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Ha causado clamor la noticia: «¡Walesa, espía comunista!». En un libro escrito por dos historiadores del Instituto Nacional de la Memoria (IPN), se afirma que Lech Walesa, bajo el apodo «Borek», colaboró con los servicios secretos comunistas polacos a principios de los 70 y recibió 13.000 zoloty por sus servicios. Quien ha filtrado el dato -el libro aún no se ha publicado- ha sido el consejero para la seguridad nacional del Presidente Lech Kaczynski. Walesa niega todo. Lo defiende el Primer Ministro, Donald Tusk. Detrás de la polvareda que tiene como protagonista al antiguo líder de Solidaridad, la sombra del IPN y de la ley de depuración histórica, la Lustracja. Se traduce a continuación una columna que cuenta su origen y sus consecuencias inquietantes en el presente. (Traducción e introducción por Gorka Larrabeiti)