en nombre de la ciencia es mostrar la verdad. No es cerrar la institución ni agredirla. Es mostrar, con evidencia, dónde yace la falsedad. El interrogante, dado el peso político de Evo en Bolivia, es si todo esto vale la pena para asegurar su reelección.
En el contexto de protestas por toda América Latina tiene sentido que en los países de derecha agarren a golpes a los protestantes pero no lo tiene que lo hagan los de izquierda. O el mundo está al revés. La izquierda no está para reelegirse permanentemente. Los que hemos peleado por la justicia social en todo el continente durante décadas y estuvimos contra la tercera reelección de Fujimori pudimos ver el grado en que el control del Estado estaba en manos del servicio de inteligencia que solo operaba para garantizar la permanencia del régimen. ¿Es eso lo que hace la izquierda en el poder? El ejemplo es malo y su final fue brutal, primero salir a la carrera fuera del país, luego el exilio y finalmente en la cárcel de por vida por un error de cálculo. Ese no debe ser el molde a seguir de presidentes y gobiernos de izquierda en búsqueda de la perpetuidad en el poder que, en cambio, deberían de ser ejemplos de humildad y de honestidad. Fue Luis XIV quien dijo eso que «El estado soy yo». Después Stalin perseguiría a Trotski con ese mismo argumento. También mató a Kondratieff porque dijo que había ciclos económicos.
Finalmente, sobre la agenda medioambientalista, García Linera refiere «al encuadre ideológico en el discurso medioambientalista emitido y financiado desde los centros imperiales.» A Eduardo Gudynas lo acusan de esto en el Perú pero desde el polo contrario. Las empresas mineras acusan a los antimineros de ser «chavistas». No tengo idea donde pone el Vicepresidente a Joan Martínez Alier y sus seguidores de la revista de Ecología Política. Tampoco al Papa Francisco, quien tuvo una exitosa visita recientemente en el país del sur, quien con su encíclica Laudato si’ Carta Encíclica sobre el cuidado de la casa común ha dejado sin dormir a muchos conservadores. Jeb Bush dijo que él no tomaba sus recomendaciones de política económica del Papa. La agenda ambiental es anatema para la derecha internacional y para Bolivia. ¿Qué tienen en común el gobierno de Evo y la derecha internacional? ¿Para qué se enfrenta el Vicepresidente a la izquierda internacional haciendo señalamientos imprecisos? No todas las ONGs internacionales son agencias del imperialismo y no todas las posturas ambientales siguen los lineamientos de USAID.
Finalmente, estamos en una encrucijada donde los gobiernos progresistas deben dar muestra que lo son no acechando a sus adversarios y no golpeando a sus ciudadanos. Estamos en un momento de volver a pensar sobre qué hacer con el futuro en un contexto internacional que dejó de ser el del año 2003 y con una teoría económica dominante que acaban de decir que está caduca. Hay temas más serios que mantenerse en el poder y tener toda la razón. Tener mucha razón basta a estas alturas.
Oscar Ugarteche es Investigador titular del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, miembro del SNI/CONACYT
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