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El Gobierno de Biden no parece dispuesto a poner fin a los implacables e ilegales ataques de Israel contra los palestinos que están atrapados en Gaza.
La magnitud de la violencia que Israel, con el pleno apoyo de Estados Unidos, está ejerciendo sobre los palestinos en Gaza no tiene precedentes y es ampliamente considerada como un genocidio en marcha.
Israel no puede bombardear el camino hacia la paz y, definitivamente, no se le debería permitir hacerlo con armas y municiones proporcionadas por Estados Unidos.
Si Biden quisiera un alto el fuego, podría comenzar por detener los envíos de armas a Israel.
El devastador informe elaborado por la organización israelí para los derechos humanos B’Tselem revela cómo Israel transformó rápidamente el centro penitenciario de Megiddo y otras once prisiones en una red de “centros de tortura”.