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Colonia: fascistas invisibles

Antifascistas ahuyentan a los organizadores de la conferencia contra el Islam

Fuentes: Peace Reporter

Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti

Jugaron al gato y al ratón durante toda la mañana. Periodistas y movimientos antifascistas, perseguidos por la policía. Habían fijado la conferencia de prensa de la gran manifestación en Colonia contra la islamización (Westfalia) a las 11 de la mañana en el distrito de Nippes, cercano a la gran catedral gótica, único vestigio de la ciudad medieval que quedó en pie tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Pro-Koeln -así se llama la organización «cívica» populista formada hace cinco años para protestar contra la construcción de la mayor mezquita de Alemania en el barrio de Ehrenfeld- cogió a todos por sorpresa. Para evitar las protestas de los antifascistas (se esperaban unas 50.000 personas en la plaza del mercado) Pro-Koeln decidió celebrar la «conferencia de prensa internacional» cinco kilómetros más al sur de lo previsto. La nueva sede debía ser el distrito de Roedenkirchen, a orillas del Rin. Allí se reunieron todos, incluidos un puñado de militantes antifascistas los cuales, anticipándose incluso a los periodistas de la Ard, el canal nacional alemán, la Zeit y otros, los acogieron con pitos y eslóganes, amenazándoles con agredirlos físicamente.

La fuga, por lo que cuenta el único periodista que asistió a la escena, el corresponsal local del Tageszeitung, Pascale Beucker, fue precipitada. La decena de políticos y activistas de Pro-Koeln abandonó deprisa Rodenkirchen Rin para dirigirse hacia el puerto fluvial de Nihl, seis kilómetros al norte. Beucker fue el único que presenció los insultos y las piedras que lanzaron los antifascistas, que obligaron a los de Pro-Koeln a abandonar los amarres a la carrera.

En Colonia la mayoría de la población es favorable a la mezquita y no siente hostilidad alguna por los inmigrantes. Los musulmanes son el 12% y su presencia se ha caracterizado siempre por el diálogo y la integración con los residentes. Hasta que la lista cívica de Pro-Koeln no empezó a interferir en el proyecto de la gran mezquita proyectada por el arquitecto alemán Paul Bohem, que «hará sombra» a la gran catedral gótica y «alterará» el trazado urbano de Colonia.

Hace tres semanas el alcalde de la CDU, Fritz Schramma, dio luz verde al proyecto. La mezquita se hará en Ehrenfeld, barrio musulmán de mayoría turca. La financiarán los turcos. La Comisión para los asuntos religiosos del gobierno turco, mediante una rama de la organización Ditib, que opera en Colonia, pondrá gran parte de los 20 millones de euros destinados a edificarla. Entre los muchos financiadores figuran también más de 800 donaciones de otras organizaciones musulmanas. Como respuesta a la ordenanza municipal, Pro-Koeln convocó a una selección de políticos de extrema derecha de todas partes de Europa: Jean Marie Le Pen (que declinó la invitación), Heinz-Christian Strache, austriaco del FPO (Partido para la libertad), Filip Devinter del partido belga Vlaams Belang (Interés flamenco), el italiano Mario Borghezio de la Liga Norte. Se les espera en la plaza del mercado, a pocos metros de la catedral, hoy a las 11, donde junto con unos mil neonazis, naziskin y otras siglas fascistas, deberían celebrar la manifestación anunciada.

Sin embargo, la movilización antifascista es talmente sonada e imponente (50.000 personas en la contramanifestación de los sindicatos, por no hablar de los movimientos beligerantes antifascistas que, gracias a un tam-tam general intentarán impedir que se celebre) que la policía se ve desbordada.

Ayer por la mañana, decenas de camionetas de la policía esperaban a que el barco -qué ironía que se llame «Moby Dick»- atracara, pero el capitán Marcus Wiener, líder de Pro-Koeln, eludió a los periodistas y a los agentes manteniéndose lejos de la orilla. Todo el mundo esperando, pero los fascistas no atracaban. Hasta que lo hicieron en Bastion, un muelle cercano al zoo municipal. Blindados y protegidos por los policías, resultó imposible verles. Los pocos periodistas que quedaron, pacientes e incansables, no pudiendo acercarse, pudieron solamente verlos de lejos. Como se mira a los animales exóticos en las jaulas del zoo.

Fuente: http://www.peacereporter.net/dettaglio_articolo.php?idc=&idart=12238