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Desde una estricta perspectiva de políticas económicas, las medidas italianas para atender la crisis del COVID-19 tienen un fundamento: conservar y alentar la demanda, para que la oferta de bienes y servicios no caiga o se restituya pronto. Es una lección aprendida desde mediados del siglo XX. En definitiva, mantener el mercado interno de consumo. En países de América Latina, como Ecuador, sucede todo lo contrario.
Durante el siglo XIX, el cacao fue el principal producto de exportación del Ecuador y su ciclo de gran auge ocurrió entre 1880 y 1920. A ese compás económico acompañó la afirmación del régimen oligárquico, en el cual una elite vinculada a las haciendas, la agroexportación, el comercio y la banca, hegemonizó la vida política.
Con la “Ley de fomento productivo”, los grandes grupos económicos dejaron de pagar 987 millones de dólares. Es un monto que habría servido para entregar un bono de 197 dólares por un mes a los 5 millones de ecuatorianos que han tenido que sobrevivir una cuarentena inédita
Frente a los criterios del empresariado neoliberal, Ecuador debe aspirar a que, en algún momento, surjan dirigentes empresariales con ideas modernas y de avanzada, que sean capaces de encarar al país en sus necesidades sociales y no exclusivamente en los buenos negocios particulares.


