Queremos mostrar primeramente nuestra profunda alegría por la puesta en libertad de Begoña y Mikel, a la vez que denunciamos las graves acusaciones que se han presentado por una acción de un carácter radicalmente humanitario y político, así como por la imposición de la fianza. Mostramos, asimismo, nuestro compromiso de seguir impulsando acciones de solidaridad […]
Queremos mostrar primeramente nuestra profunda alegría por la puesta en libertad de Begoña y Mikel, a la vez que denunciamos las graves acusaciones que se han presentado por una acción de un carácter radicalmente humanitario y político, así como por la imposición de la fianza. Mostramos, asimismo, nuestro compromiso de seguir impulsando acciones de solidaridad y de desobediencia civil a favor de las personas migrantes y refugiadas y en contra de las políticas de barbarie que alientan la Unión Europea y sus gobiernos.
La petición fiscal, refleja la hipocresía con la que se trata la migración y el refugio Queremos rechazar y denunciar los contenidos de la petición fiscal presentada ante Begoña y Mikel, así como la hipocresía que refleja frente al trato que reciben cotidianamente personas migrantes y solicitantes de asilo.
De esta manera, nuestras compañeras fueron acusadas de «favorecer la inmigración ilegal», mientras que son más de 62.700 personas las que se encuentran atrapadas y sin libertad de movimiento en Grecia, desde que la UE decidera cerrar la llamada ruta de los Balcanes. Miles de personas que, no lo olvidemos y al igual de lo que ocurre en otros lugares, escapan de la guerra, de los desplazamientos forzados, de la persecución por motivos de género y de la miseria (según Naciones Unidas en el mundo hay 244 millones de inmigrantes que viven en un país distinto al que nacieron). Personas ante las que Europa incumple sus compromisos con los derechos humanos y niegan el amparo y la acogida.
Por si no fuera suficiente, también fueron acusadas de «impudencia grave para la integridad de las personas refugiadas». Las propias personas refugiadas saben perfectamente qué es lo que pone en peligro sus vidas: la pobreza, los conflictos ambientales y las guerras de las que escapan, así como las restricciones a su movimiento a través de legislaciones migratorias injustas e inhumanas. Mientras se preparaba en tierras griegas la acción por la que Bego y Mikel son acusadas, ACNUR hacía pública la noticia de que sólo el martes 22 de diciembre más de 100 personas murieron tratando de cruzar el Mediterráneo, siendo ya más de 5000 las fallecidas en su intento de llegar a Europa en 2016. Integridad física de las personas refugiadas que está en juego, por tanto, por las políticas restrictivas de control de las migraciones, por el propio hacinamiento que sufren en campos y centros de detención que no cumplen las mínimas condiciones humanitarias, por la violencia y las violaciones que sufren las mujeres y niñas migrantes, por los continuos abusos que se producen en las detenciones, traslados policiales y expulsiones…
Hipocresía de los gobiernos europeos
Al día siguiente de la detención de Begoña y Mikel y tras hacer pública la denuncia de su situación, el gobierno español anunció la llegada de 198 personas refugiadas, que elevan a 898 las actualmente acogidas en el estado, un 5% del total pactado con la Unión Europea (17.000). Una cuota raquítica e injusta que ni siquiera este gobierno (al igual que sus homónimos europeos) está cumpliendo.
Las 8 personas que viajaban con nuestras compañeras, son una pequeñísima muestra de las miles que esperan hartas en campos de refugiados a que la Unión Europea cumpla sus compromisos (insistimos que raquíticos) de reubicación. Hartas de esperar a que Europa respete el derecho internacional y dé protección a quién escapa de las guerras. Una Europa que sigue defendiendo las prácticas de las empresas transnacionales y vendiendo armas a los países en guerra de los que escapan las personas, a través de las mismas empresas que a su vez desarrollan sofisticados sistemas de vigilancia y control en sus fronteras. Una Europa, por tanto, directamente responsable de la muerte y de la inseguridad de miles de personas.
La solidaridad y la desobediencia como deber
La constatación de esta barbarie es la que nos impulsa, ante la inacción y la complicidad de los gobiernos, a promover desde la sociedad civil acciones de solidaridad, denuncia y movilización, así como también de desobediencia.
Entendemos que el camino de la desobediencia civil es absolutamente legítimo ante leyes injustas y ante políticas migratorias y de cierre de fronteras de la Unión Europea, que chocan con los derechos humanos y provocan la muerte o el que miles de personas se encuentren, como en el caso de Grecia, en un limbo jurídico.
Por ello estamos orgullosas y orgullosos de la generosidad y el compromiso de Begoña y de Mikel, así como del de todas las personas que de una manera u otra hemos colaborado en esta iniciativa o de las miles que vienen desarrollando cotidianamente en todo el mundo acciones similares. Nos comprometemos a seguir trabajando en esa línea y hacemos un llamamiento para que la ciudadanía, organizaciones sociales, políticas y sindicales, instituciones locales, etc. impulsen iniciativas desobedientes que conviertan a nuestros pueblos y ciudades en tierra de acogida.
Solicitamos la retirada de los cargos a Begoña y Mikel. Les queremos, igual que a todas las personas migrantes y refugiadas en nuestras casas y pueblos Solicitamos, por tanto, que Begoña y Mikel queden libres de cargos. Les estamos esperando ya en casa, con sus familiares, amigos y amigas. Contamos con ellos en nuestras organizaciones para seguir trabajando en favor de una sociedad más justa y más libre.
Instamos a los gobiernos vasco, navarro y español a que se comprometan con esta petición y se impliquen en su resolución. Les instamos, al igual que al resto de instituciones y gobiernos a que modifiquen su papel en el desarrollo de unas políticas migratorias injustas e inhumanas. A que declaren sus territorios como zonas de acogida y, si es necesario, no colaboren y desobedezcan ante medidas contrarias a los derechos humanos.
En ese sentido, mostramos nuestro compromiso para que las ocho personas que viajaban con ellas, al igual que el resto de las que se encuentran detenidas en el limbo jurídico griego, así como en el resto de injustas fronteras de nuestro mundo, vengan a las tierras, ciudades y pueblos de la Europa solidaria.
Llamamiento a la movilización
Finalmente, llamamos al conjunto de la ciudadanía y a los diferentes agentes sociales a que participen en las movilizaciones convocadas en solidaridad con Begoña y Mikel y, especialmente, con las miles de personas migrantes y refugiadas atrapadas en Grecia y en otras fronteras del planeta. Movilizaciones de denuncia y de compromiso en la lucha frente a la barbarie.
Mostramos finalmente nuestro profundo agradecimiento por las numerosas muestras de solidaridad que nos han transmitido cientos personas y de organizaciones sociales, políticas y sindicales, no sólo de nuestro entorno más cercano, sino de todo el mundo. Gracias, de corazón.
LA SOLIDARIDAD NO ES UN DELITO
YO TAMBIÉN LO HARÍA