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Atacar hospitales, como está haciendo Israel en Gaza con la complicidad de Estados Unidos, constituye un crimen de guerra.
Estados Unidos, como principal proveedor de armas de Israel, podría detener los bombardeos con una simple llamada telefónica. De no ser así, la guerra de mayor alcance que Biden espera evitar parece cada vez más plausible
Corte Internacional de Justicia
Tres estudiantes palestinos baleados
Rashida Tlaib, congresista palestino-estadounidense