En marzo de 2011, una coalición de organizaciones bastante diversas de la izquierda revolucionaria consiguió un importante logro en las elecciones parlamentarias de Irlanda, obteniendo cinco escaños. Otras candidaturas independientes, muchas de ellas de la izquierda radical, también lograron escaños. Después de años al margen del debate político nacional, esto representó un avance histórico para […]
En marzo de 2011, una coalición de organizaciones bastante diversas de la izquierda revolucionaria consiguió un importante logro en las elecciones parlamentarias de Irlanda, obteniendo cinco escaños. Otras candidaturas independientes, muchas de ellas de la izquierda radical, también lograron escaños. Después de años al margen del debate político nacional, esto representó un avance histórico para la política radical anticapitalista y socialista. Todo ello ocurrió después de que una crisis política y económica sin precedentes golpeara a Irlanda en 2007.
La izquierda revolucionaria ha sido capaz de emplear el parlamento como una plataforma para movilizar y alentar la resistencia fuera del mismo contra las medidas de austeridad. Los parlamentarios revolucionarios encabezamos en su día una gran campaña nacional de desobediencia civil y boicot contra un nuevo impuesto a los hogares, en la que se manifestaron miles de personas por todo el país. Jugamos también un papel importante en promover la oposición a los recortes contra las personas discapacitadas, padres y madres solteras, estudiantes, educación secundaria y sanidad.
Actualmente, estamos liderando una importante campaña contra los planes para privatizar el cultivo de los bosques públicos, que según parece culminará con éxito. También hemos logrado hacer uso del parlamento y la cobertura de los medios de comunicación para introducir en el discurso político dominante argumentos sobre el cobro de impuestos a los ricos y a las empresas, o sobre obras y empresas públicas.
Con este perfil a nivel nacional, hemos sido capaces de organizar grandes mítines y afiliar a activistas, tanto a organizaciones políticas revolucionarias como a una coalición radical más variada, en distintos lugares del país, incluyendo zonas rurales, donde la izquierda radical no tenía implantación anteriormente.
El mayor desafío al que nos enfrentamos actualmente es el de aprovechar las inmensas posibilidades que existen para construir la resistencia a la austeridad y para la construcción de la izquierda radical, a la vez que intentamos evitar caer en el sectarismo o en el oportunismo político. La clave para enfrentarnos a esta compleja situación ha sido centrarnos en emplear el parlamento para estimular la resistencia fuera del mismo, esto es, en los lugares de trabajo, en los barrios y en las calles.
En particular, nos hemos focalizado en construir PeopleBeforeProfit Alliance (PBPA), una coalición contra la austeridad y anticapitalista de grupos diversos, que incluye socialistas, sindicalistas, ecologistas y portavoces de barrios y comunidades. PBPA está reuniendo a muchas personas y abriendo espacios por todo el país, donde los encuentros son focos de agitación que trabajan de cerca con todas las campañas contra la austeridad y de participación ciudadana de la localidad. Son asimismo un elemento activo y político dentro de movimientos más amplios que crea un puente entre campañas sobre temas particulares y contra los recortes.
En los encuentros de PBPA y dondequiera que hablamos y agitamos, decimos: «Sí, nos presentamos a las elecciones pero las acciones masivas de trabajadores y trabajadoras y ciudadanos y ciudadanas comunes son la clave para lograr un cambio real, no las elecciones».
Lenin dijo una vez: «El parlamento es un montón de estiércol. Puedes subirte encima para gritar más alto pero, hagas lo que hagas, no caigas en él». Ésta es la estrategia que creemos que debemos seguir.
Richard Boyd Barret es diputado de UnitedLeft Alliance en el Parlamento de Irlanda.