Laurent Perpigna Iban

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El sur del Líbano es escenario de una nueva escalada entre Hezbolá y el ejército israelí. Mientras la población teme verse inmersa en una guerra total, la devastación causada por ocho meses de enfrentamientos ha dejado ya una huella profunda en los habitantes de la zona.

Sumido en una crisis económica sin fin, prisionero de un sistema político superado y rehén de una clase política mitad mafiosa-mitad feudal, el Líbano agoniza lentamente. ¿Serán estas elecciones legislativas las del cambio? No parece tan claro.

Con miles de heridos, arrestos y procesos judiciales iniciados contra manifestantes, ya a sus espaldas, el Estado libanés lo ha dejado claro: está dispuesto a todo con tal de reducir a silencio el movimiento de protesta iniciado en octubre de 2019. Un levantamiento cuyo fantasma todavía flota sobre un país herido, y que tardará mucho tiempo en recuperarse de un año definitivamente trágico.