Julio García Camarero

Artículos

Todos los veranos los medios de información nos inundan con una muy buena noticia a celebrar muchísimo. Se trata del vertiginoso crecimiento del megaturismo en el mundo, potenciado por los insaciables intereses del neoliberalismo global y sus poderosas megacorporaciones globales globales.

El Consenso de Washington (W. C.), del que casi no se habla, es el que marcó en 1989 la pauta universal (global) para llegar hoy a esta distopia insufrible y suicida del neoliberalismo global.

Podríamos mencionar algunas definiciones de liberalismo que difieren en alguna medida.

Debido a la acelerada actividad productivista-consumista y a la obsesión por el crecimiento, estamos cayendo de forma acelerada en el Calentamiento Global, el cual ya se acerca mucho a un límite irreversible, a un colapso climático con consecuencias apocalípticas, aunque esta expresión suene muy fuerte. Por esta razón, el decrecimiento no es cuestión de una elección que podamos hacer voluntariamente, el decrecimiento es una consecuencia inevitable motivada por el consumismo, el despilfarro y la esquilmación de recursos. El decrecimiento económico vendrá, lo quieran o no lo quieran los crecentistas.

El 24 de febrero de este año, hubo en Madrid y otras ciudades una manifestación contra la guerra de Ucrania. Pero es muy conveniente ver que existe un importante matiz entre “la guerra” y “las guerras”.

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