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Durante el primer Plenario Presencial del Consejo Agroindustrial Argentino realizado el 13 de octubre, Julián Domínguez, titular del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca (MAGyP), propuso su proyecto de reactivación desde el sector: el Plan Agrobio-Industrial Sostenible (PAIS) 2020-2030. Allí dijo: «Les pido que reconstruyamos un lenguaje común, que tengamos un mensaje país». Lo cual parece mucho más que una sigla.
Luego de cuatro años de resistir la avanzada neoliberal, volvió el campo popular al gobierno, y uno de los temas centrales de debate en este 2021, es la concesión de la “mal” llamada Hidrovía Paraguay-Paraná.
Nuestra Argentina, mal que nos pese, presenta un desarrollo desigual. No hace falta recorrer el interior de las provincias del noroeste, las que suelen tomarse como postal de la pobreza, apenas con andar las periferias de los cordones urbanos del Área Metropolitana de Buenos Aires las desigualdades saltan a la vistas.
La realidad transcurre de forma vertiginosa. La ciencia y el conocimiento son impulsores de transformaciones que pueden dar respuestas a los grandes males que aquejan a nuestras sociedades, o bien pueden agudizarlos generando mayor sometimiento al 99% de la humanidad, y más destrucción de la naturaleza.
La digitalización de muchas de las actividades productivas, trastocó el “tiempo”, haciendo que las horas de trabajo se reduzcan a minutos y las distancias pasen desde la cama a la sala.