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Hay un punto de coincidencia generalizada entre autoridades monetarias, gobiernos y especialistas respecto de cuatro factores clave que podrán determinar el fracaso de la recuperación y una recaída de la crisis: El agravamiento del desempleo (principalmente en EEUU y Europa), la no reactivación del consumo, la desaparición del crédito para la producción, y los interrogantes que persisten en caso de que los bancos centrales levanten los estímulos (planes de rescate) a bancos y empresas. A este panorama se suman los déficit (baja de la recaudación) y la inflación (que podría desatar otra crisis alimentaria a escala global). Pero a estos factores hay que agregar otro: El regreso de la «burbuja» a Wall Street de la mano de una nueva especulación con los bonos corporativos que podría precipitar otro desenlace de colapso económico proyectado desde EEUU a todo el planeta.
Actores centrales del colapso financiero que luego devino en crisis recesiva con despidos laborales en masa en EEUU y Europa (que todavía continúan), protagonistas (y responsables) hegemónicos de la depredación especulativa con la «economía de papel» (sistema del apalancamiento) que devastó a las economías reales del planeta (de la que todavía no se han recuperado), los banqueros, en su propio feudo de Davos, en el foro universal del capitalismo «sin fronteras», pasaron (en un vuelo sin escalas) del estrellato a la decadencia.
Del mismo modo que la crisis financiera obligó a romper con el «libre mercado» (haciendo intervenir al Estado en el salvataje del capital privado), el colapso recesivo (todavía no superado) y el estallido del déficit fiscal obliga a la primera potencia a aplicar recortes en el gasto público de su propia población, que ya padece en carne propia el costo social del derrumbe de la economía.
Hay un punto de coincidencia generalizada entre autoridades monetarias, gobiernos y especialistas respecto de cuatro factores clave que podrán determinar una recaída de la crisis: El agravamiento del desempleo (principalmente en EEUU y Europa) la no reactivación del consumo, la desaparición del crédito para la producción, y los interrogantes que persisten en caso de que los bancos centrales levanten los estímulos (planes de rescate) a bancos y empresas. A este panorama se suman los déficit (baja de la recaudación) y la inflación (que podría desatar otra crisis alimentaria a escala global).
Socialmente en decadencia, políticamente vaciado de pensamiento estratégico, económicamente agotado y en crisis, el sistema capitalista (léase el «mundo único») continúa pateando sus conflictos para adelante en total control de los procesos mundiales y sin un enemigo estratégico que le ponga piedras en el camino.
Socialmente en decadencia, políticamente vaciado de pensamiento estratégico, económicamente agotado y en crisis, el sistema capitalista (léase el «mundo único») continúa pateando sus conflictos para adelante en total control de los procesos mundiales y sin un enemigo estratégico que le ponga piedras en el camino». Ese es el punto inicial para comprender porqué la […]
El sistema capitalista no sólo arroja al hambre, la marginalidad, la desprotección social, las privaciones y las enfermedades, a miles de millones de seres humanos en el planeta, sino que ahora, además, sus expertos andan estudiando la manera de reciclar esa masa mayoritaria de desecho humano y social que deja la explotación del hombre por el hombre, en nuevos mercados con «potencialidad de desarrollo» y vetas de rentabilidad asegurada.
La fórmula se resume así: El déficit fiscal (caída de la recaudación ) impide la reactivación del gasto social por parte del Estado, la contracción del crédito (destinado a la producción) impide la reactivación del consumo, y el desempleo (despidos masivos por falta de ventas) es el resultante conflictivo social de la no reactivación plena de la economía. El cóctel, como resultante natural, ya incuba una crisis social de difícil pronóstico y desarrollo tanto en EEUU como en Europa.
Simultáneamente con los anuncios oficiales de salida de la recesión y/o de «recuperación gradual» de la economía global, el dólar estadounidense experimenta una caída constante en su cotización que no parece tener fin. El derrumbe de la divisa estadounidense es paralelo, a su vez, a una recuperación acelerada de las bolsas y los mercados de especulación financiera acompañada de una revaluación (también constante) del euro y de una nueva escalada de los precios del petróleo y de las materias primas (incluido el oro). ¿Cómo se explica este cóctel? Fundamentalmente, por la relación del dólar con la especulación financiera, y por el rol (paradójico) que cumple su descenso en la reactivación post-crisis de la primera economía imperial.
Según la ONU, con «menos del 1%» de los fondos económicos que han utilizado los gobiernos capitalistas centrales para salvar al sistema financiero global (bancos y empresas que han desatado la crisis económica), se podría resolver la calamidad y el sufrimiento de miles de millones de personas (casi la mitad de la población mundial) que […]