Culpar a los últimos gobiernos de la ciudad, en manos de els Comuns, de una dinámica global que lleva décadas de inercia, no es solo naif, sino claramente malintencionado.

Mientras el FMI expulsa a los africanos de sus países, la UE les cierra las puertas. Obligados administrativamente a ganarse la vida en los márgenes de la legalidad, hasta el apoyo mutuo y la solidaridad entre ellos se acaba poniendo bajo sospecha

En el caso de Teresa Romero, a la feminización de los cuidados, traducida, en este caso, en su profesión como auxiliar, habría que añadir el de clase.