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La necesidad real de un pensamiento latinoamericano propio continúa siendo una vieja utopía, no porque no haya materia pensante en nuestro continente sino porque todas las formas propias fueron reprimidas y demonizadas desde el año 1492.
El universo digital dio a fascistas y neonazis la protección del anonimato, el que, con los años de práctica, maduró el odio y unas pocas ideas básicas, como la “lucha contra el comunismo” y “contra la ideología de género”.
En Estados Unidos, en diciembre de 2021, la activista conservadora Lisa Hansen denunció que había escuchado que en las escuelas estaban poniendo cajas de arena en los baños para “los estudiantes que se identifican como gatos”.
La lista de organizaciones mafiosas y terroristas con sede en Miami es demasiado extensa como para incluirla en un artículo, pero bastará con decir que, con excepciones, es consistente con su grado de impunidad, algunos por haber pertenecido a la CIA y otros por sus conexiones políticas.
Sólo por considerar lo ocurrido en Estados Unidos después del 11 de septiembre podemos ver que ningún grupo terrorista islámico puso nunca la existencia de este país en peligro, pero en nombre de “la seguridad nacional” se exterminaron derechos de los mismos ciudadanos estadounidenses a la privacidad de su información y se desató una tormenta de censuras y autocensuras en los medios, para no hablar de la escandalosa e impune violación sistemática de los derechos humanos de millones de personas alrededor del mundo.
Moscas en la telaraña (fragmento)
El filtrado de información clasificada, secreta, ha sido por mucho tiempo una práctica de los poderes oscuros de Washington, la mayoría de las veces con propósitos propagandísticos.
¿Cómo no recordar la persecución de negros, gays y lesbianas que en Estados Unidos habían puesto en práctica el senador Arthur McCarty y el infame director del FBI, Edgar Hoover, durante la Guerra Fría, por considerar que los negros y homosexuales eran propensos a traicionar a su país y a su religión al simpatizar con las causas comunistas de justicia e igualdad?
En Florida y en todo el país, los sistemas de educación deberían empezar por una materia llamada “Hipocresía patriótica” para desarrollar la capacidad intelectual de enfrentar la realidad histórica sin edulcorantes y sin las fantasías de Hollywood, de Disney World y del Ku Klux Klan.