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LA SINRAZÓN «(…) empecé a morderme las manos desesperado, y ellos, creyendo que yo lo hacía obligado por el hambre, se levantaron con presteza y dijeron: «Padre, nuestro dolor será mucho menor, si nos comes a nosotros: tú nos diste estas miserables carnes; despójanos, pues, de ellas»». Cuán angustiosos debieron ser los últimos días de […]