Esther Vivas, activista social y autora de libros y publicaciones sobre globalización, movimientos sociales y consumo responsable.
DIAGONAL: Muchos de los integrantes de la lista provienen de los movimientos sociales y nunca se habían presentado como candidatos de un partido político… ¿Por qué apostar por la representación política en un parlamento? ¿Por qué no empezar con candidaturas municipales?
ESTHER VIVAS: Pensamos que hace falta una izquierda que rompa con las políticas social-liberales de gestión del sistema. Una izquierda que recupere una práctica política ligada a las luchas, impulsada por gente joven, por mujeres, por inmigrantes, en definitiva, por aquellos que sufrimos en primera persona las consecuencias de la globalización capitalista, de la privatización, del expolio. Creemos que es necesario empezar a construir un referente político y consideramos que nuestra iniciativa, de plantear una candidatura anticapitalista a las elecciones europeas en un contexto marcado por la crisis, es un primer paso en esta dirección.
No contraponemos nuestra candidatura a las europeas a otras experiencias políticas o iniciativas de tipo local, como por ejemplo las diversas experiencias de candidaturas locales que hay en Catalunya, al contrario, forman parte de una misma lógica, la de la búsqueda de una alternativa a lo existente.
D.: En estas elecciones también se presentan otras iniciativas, con un discurso en ocasiones semejante a IA en sus visiones sobre la crisis y el modelo de Estado… ¿por qué no una candidatura conjunta?
E.V.: Pensamos que el acuerdo con otras organizaciones políticas debe de ser fruto de procesos que se construyen «desde abajo» y en el tiempo, fruto de una confluencia real en las luchas sociales, cosa que no se ha dado de forma suficiente hasta ahora. No creemos en acuerdos electorales por arriba ni «en frío». Por este motivo, no hemos planteado una candidatura conjunta con otras organizaciones, pero sí una iniciativa abierta a todas aquellas personas con las que compartimos objetivos y luchas en la práctica. El nuevo referente político a construir no debe de ser resultado simplemente de una suma de siglas, sino de la convergencia entre lo mejor de la tradición obrera, de los nuevos movimientos sociales y de la incorporación de nuevas generaciones de militantes, sólo así podremos construir una auténtica izquierda ligada a las luchas y a los movimientos de base. El gran reto histórico es organizar políticamente a muchos de las y los activistas activos socialmente pero que permanecen escépticos acerca de la posibilidad de construir una alternativa política.
D.: Otros partidos de izquierda también han apelado, y apelan actualmente, a los movimientos sociales, para representar en el Parlamento sus luchas. ¿Cuál es la diferencia en el caso de IA?
E.V.: Bueno, en realidad, nosotras y nosotros no apelamos a los «movimientos sociales»; estamos en ellos, antes, en y después de las elecciones. Ése es nuestro compromiso fundamental. Por eso, la palabra «representar» nos parece exagerada. Aspiramos a construir una izquierda política que sea leal con las luchas y movimientos sociales, que pueda ser apoyada pero también controlada por ellos. Ésta es la condición para que pueda haber representantes parlamentarios que merezcan confianza.
D.: La crisis económica y la situación en el País Vasco, con la proscripción de la izquierda abertzale de las instituciones, marcan las elecciones europeas en el Estado español. ¿Qué análisis tiene IA en estos dos asuntos? ¿qué salidas propone?
E.V.: Por decirlo en pocas palabras, la estrategia capitalista frente a la crisis se basa en una gigantesca e inacabable transferencia de fondos públicos a entidades financieras y a empresas privadas. Desde Izquierda Anticapitalista proponemos una estrategia que empiece exactamente en sentido inverso: hay que lograr la devolución al espacio público no sólo del dinero público expropiado por las políticas neoliberales por medio de privatizaciones, rebajas o anulación de impuestos directos, etc., sino también de los derechos sociales que nos han arrebatado, poner fin a la mercantilización de la vida que, bajo gobiernos de cualquier signo se ha impuesto desde hace ya 30 años.
En cuanto al «conflicto vasco», apostamos por una solución negociada y por una salida democrática, que tiene que basarse en el reconocimiento del derecho de autodeterminación de Euskal Herria. El primer paso debería ser derogar la antidemocrática Ley de Partidos y anular el proceso fraudulento del 18/98.
D.: ¿Cómo se está desarrollando la campaña? ¿Qué apoyos habéis recibido?
E.V.: La recogida de firmas ha ido muy bien: hemos encontrado mucho ánimo, mucha simpatía, muchas ganas de encuentro incluso con gente que no conocíamos. De hecho, hemos conseguido más de 18 mil firmas en pocos meses, cuando la Junta Electoral Central pedía 15 mil, y se han creado unos cuarenta comités de apoyo en todo el Estado integrados por gentes de IA y por gentes pertenecientes a distintos movimientos sociales.
Vamos a buscar el mayor número de votos posibles, claro, pero nuestro baremo para medir el éxito de la campaña no es la elección de diputados, sino ampliar y fortalecer la confianza y la convergencia entre la izquierda política anticapitalista y la izquierda social en el Estado español.
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