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Escribe Ramón J. Sender desde su exilio en California a Carmen Laforet: «Es la primera mujer que escribe sin tratar de imitarnos ni de disfrazarse de “gran hombre”». Para Sender, sea lo que sea lo que eso signifique, Nada, publicada veinte años antes de esa carta, es la primera gran obra maestra “realmente femenina” de nuestras letras. Ella le responde: «Las pobres escritoras no hemos contado nunca la verdad, aunque queramos. La literatura la inventó el varón y seguimos empleando su mismo enfoque para las cosas. Yo quisiera inventar una traición para dar algo de ese secreto». Y sigue: «Para que poco a poco vaya dejando de existir esa fuerza de dominio, y hombres y mujeres nos entendamos mejor, sin sometimientos ni aparentes ni reales de unos a otros… tiene que llover mucho para eso».Era el año 1966. ¿De qué traición habla? ¿De qué verdad?
Primo Levi repite una y otra vez poemas en el campo de concentración de Auschwitz. Lo hace porque necesita sentir que algo le salva del horror y la deshumanización , del hambre y las chimeneas. Porque a través de esos versos se mantiene atado a un viejo mundo conocido donde los hombres no se exterminaban […]