Rosario Granado

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En las fotos de manifestaciones palestinas de estos días pueden verse entre banderas y pancartas centenares de humildes cucharas. Cucharas como la que usaron seis prisioneros palestinos para excavar un túnel y escapar del siniestro centro de detención de Gilboa en el norte de Israel. Fue el pasado 6 de septiembre. Sus ansias de libertad, su perseverancia, su astucia y una cuchara, que se ha convertido ya en símbolo de la liberación palestina, como únicas herramientas.

Mientras que en todo el mundo estamos atentos a la pandemia, sufriendo con el cierre de empresas y el paro, la ruina y la depresión, la enfermedad y la muerte, ellos, los comerciantes de armas, no descansan. Sus lucrativos negocios van viento en popa, sus fortunas crecen a buen ritmo.