Mariano Procopio

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Andrés se asomó a la ventana y sonrió pleno de satisfacción, eran las 8 de una mañana espléndida que prometía un sol radiante. Se vistió informalmente como siempre que hacía buen tiempo. A las 10 horas lo esperaban decenas de personas. Andrés no se sorprendió en lo más mínimo cuando a pocos metros de llegar […]