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La reciente cumbre de los BRICS y la invitación a ser parte de este bloque a países como Argentina, Egipto, Irán, Arabia Saudita, Etiopía y Emiratos Árabes ha despertado el interés de parte de ciertos sectores de izquierda, progresistas y hasta decoloniales, que lo han visto como un paso más para pasar de un mundo unipolar a uno multipolar, dejando atrás cinco siglos de dominación occidental, hegemonizado por Estados Unidos en los últimos 30 años, siendo el último centro del capitalismo mundial.
Si tuviera que nombrar algún tipo de alimento que se vincule directamente con la construcción histórica del patriarcado y la masculinidad hegemónica, es sin duda la carne, la cual hasta el día de hoy sigue siendo la preferida de gran parte de los hombres, prefiriéndola por razones que van mucho más allá de un tema de gusto o de dieta específica.
A solo meses de la elección presidencial en Argentina, el futuro de aquel país, al igual como ha pasado en distintos lugares del mundo, se encuentra amenazado por candidatos de una nueva derecha reaccionaria y negacionista, que con tal de ser elegidos son capaces de decir cualquier cosa para atraer la atención.
El reciente ofrecimiento de parte del gobierno de Chile de residencia y nacionalidad a las y los nicaragüenses que fueron expatriados por la dictadura de Daniel Ortega (1), no solo nos debiera poner muy contentos a quienes pensamos que este tipo de medidas son fundamentales como gesto de solidaridad regional, sino también es clave para la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en el país y el comienzo de una sangrienta historia de 17 años con Pinochet a la cabeza.
Este 2023 será un año bastante especial para Chile, no solo porque nuevamente se votará una propuesta constitucional por el pueblo chileno el próximo 17 de diciembre, sino que será también dentro del marco de los 50 años del golpe de Estado de 1973.


